lunes, 18 de agosto de 2014

Viaje al país de los Andes - Chile (2014)

VIAJE AL PAÍS DE LOS ANDES (2014)





INTRODUCCIÓN

Este es el relato de un viaje que teníamos pendiente desde la primera vez que decidimos viajar juntos, hace ya cinco largos años. Era una espinita clavada en el corazón de Alfredo: poder llegar a los confines del mundo - Isla de Pascua.


Al igual que en los últimos viajes en este también recorreremos miles de kilómetros en diferentes medios de transporte (avión, barco, todo terreno) para poder llegar a una de las pocas zonas del mundo donde prácticamente no encuentras civilización en centenares de kilómetros a la redonda, la Patagonia chilena.

Está claro que en este caso vamos a tener una gran ventaja con el idioma, lo cual nos abrirá muchas puertas y solventará algunas que otras incidencias que nos surgirán a lo largo de estos días.

En esta nueva aventura se nos cae del grupo Rafa. Por esas mismas fechas viaja a Argentina con su novia, por lo que nos quedamos los tres mosqueteros: Alfredo (Abuelo), Txemi (Bonus) y yo. Las fechas que elegimos para viajar al Cono Sur son en el comienzo de la primavera en España, otoño en Chile: del 17 de Abril al 02 de Mayo de 2014. De esta forma aprovechamos los días de fiesta de la Semana Santa y podremos contemplar los maravillosos paisajes de la Patagonia justo antes de las primeras nieves.


PREPARANDO EL VIAJE

Al igual que en alguna otra ocasión, los problemas de cuadrar las vacaciones de todos nos retrasa la compra de los billetes. Inicialmente íbamos haber adquirido los asientos de avión con Air France, pero el retraso hace que los precios suban y tengamos que acabar comprándolos con Air Europa.

Buscamos información en la red sobre las rutas que queremos realizar y sobre todo planos y estado de las carreteras en el Sur de Chile. Encontramos muy buena información en la web  Viviendo Chile, Chile es tuyo y Mapas de Chile. Nos son de mucha ayuda los planos de la Región de los Lagos y de Aisén, así como el folleto sobre la Ruta Austral donde encontramos todo lujo de detalles sobre el viaje por esta zona del país. Son de gran importancia los planos de estas direcciones para conocer cuales son los tramos asfaltados y cuales los de ripio, ya que esto condicionará las etapas que hagamos.




ITINERARIO Y PLAN DE VIAJE

Nuestro plan de viaje es el siguiente:
- 17/04/2014: Viaje en avión hasta Santiago de Chile
- 18/04/2014: Llegada y estancia en Santiago de Chile
- 19/04/2014: Estancia en Santiago de Chile
- 20/04/2014: Viaje y estancia en Valparaiso
21/04/2014Estancia en Valparaiso
22/04/2014Estancia en Valparaiso y regreso a Santiago de Chile
23/04/2014Viaje y estancia en Isla de Pascua
24/04/2014Estancia en Isla de Pascua
25/04/2014Estancia en Isla de Pascua
26/04/2014Viaje a Puerto  Montt y Ruta Austral
27/04/2014: Ruta Austral
28/04/2014Ruta Austral
29/04/2014Ruta Austral
30/04/2014Ruta Austral
01/05/2014Ruta Austral y regreso a Santiago de Chile
02/05/2014Vuelo de regreso y llegada a Bilbao


DÍA 1 (17/04/2014). VIAJE EN AVIÓN HASTA SANTIAGO DE CHILE

Como el vuelo Bilbao-Madrid sale a las 21:00 horas tenemos tiempo más que suficiente para preparar las maletas. No tendremos que esperar demasiado en Barajas porque el que tiene destino a Santiago de Chile sale a las 00:00 horas.



DÍA 2 (18/04/2014). LLEGADA Y ESTANCIA EN SANTIAGO DE CHILE

Tras un palizón de viaje cruzando el "charco" llegamos a Salvador de Bahía, la escala de rigor que tenemos que realizar. Estaremos unas dos horas de tránsito y otras cinco horas y media hasta Santiago de Chile.

Lo primero que nos sorprende antes de aterrizar son las impresionantes vistas de los Andes desde la ventanilla del avión. ¡Las montañas están ahí mismo!



Infografía de la Terminal de Santiago de Chile

Sobre las 11:30 horas de la mañana tomamos tierra y pasamos el control de aduanas sin contratiempos. Una vez recogidas las maletas vamos a un cajero automático de los varios que hay en la terminal y sacamos algo de dinero para llegar al centro. Nos dirigimos al exterior del aeropuerto para tomar el autobús que nos va a llevar a la la ciudad. Lo llaman Centropuerto y es muy cómodo. Hay un par de compañías que realizan este trayecto pero la diferencia de precios no es muy grande. Operan desde en torno a la seis de la mañana hasta casi medianoche. Nos llevará hasta la estación de "Héroes", pasando primero por la intermodal "Pajaritos". Aquí nos bajamos y nos metemos en el metro y tomamos la línea 1 con sentido a "Los Dominicos". Nos bajamos tres paradas más allá, en la estación de "Santa Lucía". Tras tres o cuatro cuadras dirección norte llegamos al hotel-apartamentos Lastarria, el cual se encuentra en el número 547 de la calle Huérfanos, en el barrio homónimo del hotel. Hemos elegido esta zona porque a parte de estar muy cerca del centro es bastante tranquila y tenemos el metro muy cerca. Los apartamentos están ubicados en unas altas torres que abarcan una manzana completa donde conviven los lugareños salteados de apartamentos de los diferentes hoteles que allí se ubican. No son excesivamente grandes pero poseen cocina y wifi.



Ubicación del hotel Lastarria Suites



Plano del Metro de Santiago de Chile

Plano del centro de Santiago de Chile

Como todavía no nos tienen preparado el apartamento hacemos el checking, dejamos las maletas y nos vamos a dar una vuelta por la plaza de Armas y la catedral. El día, aunque ligeramente plomizo no es frío. Una pena que cuando llegamos nos encontramos con la plaza vallada y la catedral con andamios. Están de reparaciones y no se puede observar mucho por fuera, por lo que nos metemos dentro del templo en plena misa de Semana Santa. Aquí la gente es super-devota. La catedral está llena a rebosar y hay unas largas colas para confesarse. ¡Esto no lo he visto yo en mi vida en España!


Plaza de Armas en obras

Fachada de la Catedral de Santiago

Confesiones

Rezando el rosario

En un despiste perdemos a Txemi y no logramos encontrarlo. Nos imaginamos que se ha ido al hotel porque anda un poco pachucho. Nos damos una vuelta por los alrededores y nos dirigimos al Palacio de la Moneda. No entramos porque mañana vendremos los tres a visitarlo. Empieza a abrirse un poco el cielo y se filtran unos rayos de luz que caldean un poco la tarde. Nos dirigimos hacia el Mercado Central y por el camino vemos todo tipo de artistas callejeros y vendedores por todas las esquinas. La gente hace mucha vida en la calle, algo que en España ya casi se ha perdido.

Policía montada

Echadora de cartas

Furgón policial junto al Palacio de la Moneda

Artistas callejeros

El Mercado Central se encuentra junto al cauce del río Mapoche. Posee dos zonas bien delimitadas: los puesto de carne y pescado por un lado y la zona de restaurantes más turística por el otro. Lo que más nos llama la atención son la gran cantidad de género que hay y el descomunal tamaño de las almejas, pulpos, etc. que aquí se venden.


Puestos del Mercado Central



Regresamos al hotel en busca de Txemi. Aprovechamos para hacer el registro y nos volvemos otra vez a patear las calles del centro  de la ciudad. Esta vez, un poco hambrientos acabamos en el Mercado de Abastos, al otro lado del río. Desde el puente que se encuentra antes de llegar podemos contemplar dos perros perfectamente acomodados en un viejo sofá que se encuentra en el mismo cauce del río. No serán los únicos perros sin amo que veremos a lo largo del viaje. Parece ser que el Chile está prohibido atrapar y llevar a la perrera a los canes, por lo que estos campan a su antojo por todas partes. Hay gente que incluso les alimenta. La mayor parte del día están tumbados viendo pasar las horas.

Este mercado tiene una pinta totalmente diferente al Mercado Central. Aquí no se ven turistas ni caras viandas. Este mercado es donde la gente del barrio va a comprar a diario. Vemos que en varios puestos están haciendo algo de comida y nos sentamos en una mesa. Pedimos unas costillas a la brasa que están haciendo. ¡Están deliciosas! También nos ponen una pequeña sopa y ensalada de acompañamiento. Lo malo es que no sirven alcohol y nos tenemos que conformar con unos refrescos. Sin embargo, lo que tenemos que pagar es infinitamente menos que al otro lado del río.

Perros en el cauce del río Mapoche

Poco a poco va anocheciendo y seguimos paseando por la rivera del Mapoche hasta que nos entra sed y nos metemos en un garito de mala muerte en entorno del Mercado Central. Este último ya ha cerrado hace tiempo. Se nos juntan un peruano y un colombiano y charlamos durante largo tiempo, pero lo que más hacemos es beber cerveza. El tamaño de las botellas es de 1.2 litros. ¡Una barbaridad para mi aguante! Un poco perjudicados nos marchamos poco a poco en dirección al hotel. Nos cenamos una pizzas por el camino en uno de los pocos locales que quedan abiertos a las nueve de la noche en esta parte de la ciudad.

Anochece en Santiago

Furgón de la policía

De vuelta al hotel pasamos por una comisaría y no hace gracia lo que pone en una de las furgonetas "Traslado de imputados", algo que en España está muy de moda este año. Llegamos destrozados por el largo viaje, jet lag y la caminata durante todo el día por las calles de Santiago. Nos vamos a dormir que mañana queda una jornada maratoniana.


DÍA 3 (19/04/2014). ESTANCIA EN SANTIAGO DE CHILE

No conseguimos dormir muchas horas. A eso de las cinco de la mañana ya estamos levantados. Ello nos permite contemplar un maravilloso amanecer, donde el sol empieza a iluminar el cielo con unos tonos dorados realmente hermosos. El corte de los altos picos nevados de los Andes sobre la ciudad lo intensifican aun más. Al otro lado se encuentra ya Argentina.

Amanece en Santiago

Bajamos a desayunar a la calle y nos tomamos un café bien caliente con un bollo y un zumo en una panadería cercana. Pasamos un rato allí observando las costumbres de los lugareños que van al trabajo.

Calle arriba, antes de llegar al Cerro de Santa Lucia, encontramos una oficina de cambio de moneda con una relación peso/euro muy buena. Así que aprovechamos para cambiar moneda para todo el viaje. 

Como hace una mañana estupenda, con un sol radiante subimos a dicho cerro para contemplar las vistas de la ciudad desde lo alto. Parece ser que el núcleo primitivo de la ciudad de Santiago se fundó en este lugar en 1541. La altura relativa sobre el entorno circundante permitía a los españoles defenderse de los posibles ataques de los mapuches (los oriundos de estos lares).

Cerro de Santa Lucía

Barrio de Lastarria desde el Cerro de Santa Lucía

Seguimos camino y nos dirigimos hacia el pintoresco barrio de Bellas Artes, al Noroeste del cerro. Justo antes de cruzar el puente sobre el río Mapocho, camino hacia el barrio de Bellavista, pasamos junto al Museo Nacional de Bellas Artes, de estilo neoclásico. 

Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago

Cauce del río Mapocho

Cuando cruzamos el puente se nota que hemos entrado en otro barrio. Los edificios son casas bajas, llenas de colorido y graffitis por doquier. También podemos contemplar que en esta zona hay marcha por la noche. Todavía no ha pasado el servicio de limpieza y las calles todavía se encuentran con botellas por el suelo del desenfreno nocturno. Callejeamos durante un buen rato, sin prisa ni mirar el mapa. En esta zona se ubica la casa del poeta más famoso de Chile: Pablo Neruda. 

Graffitis en el barrio de Bellavista





Finalmente llegamos a la base del Cerro de San Cristobal, donde se encuentra el funicular que nos llevará a lo más alto del mismo. Este es el espacio verde urbano mayor de toda la capital, con más de 700 hectáreas. Las vistas desde aquí si que son espectaculares. Al encontrarse casi trescientos metros por encima de la ciudad nos podemos hacer una perfecta idea de su urbanismo y extensión. ¡Es realmente extensa! 


Funicular del Cerro de San Cristóbal



Panorámica de Santiago

En lo alto del cerro se encuentra una estatua de la virgen de 14 metros que se puede contemplar desde gran parte de la ciudad, y que por la noche se ilumina. El lugar se encuentra abarrotado de gente, desde los turistas hasta los lugareños que suben en bici o corriendo para hacer deporte.

Estatua de la virgen

Velas en lo alto del Cerro de San Cristobal

Deportistas en lo alto del cerro

Hay que tener en cuenta que el funicular sólo es de subida. Así que, tras pasar un buen rato contemplando la ciudad de los Andes, nos disponemos a descender por su ladera este hacia el barrio de Providenza. La majestuosa torre del Costaneda Center florece en el centro del barrio cuan torre vigía. No en vano es el edificio más alto de toda Sudamérica, con unos trescientos metros de altura.



Panorámica de los barrios de Providenza y Las Condes

Como el camino de vuelta es por medio de una carretera llena de curvas decidimos tomas uno de los múltiples atajos que cruzan a través del bosque ladera abajo. Por el camino entablamos conversación con una pareja de santiagüeños. Nos cuentan un poco su parecer sobre la sociedad chilena, Pinochet, la crisis, etc. Él es descendiente de navarros y ella es artista y sus orígenes son italianos. Nos lo pasamos bastante bien charlando con ellos porque la mujer está un poco pirada.

Cuando llegamos de nuevo a la zona urbana nos indican la dirección hacia donde ir para tomar el metro. Nos despedimos y nos vamos directos a un supermercado para comprar algo de agua porque con el calor que hace estamos medio deshidratados. Este barrio parece ser un distrito financiero donde hay montones de edificios de oficinas y sucursales bancarias. Tomamos el metro en la estación de Los Leones y retornamos hacia el centro de la ciudad, bajándonos en la estación del Palacio de la Moneda.

Rio Mapoche con el Cerro San Cristóbal al fondo

Metro de Santiago de Chile

Cuando llegamos al Palacio de la Moneda hay una pequeña cola para entrar porque tienen que comprobar la documentación de cada una de las personas y pasar por el escáner nuestras mochilas. Esto es así debido a que es la residencia oficial del presidente del país y tienen que extremar las medidas de seguridad. Cuando me toca a mí el militar que me revisa el pasaporte me vacila con el tema de la nacionalidad ya que en verano será el mundial de fútbol y España se enfrenta a Chile en la liguilla preliminar. ¡Cómo les gusta este deporte a los chilenos! Nos echamos unas buenas risas charlando con ellos y nos damos una vuelta por el patio central del edificio. El edificio no es muy grande por lo que la visita es bastante corta. Lo más interesante es contemplar los restos de balas en la fachada norte del edificio neoclásico y recordar los tristes acontecimientos que tuvieron lugar en 1973 tras el alzamiento del militar golpista Pinochet y el suicidio/asesinato del presidente democrático Salvador Allende.



Patio interior del Palacio de la Moneda

Ya en el exterior nos damos una vuelta por la Plaza de la Constitución y nos sacamos unas fotos junto al monumento erigido en recuerdo de Allende. Aún en este lugar los perros campan a sus anchas, echándose la siesta, comiendo, viendo pasar gente, etc.

Monumento dedicado a Salvador Allende

Perro echando la siesta en medio de la acera

Es hora de comer y nos dirigimos al Mercado Central a ver que pinta tienen los locales de restauración. Un amigo que ha estado por trabajo hace unos meses me ha recomendado este lugar para comer. Está lleno de gente y es un poco agobiante el trajín que hay. El mayor local de todos está regentado por un asturiano inmigrante, por lo que al final acabamos picando y nos sentamos a una mesa y comemos algo de pescado y camarones porque no creo que los comamos muchas veces más en todo el viaje. Aunque tienen vino optamos por unas cervezas nacionales para amenizar la comida. Sin embargo, la comida no nos ha gustado mucho. Ha sido bastante mediocre. No recomiendo mucho este sitio. Se suele cumplir la ley no escrita de que la calidad de la comida empeorar a mayor número de turistas comiendo.

Comiendo en el Mercado Central

Para hacer la digestión nos damos un paseo por la zona. Está lleno de gente yendo y viniendo, comprando y vendiendo, comiendo, ... La siguiente parada es la Estación Central de Mapocho, antigua estación central de trenes de Santiago hacia el norte del país. Hace ya muchos años que no está en funcionamiento debido principalmente a la decadencia del servicio ferroviario en el país y a los diversos terremotos acaecidos en la ciudad. Hoy en día es un gran centro cultural donde se pueden contemplar variadas exposiciones temporales, conciertos y ferias varias. El edificio neoclásico es precioso, con grandes columnas y amplios espacios expositivos. 

Pasillos de la Estación Mapocho

Nos sentamos en un banco junto a la estación para descansar y contemplar la puesta de sol sobre Santiago. Después nos dirigimos al hotel para descansar un rato.

Puesta de sol sobre Santiago

Anochece en Santiago

Poco a poco nos vamos acostumbrando al jet lag. Así que nos cambiamos y nos vamos a tomar unas copas al barrio de Bellavista. La primera parada la realizamos nada más salir del hotel, un par calles más allí, en el bar "El Diablillo". Aprovechamos y picoteamos algo para cenar allí mismo. Nos tomamos una cerveza realmente sabrosa "Cerveza del Puerto". Nos daremos cuenta a lo largo del viaje que en Chile tienen un montón de variedades de cerveza y, en líneas generales, son de alta calidad.



Antes de llegar a la zona de marcha vemos llegar a manadas de gente por lo que es imposible no encontrar los bares. El barrio se encuentra lleno de garitos de copas. Las calles bullen de gentío. Nos tomamos algunas copas por el entorno y volvemos poco a poco hacia el hotel porque mañana tenemos que tomar un autobús hacia Valparaiso. 


DÍA 4 (20/04/2014). VIAJE Y ESTANCIA EN VALPARAISO

Dormimos ya bastante mejor. Recogemos las maletas y nos vamos al metro para ir hasta la estación intermodal de "Pajaritos", once estaciones de metro de la línea 1 con sentido a San Pablo. Compramos los billetes del bus en las taquillas que allí mismo se encuentran. Hay varias compañías que realizan este servicio discrecional. Miramos un poco los precios y horarios de cada una de ellas y compramos los billetes. No entendemos muy bien por qué pero el precio es inferior a lo que inicialmente indicaba en los carteles por una especie de oferta o algo así. ¡Mejor para nosotros! Tenemos suerte porque el autobús sale en cinco minutos.  

El viaje dura en torno a la hora y media. Prácticamente todo el viaje se realiza por una autopista bien asfaltada. Por el camino podemos ver como los Andes van desapareciendo a nuestra espalda y el paisaje empieza a transformarse en colinas de monte bajo con aspecto semidesértico. A medio camino el paisaje cambia completamente y se abre ante nosotros el gran valle de Casablanca, donde se encuentran multitud de bodegas en las cuales se producen los afamados vinos chilenos.

Viñedos del valle de Casablanca

La llegada a Valparaiso la marca una empinadísima carretera llena de curvas que baja hasta el nivel del mar. Nada más llegar a la ciudad lo primero que nos llama la atención son la cantidad de camiones del ejército que van y vienen. Nos acordamos del gran incendio que se ha producido hace una semana en alguno de los cerros de la ciudad donde multitud de familias lo han perdido todo. Más adelante veremos muchísimas muestras de animo y apoyo a los damnificados por parte de la población y centenares de voluntarios que han llegado de todas las partes de Chile para colaborar en la reconstrucción de los hogares de estas personas.

Camiones del ejército chileno

El urbanismo de esta ciudad es totalmente caótico. Solamente se encuentra una estrecha franja junto al mar en el que el orden de las calles tiene cierta lógica. En cuanto te separas de esta zona te encuentras con los cerros repletos de casas colocadas en su gran mayoría sin ninguna planificación. Sin embargo, este es uno de los mayores encantos que tiene la ciudad.


Plano de Valparaiso

Valparaiso es la segunda ciudad más importante del país, y centro cultural del mismo. Sin embargo, su aspecto es de decadencia, de haber pasado su época de mayor esplendor. Y es cierto, hasta la apertura del Canal de Panamá "Valpa", como la llaman los lugareños, fue el principal puerto de la costa pacífica de Sudamérica. Los barcos provenientes de Europa, tras doblar el Cabo de Hornos, hacían su primera parada en este puerto. Aquí se encuentra el principal punto de atraque de la Armada Chilena.

La zona de Valparaiso, Viña del Mar y demás pueblos costeros son el destino turístico por excelencia de los chilenos. Eso lo veremos con nuestros propios ojos mañana.


Cuando llegamos a la terminal de autobuses buscamos un transporte que nos lleve al hotel DaVinci, en el cual nos vamos a alojar los próximos dos días. Tras barajar varias posibilidades nos decantamos por una furgoneta de una empresa turística que nos intenta vender diferentes paquetes pero que al final no contrataremos. El hotel se encuentra en uno de los cerros de la ciudad, concretamente entre los cerros Concepción y Alegre. Está bastante céntrico, calle Urriola 426-428, y nos podremos mover tranquilamente andando a todas partes. El edificio tiene un ambiente bohemio que nos encanta. Además, la dueña es encantadora, una italiana que se ha venido a la otra parte del mundo para regentar este pequeño hotel de no más de diez habitaciones. 

Ubicación del Hotel DaVinci en Valparaiso

Poema de Pablo Neruda en Habitación del Hotel DaVinci

Sala de estar del Hotel DaVinci

Típica calle de los cerros de Valparaiso

Como hace un día estupendo no nos demoramos y nos vamos a recorrer los cerros del entorno. Lo primero que nos llama poderosamente la atención es que hay graffitis por doquier y en los lugares más insospechados. Las casas porteñas en decadencia tienen ese encanto que hace que la ciudad está repleta de artistas. 

Graffitis en las calles de Valparaiso



Poemas y Neruda, Neruda y poemas

Debido a que para llegar a cada cerro se tiene que estar continuamente subiendo y bajando se decidió en el pasado construir una especie de ascensores inclinados que llegan a lo alto de cada uno de los principales cerros de la ciudad. Hace falta tener valor para montar en ellos porque tienen una pinta de que van a fallar en cualquier momento. Sin embargo, acabaremos montando en más de uno a lo largo de los días que vamos a pasar aquí porque acabamos cansados de tantas cuestas.

Ascensor Reina Victoria 


Coloridas casas en los cerros de Valparaiso

La parte más bohemia y turística de la ciudad se ubica entre los cerros Concepción y Alegre. Aquí se pueden encontrar todo tipo de establecimientos hosteleros, comercios de artesanía, etc. Sin embargo, lo que si se busca es fiesta en este lugar no se va a encontrar. Está prohibido la música y los ruidos por la noche.

Graffitis, graffitis, más graffitis





En los últimos años el gobierno está potenciando mucho la zona, por lo que se están arreglando las calles y fachadas de gran parte de los cerros más turísticos. Esto no ha causado pocas quejas de los habitantes de otros cerros de la ciudad. 

A eso de las tres de la tarde hacemos un alto en el camino y aprovechamos para comer un pescadito y un risotto riquísimos. La comida porteña está muy influenciada por la cocina italiana por lo que en casi todos los restaurantes ofertan pizzas, pasta, etc.

Cuando nos cansamos de los cerros más concurridos nos vamos a dar un paseo hacia el sur para bajar la comida. Andamos sin un rumbo fijo, contemplando los "otros cerros", donde el urbanismo es más caótico si cabe: las tortuosas calles se convierten en caminos de tierra, los accesos a las casas son por medio de escaleras con pasamanos en muchos de los casos,... Tras una buena caminata hacemos un alto en una minúscula tiendita donde podemos comprar algo de agua. El tendero nos pregunta a ver que hacemos por esos lares, que no merece la pena adentrarse más allí porque podemos tener problemas. Así que le hacemos caso, volvemos sobre nuestros pasos y bajamos por la vaguada que desemboca en la Plaza Sotomayor.

Cerros al sur de Valparaiso




A medida que vamos bajando vamos observando cómo las construcciones e infraestructuras van mejorando poco a poco hasta llegar a la plaza donde se encuentran varios edificios de bella factura, como la Comandancia Naval. En la plaza anexa se erige un monumento a los marineros que perdieron la vida en las guerras del Pacífico, donde Chile entro en guerra con Perú y Bolivia a finales del siglo XIX. Un poco más allí se encuentra diversos edificios portuarios donde se  puede observar un ajetreo de camiones yendo y viniendo al puerto.

Está atardeciendo y están retornando un montón de militares de los cerros arrasados por el fuego. Están colaborando en las labores de extinción y consolidación de los restos, así como de mantener el orden público. A parte de ellos nos cruzamos con cantidad de voluntarios con pala al hombro de regreso para cenar y descansar.

Militares frente a la Comandancia de Marina

Todavía nos quedan ganas de pasear y vamos andando paralelos a la costa por toda la zona portuaria hasta la Avenida Argentina. Hay gran cantidad de personas que también están haciendo lo mismo que nosotros porque hace una tarde bastante agradable. El cielo se empieza a teñir de una tonalidad rojo-morada que hace que el momento sea especial. Nos encaramamos sobre un paso elevado que cruza la vía principal y sacamos algunas bellas instantáneas. Charlamos con unos chavales que están tomando unas cervezas.

Chavales tomando unas cervezas al atardecer

Puesta de sol sobre Valparaiso

Retornamos por El Plan, único barrio en llano de toda la ciudad, el cual se encuentra en frete del mar. Aquí se encuentran algunos de los edificios más característicos de la ciudad como la Catedral y el Congreso Nacional. Nos sentamos en un banco en un parque y nos tomamos unos inmensos helados. Ya agotados de estar todo el día andando acabamos cenando unas empanadas en un pequeño ultramarinos cercano al hotel ya que es tarde y los restaurantes en esta zona de la ciudad ya han cerrado. 


DÍA 5 (21/04/2014). ESTANCIA EN VALPARAISO

Vuelve a amanecer un día radiante. Desayunamos relajados y charlando  de esto y aquello con la dueña. Nos recomienda pasar la mañana en una zona de dunas más allá de Viña del Mar, en el entorno de Concón. Nos comenta que para ir a Viña del Mar tenemos que coger el autobús 602 que se toma en la calle general, la avenida Errázuriz, y que le digamos al conductor donde nos tenemos que bajar. Damos paseito hasta la parada y comprobamos lo frenéticas que son las mañanas con el ir y venir de los autobuses, trolebuses, taxis, etc.

Cables al aire libre

Trolebús en Valparaiso

El chófer maneja el bus como si fuese un coche de Fórmula 1. Nos llega a preocupar un poco su forma de conducir. ¡Madre mía! El trayecto se realiza por la carretera que se encuentra junto al mar, prácticamente hasta llegar a Viña del Mar. Esperamos a que el conductor nos indique que nos bajemos pero parece que no lo hace. Sigue conduciendo y salimos de la ciudad en dirección norte. En cuanto vemos las dunas de Concón nos bajamos porque seguro que nos hemos pasado de parada. Esta zona es una especie de "Marbella chilena", llena de edificios de apartamentos y chalets de primera calidad. Más adelante nos enteraremos que a esta zona vienen los santiagueños y argentinos para pasar sus vacaciones veraniegas.

Bloques de apartamentos de Concón

Bajamos hacia el mar para dar un paseo y vemos por todas partes carteles de alerta de tsunamis y las vías de escape que hay que seguir en caso de evacuación. Como ya nos época de vacaciones el lugar se encuentra bastante desierto. Solamente nos cruzamos con algunos obreros construyendo casas y algún que otro deportista haciendo un poco de footing. Lo que si nos llama la atención es la gran cantidad de aves marinas que deambulan a sus anchas por la línea de costa: gaviotas, cormoranes, pelícanos, etc.


Fauna acuatica

Playas de Concón


Gaviotas y cormoranes descansando

Una vez visitada toda la zona tomamos el autobús de vuelta y nos bajamos en las famosas dunas que nos había recomendado la chica de nuestro hotel. La verdad es que resulta sorprendente encontrarse semejante masa de arena entre altos rascacielos. Subimos a lo más alto y podemos contemplar unas bellas vistas de la zona de Valparaiso y Viña del Mar. Nos encontramos con una cuadrilla de chicos que están haciendo "sandboard", incluso le invitan a Txemi a probar, pero el deporte no es su fuerte.

Dunas de Concón


Océano Pacífico desde las dunas de Concón


Pendiente de las dunas junto a la carretera

Volvemos a tomar el primer autobús que pasa y nos bajamos en el centro de Viñas del Mar. Damos un paseo por la ciudad y paramos en un local que venden cervezas, mermeladas y demás productos artesanales. Pedimos unos sandwiches y nos tomamos una ronda de cervezas, pero están tan ricas y tenemos tanta sed que acabamos tomándonos una segunda ronda.


Cerveza artesanal de Viña del Mar

Con las fuerzas recargadas comenzamos a caminar por el paseo de la costa en dirección a Valparaiso. Esta zona, al igual que la de Concón, se encuentra llena de aves marítimas. Hay infinidad de pelícanos, tranquilamente encaramados a las rocas costeras. Viñas del Mar es una ciudad muy turística con un famoso festival de la canción, al igual que el Benidorm español. Hay multitud de residencias de gente con alto poder adquisitivo a lo largo de la costa. También podemos contemplar como en las playas la gente sigue tomando el sol. No creo que se bañen porque el agua ya estará bastante fría.


Pelícano con Valparaiso al fondo

Pelícanos con las dunas de Concón al fondo

Cuando nos cansamos de andar volvemos a tomar un bus con dirección a Valparaiso y nos bajamos en la zona del puerto. Queremos subir al cerro donde se encuentra el Museo de Marina. El ascensor que sube al cerro se encuentra estropeado y nos comentan que el museo ya ha cerrado por lo que subimos andando las empinadas rampas para disfrutar las vistas sobre la bahía.


Vistas de Valparaiso desde el cerro Artillería

Puerto de Valparaiso

Volvemos a bajar el cerro y nos quedamos leyendo un panfleto pegado en una pared criticando la actitud de las autoridades por no poder evitar el gran incendio de alguno de los cerro de Valparaiso. Nos dirigimos de nuevo hacia el cerro Concepción para contemplar la puesta de sol sobre la bahía. No es tan bonita como la de ayer pero tampoco está tan mal.

Panfleto denuncia sobre el reciente incendio de Vlaparaiso


Puesta de sol sobre Valparaiso

Damos una vuelta por la zona para intentar cenar algo pero seguimos sin tener suerte. Al ser lunes hay un montón de restaurantes que han cerrado por descanso semanal. Acabamos en el primero que encontramos abierto y cenamos "chorillada", una especie de mezcla de tiras de carne, cebolla, papas fritas y huevo. Por supuesto, todo ello acompañado con cerveza local.

Como no tenemos todavía sueño nos sentamos en una terraza para tomar algo y charlar hasta medianoche. Aparece un jonki borracho intentando vendernos unas papelinas de coca pero pasamos de él, aunque insiste en darnos la brasa. No queremos jaleos y nos vamos paseando hasta el hotel. Mañana por la tarde-noche regresamos a Santiago.



DÍA 6 (22/04/2014). ESTANCIA EN VALPARAISO Y REGRESO A SANTIAGO DE CHILE

Amanece un día plomizo y amenazando lluvia. Nos recuerda mucho a los típicos días de invierno de nuestro Cantábrico querido. Desayunamos igual de bien que ayer. Les pedimos que nos guarden las maletas hasta nuestra partida. No hay ningún problema.

Visitamos algún cerro que todavía no habíamos estado y finalmente nos dirigimos al cerro Artillero para visitar el Museo de la Marina. Como el mismo nombre indica el museo está dedicado a la historia naval de Chile desde la época prehistórica hasta la actualidad desde un enfoque tanto civil como científica y militar. 

Por ejemplo, en la parte histórica se pueden contemplar réplicas de embarcaciones de Isla de Pascua. En la parte científica las múltiples expediciones que se han realizado a la Antártida. Finalmente, en la parte militar se muestran réplicas de los barcos que participaron en la guerra de la independencia contra España y también de la guerra que mantuvo Chile contra Perú y Bolivia en las denominadas Guerra del Pacífico a finales del siglo XIX, donde Chile consiguió ampliar su frontera costera considerablemente a costa de perder parte Perú y la salida al mar de Bolivia.

Fronteras antes y después de la guerra del Pacífico

Una de los artilugios que más atrae nuestra atención es el ascensor Fénix que diseñaron los ingenieros chilenos para sacar a 33 mineros compatriotas suyos a 630 metros de profundidad de la mina San José, en el 2010.

Ascensor Fénix

Como hace una mañana fría y desapacible nos tomamos un cafecito caliente en el chiringuito que tienen montada en el patio central del museo. Aparece un grupo de colegiales que han venido con su profesor para aprender sobre la historia de su país. Charlamos un rato con él sobre el sistema educativo chileno y español.

Patio central del Museo de la Marina

Charlando con el profesor

Justo cuando estamos saliendo del museo nos para un militar para preguntarnos a ver si somos españoles y cuando le decimos que si se pone hablar animadamente sobre fútbol con nosotros. Nos comenta que tiene un hermano viviendo en Barcelona y que es del Barça. ¡Cómo son esto chilenos con el deporte rey!

Contemplamos las bonitas vistas de la bahía de Valparaiso desde el mirador que se encuentra junto al museo. Paseamos por las callejuelas del lugar y poco a poco vamos bajando otra vez al llano.

Cuestas del Cerro Artillero

Calles de Cerro Artillero

La actividad frenética de la ciudad se vuelve a percibir aquí abajo: autobuses llenos de pasajeros, caminos con mercancías, tiendas repletas de clientes, mercados callejeros,... Nos damos una vuelta por el Museo de Artes Naturales, otro de Arte Contemporáneo local y así vamos pasando la mañana. Nos comemos un plato combinado en un pequeño restaurante que encontramos por la calle y volvemos al hotel a por las maletas. Va siendo hora de ir acercándonos a la estación de autobuses para regresar a Santiago. Le decimos a un pasajero que nos avise cuando lleguemos a la estación y le damos las gracias cuando nos bajamos. No hay problema en coger el billete porque cada diez o quince minutos sale un bus con dirección a la capital y hay varias compañías que realizan la misma ruta.





Llegamos de noche a la terminal Pajaritos y cenamos algo por el entorno antes de tomar el metrobús y dirigirnos al aeropuerto. Como vamos a tener que madrugar para tomar el vuelo hacia Isla de Pascua no quedamos en el aeropuerto preparados para una corta noche de sueño.


DÍA 7 (23/04/2014). VIAJE Y ESTANCIA EN ISLA DE PASCUA

Nos despertamos helados. Están de obras en el aeropuerto y la corriente corre a sus anchas. Esperemos dormir un poco mejor en el avión. Debido a una oferta de la aerolínea LAN hemos conseguido el billete de ida en clase Business. Sin embargo, como esta es la única aerolínea que opera desde y hacia Isla de Pascua los precios son bastante elevados, más si es temporada alta. Los únicos aeropuertos con lo que tiene conexión la isla es con Santiago-Chile (3759 km.) y Papeete-Tahití (4254 km.).

El viaje dura en torno a las cinco horas. Como no hemos dormido mucho aprovechamos para descansar durante el vuelo. Dormimos de primera ya que los asientos se hacen cama y nos dejan unos nórdicos para arroparnos. Es la primera vez que viajo en primera clase y ¡vaya gozada!

Cuando nos despertamos estamos ya cerca de nuestro destino, aunque solo se ve agua a través de la ventanilla del avión. Finalmente podemos observar, a lo lejos, la pequeña isla en medio del Océano Pacífico. Después de aterrizar en torno a las 12:30 hora local, y tras pasar los controles pertinentes, compramos allí mismo el pase para poder visitar el parque arqueológico de la isla, el cual abarca prácticamente su totalidad. Es de obligada compra ya que si no se hace y te lo piden te pueden multar. Su precio es bastante elevado pero no hay mas remedio que adquirirlo.

Volcán Rano Kao

Plano de Isla de Pascua

La dueña de la cabaña que hemos alquilado nos viene a buscar en un todoterreno para trasladarnos a la misma. También se puede coger un taxi, pero las distancias en esta cuidad no son muy grandes por lo que los trayectos no duran más de cinco o diez minutos. La única ciudad existente en la isla, Hanga Roa, posee todo lo que se necesita para subsistir: mercado de abastos, tiendas de ropa, bancos, iglesia,... Las cabañas Sunset están ubicadas a escasos cien metros del cementerio, muy cerca ya de las primeras figuras moais junto a la costa. 


Plano de Hanga Roa

Un moái (del rapanui moai, "escultura") es una estatua de piedra monolítica que solo se encuentra en la Isla de Pascua o Rapa Nui. Suelen estar tallados en toca volcánica y colocados sobre una plataforma dando la espalda al mar, salvo contadas excepciones. Los habitantes de esta isla son polinesios que están emparentados con los maorís de Nueva Zelanda o los hawaianos. Son parte de los pueblos del mar. Sus dominios forman un triángulo donde Isla de Pascua esta en el vértice inferior derecho, Nueva Zelanda en el izquierdo y en el superior Hawaii, mientras que en el aproximadamente centro se encuentra Tahití.

Va a ser una verdadera gozada despertarnos y ver amanecer con estas siluetas en el horizonte. La cabaña está realmente bien, limpia, espaciosa, con wifi y un porche donde desayunaremos los días que vamos a pasar en esta mágica isla.

Porche de nuestra cabaña

El tiempo es bastante cambiante, tan pronto hace sol como cae un chaparrón. Nos llevamos el chubasquero por si las moscas y vamos a dar un paseo por la costa oeste de la isla. Empezamos por contemplar el moai Ko Te Riku y resto de moais del complejo ceremonial Tahai. Nos emocionamos al poder sacar fotos en directo de las famosas esculturas que tantas veces hemos visto en los libros y revistas de viajes.

Sendero de los moais

Ko Te Riku

Txemi no anda bien de las tripas y decide volverse a la cabaña para turbarse un rato. Alfredo y yo seguimos camino con un par de compañeros inesperados, los omnipresentes perros callejeros de Chile. Las nubes desaparecen, el sol pega fuerte y empezamos a sudar de lo lindo. No hemos traído agua por lo que tenemos un pequeño problema. Pasamos junto al volcán Maunga Roiho y seguimos junto a la costa contemplando los abruptos acantilados de la costa oeste de la isla, donde las olas golpean constantemente. Esta zona es típica para el deporte del submarinismo, aunque hoy no hace buen día ya que la mar está muy picada. Con lo que si nos cruzamos es con turistas a los cuales les están enseñando a pescar con herramientas artesanales. No en vano las principales fuentes de ingresos de la isla son el turismo y la pesca.

Volcán Maunga Roiho

Acantilados de la costa oeste de Rapa Nui

Como el tiempo mejora seguimos un poco más allí, hasta la divisoria del complejo Ahu Te Peu, donde se encuentra una granja. Nos sentamos un rato a la sombra de uno de los escasos árboles que hay en la isla para resguardarnos del sol. Este complejo es menos espectacular porque todavía no se ha restaurado y no da pie a hacerse una visión de conjunto del entorno. Así que seguimos caminando torciendo hacia el este para empezar a retornar a la ciudad. Pero antes visitamos unas cuevas formadas por alguna antigua erupción volcánica. Nos metemos corriendo justo antes de que nos caiga un chaparrón de agua. Pasamos junto a los moais de Ahu Akivi, que son los únicos que miran hacia el mar y por detrás del volcán Maunga Roiho caminamos entre granjas y plantaciones de fruta tropical hasta llegar de nuevo a la ciudad.

Caminata hacia Ahu Te Peu

Interior de la cueva donde nos resguardamos de la lluvia

Tenemos tanta sed que nos metemos en el primer ultramarinos que encontramos y nos compramos un helado y una cerveza para cada uno y nos sentamos en la explanada del complejo Tahai y contemplamos tranquilamente como el sol se va poniendo en el horizonte. La panorámica es especialmente bella y nos quedamos un poco abobados con la imagen.


Complejo ceremonial Tahai al atardecer



Nos damos un paseo por la costa y nos encontramos con una piscina natural de rocas volcánicas donde se están bañando un par de personas. No llevamos bañador pero nos metemos en calzoncillos. Esta oportunidad no la podemos desaprovechar. Aunque la marea está bajando y no nos cobre en exceso nos pasamos un rato estupendo dentro del agua. Las rocas cortan con solo tocarlas por lo que nos llevamos más de un rasguño.


Piscina natural en Rapa Nui

Decidimos regresar en busca de Txemi pero antes hacemos un alto en el camino en el cementerio. El sol prácticamente se ha escondido y solo deja filtrarse unos poco rayos de luz sobre las cruces y lápidas del camposanto. Una bella estampa donde se mezclan símbolos religiosos católicos en armonía con los autóctonos.

Cementerio de Rapa Nui

Nos duchamos y a eso de las ocho de la noche nos vamos a cenar los tres a unos chiringuitos cercanos. No tienen mucha variedad de comida por lo que nos decantamos por pollo a la plancha con arroz y un refresco con burbujas. Regresamos pronto a la cabaña porque mañana queremos darnos una vuelta a la isla en bici.


DÍA 8 (24/04/2014). ESTANCIA EN ISLA DE PASCUA

Hablamos con la dueña de las cabañas para ver donde podemos alquilar unas bicicletas para pasar el día viajando por la isla. Para mí la mejor opción de todas. Nos recomienda un par de sitios y nos vamos para allí. Como Txemi todavía anda algo pachucho y el deporte no es su fuerte alquila para él una scooter. Esto nos vendrá bien para llevar algo de comida y bebida en la moto.

Decidimos recorrer la isla en sentido contrario a las agujas del reloj. Tras pasar por la carretera próxima al aeropuerto no desviamos por una empinadísima cuesta de tierra que nos llevará paralelos al mar. Visitamos varios sitios arqueológicos a lo largo de este primer tramo de la costa Este de la isla como Hanga Hahave, Hanga Poukura o Hanga Te´e.


Camino de tierra al sur de la isla

Caballo carbonizado

Contemplando las olas

Hanga Te´e

Maunga Te Miro Oone

Nos encontramos con un turista belga que viaja solo por Sudamérica y lleva unos días por la isla. El tipo está dando la vuelta a la isla andando, en compañía de unos múltiples perros chilenos, con una bolsa con agua y algo de comida. No lleva ni ropa de abrigo, ni chubasquero,... Vamos: ¡un casta!

Charlando con un turista belga

Continuamos nuestro camino hacia el siguiente punto de parada que es Rano Raraku, tras visitar lugares como Hanga Hua Reva, Ura Uranga Te Mahina o Akahanga. El tiempo se empieza a estropear y caen algunas gotas de agua. Cuando llegamos nos parece un sueño hecho realidad: contemplar con nuestros propios ojos la cantera moai. Una visión con la que hemos tantas veces. Pasamos bastante tiempo paseando por el recorrido preparado para ello, ya que no está permitido acercarse o tocarlos. Un punto sumamente curiosos es una zona en las faldas del volcán donde se puede contemplar perfectamente varios moais en proceso de fabricación en la cantera.


Vista del volcán Rano Raraku

Moais de Rano Raraku




Cantera de moais

Tras esta fascinante visita subimos hasta el cráter del volcán que se encuentra a escasos diez minutos siguiendo un estrecho sendero. Comprobamos que en el interior también se encuentran decenas de moais mirando hacia el lago formado en el centro.

Vistas desde el cráter

Flora de Rapa Nui

Aprovechamos para comer y reponer líquidos antes de proseguir camino. El tiempo empeora por momentos y todavía no hemos realizado ni la mitad del viaje. Retomamos el camino para contemplar el ahu más grande de toda la isla, el Ahu Tongariki, donde se encuentran en fila quince moais de diversas facturas y estados de conservación. Nos cae una buena trompa de agua, pero sarna a gusto no pica. Nos hacemos alguna foto y leemos un cartel donde se indica como hace unos años un grupo de arqueólogos y científicos japoneses les ayudaron a poner en pie las esculturas. Hay que recordar que hasta época reciente todos los moais de la isla estaban caídos, rotos o semienterrados.

Moais de Ahu Tongariki

Giramos al norte rodeando el volcán Puakatiki hasta llegar de nuevo a la costa. Hemos tenido que escalar un buen tramo de la carretera en obras, por lo que el pedalear se hacia un poco más pesado debido a la grava. La siguiente parada es Papa Vaka, donde podemos contemplar unos petroglifos de atunes, tiburones, tortugas y demás animales marinos, así como el de una canoa de unos doce metros de envergadura y útiles de pesca como anzuelos.

Petroglifo con atún en Papa Vaka

Parece que el tiempo mejora y seguimos nuestro camino hacia la playa de Anakena, pero antes paramos en la de Ovahe que prácticamente ha desaparecido a causa de un reciente tsunami. Tras remontar una empinada cuesta de tierra por fin llegamos a la famosa, y única, playa de la isla. Dejamos las bicis y la moto atadas a unas vallas y bajamos para darnos un chapuzón en el mar porque llevamos una sudada considerable. Hay un par de barcos veleros fondeados en frente de la playa y apenas unos cincuenta turistas. El agua es azul turquesa, la finísima arena de color blanco y los pececillos revolotean entre nuestros pies sin apenas asustarse de nuestra presencia.

Playa de Anakena

En la misma playa se encuentra otro Ahu con siete moais denominado Ahu Nau Nau, que parecen restaurados recientemente porque se les ve bastante bien conservados. Sacamos unas cuantas fotos y nos tumbamos un rato bajo las palmeras para reponer fuerzas.

Moais de Nau Nau en Anakena




Como ya se nos está haciendo algo tarde decidimos regresar por la carretera que cruza la isla de norte a sur, desde la playa Anakena hasta  Hanga Roa. Las primeras rampas de la carretera son bestiales. Tengo que hacer más de un alto en el camino porque no me dan las piernas. Tras superar estas primeras dificultades llegamos a lo alto, quedando el volcán Mangau Pu´i a nuestra izquierda y llaneamos bastantes kilómetros antes de que se ponga el sol. Empezamos a bajar hasta nuestro destino con la noche cerrada. Menos mal que Txemi nos alumbra con el faro de su scooter porque no se ve gran cosa. Además, ha empezado a llover de nuevo y las gotas agua nos salpican la cara. Cuando llegamos a la ciudad habremos recorrido unos setenta-setenta kilómetros en total.

Carretera entre Anakena y Hanga Roa

Después de darnos una ducha salimos a cenar una pizza porque tenemos un hambre canino. Todo el día por ahí sin prácticamente comer nada. Estamos tan cansados que nos vamos pronto a la cama.


DÍA 9 (25/04/2014). ESTANCIA EN ISLA DE PASCUA

Hoy es nuestro último día en esta enigmática isla. No hemos estado mucho pero ha cundido. Volvemos a desayunar maravillosamente en el porche, contemplando el amanecer con los moais de fondo. Como habíamos alquilado las bicicletas y la moto por un día las tenemos que devolver antes de las 10:30 de hoy. Antes de devolverlas le pagamos a la dueña y le pedimos a ver si podemos dejar las maletas hasta la tarde-noche, ya que nuestro avión de regreso al continente sale bastante tarde. Nos comenta que no hay problema, que si queremos ir a dar una vuelta incluso luego nos podemos duchas. Le tomamos la palabra y nos vamos a realizar nuestra última ruta en la isla: el volcán Rano Kau.

Amanecer en Rapa Nui

Después de devolver las bicis nos vamos de compras y de visita por Hanga Roa: iglesia, mercado de abastos, etc. Nos hacemos con algún recuerdo y partimos hacia el volcán. El tiempo no acompaña porque empieza a llover. Nos va a tocar mojarnos.





Tomamos la carretera que se dirige al aeropuerto, en dirección Sureste, y la bordeamos para empezar a subir por un sendero bien señalizado hasta alcanzar la cima de 324 m.s.n.m. Aunque nos hemos mojado muchísimo ha merecido el esfuerzo. Las vistas desde la cima son francamente maravillosas, tanto del cráter de 1.5 km. de diámetro con su lago interior, como de las vistas del entorno de la isla. Al fondo vemos como se acercan las cortinas de agua en dirección hacia nosotros. No podemos estar mucho tiempo porque estamos calados hasta los huesos.

Subida al volcán Rano Kau

Cráter del volcán Rano Kau

Al otro lado del volcán se encuentra el mítico asentamiento de Orongo, centro ceremonial de la isla, donde probablemente vivían los sacerdotes. Se pueden observar los restos de las viviendas-cueva, así como algún que otro petroglifo, como el de la deidad hombre-pájaro.


Vuelta a Hanga Roa

Cuando volvemos nos regalamos un pequeño homenaje a base de carne de solomillo de vacuno que está para chuparse los dedos. Acabamos de comer a eso de las cinco. Gracias a que nos han permitido ducharnos nos podemos adecentar un poco antes de que nos lleven de vuelta al aeropuerto y despedirnos de esta isla de ensueño. 

En el trayecto vamos charlando con China, la dueña de las cabañas, y nos explica algo de su cultura, del emparentamiento con los otros pueblos polinésicos del pacífico: Samoa, Fiji, Tahití, Nueva Zelanda, Hawaii,... El idioma que hablan estos pueblos es muy similar entre si, con la salvedad de las pequeñas variaciones lingüísticas debido a la adaptación de su lenguaje a la escritura castellana, francesa o inglesa.

Tenemos que esperar unas dos horas o algo más antes de que parta el avión. Aprovechamos para charlar con una familia de lugareños que también están esperando el avión para viajar al continente. Nos cuentan su manera de ver la vida perteneciendo a Chile. El sentir de estas gentes nos recuerda mucho a nuestra tierra: gente a favor, gente en contra, otros indiferentes,... Los mismos argumentos a favor y en contra que en todas partes.

A medianoche partimos con rumbo de vuelta a Santiago. Mañana a estas horas estaremos muy, pero que muy lejos de aquí.


DÍA 10 (26/04/2014). VIAJE A PUERTO MONTT  Y RUTA AUSTRAL

Dormimos durante todo el viaje, en esta ocasión en clase turista. Sobre las seis y media de la mañana llegamos al aeropuerto de Santiago. Hacemos algo de tiempo por aquí, ya que el avión para Puerto Montt sale poco antes de mediodía.

Vista de los Andes llegando a Puerto Montt

Las vistas de los Andes desde la ventanilla del avión parecen sacadas de un libro de fotografía, los nevados volcanes despuntan sobre una masa infinita de roca que abarca hasta donde alcanza la vista.

Finalmente llegamos a nuestro nuevo destino con ganas de recorrer parte de la carretera Austral. El tiempo que hace en esta parte del país es realmente desagradable, llueve con ganas y el cielo esta plomizo a no poder más. Aunque habíamos reservado el todo terreno desde España con la compañía First no nos había dado la confirmación por lo que teníamos nuestras dudas de que se hubiese formalizado correctamente. Efectivamente, no nos lo han reservado. Pero no hay problema en alquilar uno durante los días que tenemos previsto viajar por la Patagonia. Hablamos con el chico que se encuentra en la oficina de alquiler de vehículos de la terminal y arreglamos los papeles. Como no disponen de un todoterreno nos tenemos que conformar con una pickup. Revisamos que el automóvil esté en condiciones y le sacamos unas cuantas fotos de los posibles desperfectos que tiene para no tener sorpresas a nuestro regreso.

Comprobando el estado del vehículo

Nos dirigimos hacia el centro de Puerto Montt para dar una vuelta y buscar un sitio para comer algo en condiciones. Hay un tráfico bastante intenso y la lluvia no acompaña en la conducción de semejante vehículo. Aparcamos el coche en un parking de pago ya que llevamos todas nuestras cosas en el interior y al no tener maletero son demasiado visibles nuestras mochilas. Nos metemos en un restaurante junto al paseo marítimo, el Tablón del Ancla, y nos metemos un solomillo de vaca con patatas espectacular, tanto en sabor como en tamaño. Nos quedamos viendo el final del partido Real Madrid - Osasuna antes de empezar la ruta.

Por las calles de Puerto Montt


Malecón de Puerto Montt

Partimos de esta ciudad, puerta de entrada a la Patagonia, con grandes esperanzas de disfrutar de esta tercera parte del viaje. Recorreremos algo más de ochocientos kilómetros de los algo más de mil doscientos que tiene actualmente. Tomamos la carretera que bordea la costa en dirección Sur. No hay pérdida porque un cartel indica que estamos conduciendo por la Carretera Austral (Ruta CH-7). Tras aproximadamente cuarenta y cinco minutos de viaje tenemos que parar y comprar unos billetes para el ferry en Caleta La Arena. Debido a que la carretera todavía se encuentra en construcción hay ciertos tramos que se tienen que cruzar en ferry o barcaza. En este pasaje no tenemos problema porque salen ferry hacia Caleta Puelche con bastante frecuencia y no hay problemas de quedarte tirado.



Plano del Norte de la Carretera Austral

Cargando los vehículos en la barcaza de Caleta La Arena

El viaje por el fiordo dura en torno a la media hora. Pasamos el tiempo en la borda y contemplamos un bello anochecer. ¡No sabemos lo que nos espera!

Anochece en los fiordos patagónicos



El tramo de cincuenta kilómetros entre Caleta Puelche y Hornopirén es de ripio. La media de velocidad baja considerablemente, sobre todo cuando empieza a diluviar como pocas veces hemos visto en nuestras vidas. Para colmo Alfredo está enfermo. Ayer se hubo de resfriar en la ruta al volcán Rano Kau. Es una pena porque el camino discurre entre inmensos bosques de coníferas. Llegamos a nuestro destino en torno a las ocho y media, la noche está cerradísima y sigue lloviendo. Preguntamos en un ultramarinos donde compramos algo de comer si sabe donde se alquilan cabañas. Si no encontramos una tendremos que dormir dentro del coche. Menos mal que no es temporada de pesca y no está repleto de chilenos, argentinos y estadounidenses con ganas de atrapar el pez más grande del país. Nos indica que un poco más allí posiblemente encontremos a una familia que alquila una.

Contactamos con el dueño de la cabaña, Alejandro, y llegamos a un acuerdo rápidamente. Nos preparan la estufa de leña y nos traen bebidas calientes para que nos la tomemos antes de acostarnos. Charlamos largo y tendido con él, ya que ha sido marinero y ha viajado por todo el mundo y conoce nuestra ciudad.

Interior de la cabaña de Hornopirén

Nos acostamos pronto porque mañana tenemos que intentar conseguir pasajes para el ferry que va desde Hornopirén a Caleta Gonzalo, si no estamos vendidos y nos tendremos que quedar un día atrapados en este pueblo. Desde España intentamos reservar los billetes por Internet en la web de la compañía naviera Transportes Austral, pero nos es imposible al no tener la matrícula del coche y las características del mismo.


DÍA 11 (27/04/2014). RUTA AUSTRAL

Nos levantamos pronto y, antes incluso de desayunar, nos dirigimos directos a la taquilla de venta de billetes del ferry. Ya hay una cola considerable de coches esperando a embarcar y todavía quedan un par de horas para la partida. Solo sale uno al día y como no lo consigamos se nos trastoca todo lo pensado en esta última parte del viaje. Desgraciadamente no quedan billetes pero le damos un poco de pena y nos dice que si vamos a las 10:30 horas tal vez nos encuentren un hueco. 


Despertar en Hornopirén

Costa de Hornopirén

Cola de coches para embarcar en Hornopirén

Volvemos a la cabaña entre desilusionados y esperanzados porque todavía nos queda un rayo de esperanza. El dueño de la casa nos comenta que su prima trabaja en el ferry y le comenta que estos días los barcos están repletos y hoy esta imposible. Desayunamos desanimados y a eso de las diez de la mañana volvemos al embarcadero y contemplamos como van entrado los camiones primero, las furgonetas y, finalmente los coches. Insistimos en la taquilla y nos comentan que esperemos en un costado de la carretera. Estamos impacientes con la espera pero poco después nos dice el operario que esta ordenando el embarque que arranquemos y metamos el coche sin demora, que van a partir. Conseguimos entrar nosotros y otro para de coches en nuestra misma situación. Sin embargo, se quedan colgados unos cuantos coches más y algún que otro camión. ¡Menos mal que hemos madrugado!

Dentro del ferry hacia Caleta Gonzalo



Tras pagar los billetes y control de documentación nos vamos un rato a la zona de butacas para recuperarnos de la tensión que hemos sufrido. Compramos unos cafés para entrar en calor y nos dedicamos a disfrutar del viaje. El tiempo no es especialmente bueno, caen gotas de vez en cuando y el cielo está encapotado pero de vez en cuando los rayos de sol se filtran entre las nubes y disfrutamos de unas estampas realmente bellas a lo largo del fiordo Comau. Incluso nos acompaña parte del viaje un maravilloso arcoiris.


Horarios de los ferrys

Navegando en Fiordo Comau

Rayos del sol filtrándose entre los nubarrones



Arcoiris en la Patagonia

El viaje hasta Leptepú dura en torno a las tres horas y media. Aquí tenemos que volver a desembarcar y recorrer unos diez kilómetros por una carretera de ripio para llegar al siguiente punto de embarque, en el embarcadero de Fiordo Largo. Volvemos a hacer cola hasta que embarcan todos los camiones. Como esta barcaza es más pequeña que el anterior barco hará dos viajes. Nosotros conseguimos entrar en el primer viaje. El cielo se abre algo más y contemplamos unos paisajes de ensueño. Todo el fiordo está rodeado por altas montañas totalmente pobladas de bosques tremendamente verdes. 

Llegando a Leptepú

Carretera entre Leptepú y Fiordo Largo
Embarcadero de Fiordo Largo






Por fin hemos superado la etapa del viaje por mar. Se hace largo, aunque definitivamente merece la pena. No volveremos a tomar otro ferry en lo que nos queda de viaje. Más al Sur, en la parte de la Ruta Austral que no vamos a hacer también hay varias zonas donde el viaje se puede realizar en este medio de transporte.

Nuestro objetivo para hoy es dormir en Chaitén. Nos queda todavía un largo camino por una carretera de ripio hasta llegar allí. Vamos parando por el camino para contemplar los paisajes y nos damos algún que otro paseo. Poco a poco nos van adelantando todos los vehículos que han viajado con nosotros. En su gran mayoría son todoterrenos bien equipados para este tipo de carreteras. Sin embargo, nos deja alucinados un matrimonio que viaja con sus hijos pequeños en un vehículo de ciudad. En algún tramo lo pasarán mal, y gracias si no se quedan tirados. Los volveremos a ver más adelante en el viaje. ¡Por lo menos han llegado!


Carretera de ripio hacia Chaitén

Continuamos el camino y van pasando los kilómetros y las horas. Atardece cuando llegamos a las inmediaciones del Parque Nacional Pumalín. Dicho parque, que cuenta con más de 325 000 ha, es privado y pertenece al multimillonario estadounidense Douglas Tompkins, el cual es administrado por la «Fundación Pumalín». La puesta de sol entre las nubes y montañas que rodean al Lago Blanco son simplemente indescriptibles: los reflejos en el agua, la nubes colándose entre los valles,...

Lago Blanco - Parque Nacional Pumalín



Nuestra intención es dormir en Chaitén, pero se nos está echando el tiempo encima y tenemos que apresurarnos. Cerca de dicha localidad se encuentra el volcán homónimo, el cual entró en erupción en el año 2008, devastando todo el entorno. Hoy en día quedan restos muy visibles del suceso. En torno a él podemos contemplar un bosque muerto, donde sólo quedan los troncos quemados por las cenizas que arrojó la montaña. Es una estampa dantesca.

Ya de noche llegamos al aeropuerto transitorio que han construido en medio de la pista de ripio, ya que el anterior quedó seriamente dañado por la erupción. Bordeamos la pista y paramos en una pequeña tienda de ultramarinos que se encuentra allí mismo: "La Estrellita". Compramos algo de víveres y charlamos con los dueños.

Señal que indica la presencia de la pista de aterrizaje

Interior del ultramarinos "La Estrellita"



Cuando llegamos a Chaitén nos ponemos a buscar alojamiento. Entramos en un supermercado y nos indican un par de sitios que nos pueden interesar. Como es temporada baja no hay problema. Otra cosa diferente sería en la época de la pesca, donde es imposible encontrar cama sin reserva previa.

Nos decantamos por las Cabañas Brisa del Mar. Tienen una pinta estupenda, con wifi y todo. La dueña, antes de marcharse, nos prepara la calefacción porque la noche es bastante fresquita. Alfredo se queda en la cama porque todavía no se ha recuperado del todo y Txemi y yo nos vamos a dar una vuelta por el pueblo y aprovechamos para cenar carne a la brasa en el único bar-restaurante que encontramos abierto. El precio es la mitad que en Valparaiso o Isla de Pascua. Nos retiramos pronto a la cama porque mañana queremos madrugar de nuevo para estar pronto en ruta.


DÍA 12 (28/04/2014). RUTA AUSTRAL

El día amanece despejado pero bastante frío. Como ayer llegamos de noche no pudimos observar el paisaje. Pero hoy nos sorprendemos de las magníficas vistas que se pueden contemplar: la costa, el volcán Corcovado al Sur y, a nuestra espalada, el humeante volcán Chaitén. Inicialmente parecen nubes, pero fijándonos un poco podemos contemplar que lo que hay sobre el cono volcánico son las emanaciones sulfurosas del subsuelo. Se puede realizar una pequeña caminata hasta la misma caldera pero mis compañeros de viaje no se atreven. Nos montamos en el coche y tomamos de nuevo la carretera Austral con dirección Sur. Al pasar por las calles del pueblo podemos observar como todavía no se han recuperado de los destrozos que partió literalmente en dos el pueblo en el 2008.

Volcán Corcovado

Volcán chaitén

La carretera solo está asfaltada unos pocos kilómetros. Volvemos al ripio y la velocidad media vuelve a disminuir. Esto se compensa con creces con las fantásticas vistas que vamos contemplando. Vamos parando para sacar unas cuantas fotos y disfrutar del aire frío en nuestras caras.


Niebla en la carretera Austral

Primeras nieves



Alto en el camino



Lengua de glaciar

En esta parte de la ruta nos encontramos con multitud de obras por lo que el camino se hace algo más pesado. Además nos cruzamos con gran cantidad de camiones transportando tubos, piedras y demás material de construcción que nos exige conducir por precaución. En un momento dado tenemos que parar casi media hora debido a que un camión se ha chocado contra un poste eléctrico y lo ha cruzado en mitad del camino. La policía ha tenido que cortar la carretera y dar paso alternativo.



Obras en la carretera Austral


Puente de un solo carril

Decidimos parar en el pueblo de La Junta para comer. En este punto el valle se abre un poco más. Comemos una sopa caliente muy rica y pollo en el único local que encontramos abierto: "Donde la Rosita". Hay otra mesa con obreros comiendo el menú del día. 


Cartel que publicita el mentor de la carretera Austral

Cuando salimos vemos como los argentinos con los que coincidimos en el ferry y en las cabañas de Chaitén han remolcado a la otra pareja argentina que viaja en moto ya que han pinchado. Continuamos camino y la carretera va empeorando, los baches son mayores y hay animales campando a sus anchas. Tenemos que aminorar la velocidad para no tener un susto. El paisaje está repleto de cascadas, volcanes, nevados, etc.




Obstáculos inesperados en el camino

Llegamos a Puyuhuapi. Parece que nos hemos teletransportado a los Alpes alemanes. El estilo de las calles y el nombre de las mismas son alemanes. Leemos que esta comuna está poblada de descendiente de esa nacionalidad. Al salir del pueblo me doy cuenta que me he dejado la chaqueta de abrigo en el restaurante donde hemos comido. Estamos a unas dos horas del lugar y decidimos ir a la comisaría para que les llamen a ver si se encuentra allí antes de decidir dar media vuelta. Les llaman pero les dicen que no la tienen. ¡Vamos, que se la han quedado! De mala leche decidimos continuar camino, bordeando de nuevo la costa de un fiordo. La temperatura empieza a bajar rápidamente y la nieve de las montañas baja casi hasta la altura de la carretera.

Llegando a Puyuhuapi

Fiordo en Puyuhuapi

Embarcadero en Puyuhuapi

Cuando la carretera vuelve a convertirse en asfalto, ya se ha puesto el sol, queda muy poca luz y nos encontramos en la cuneta con la pareja de argentinos de la moto. Han vuelto a tener problemas con la rueda y están haciendo fuego para pasar la noche al raso. Paramos y les ayudamos a subir la moto a nuestra pickup y llevarles al siguiente pueblo con taller de reparación. Nos comentan que tenían esperanzas de que todavía no les hubiésemos adelantado y que paráramos para echarles una mano.







Paramos en el primer pueblo que encontramos, Villa Amengual pero no hay suerte, tenemos que seguir camino hasta el siguiente. Tardamos algo más de una hora hasta que llegamos a Villa Mañihuales.

Paramos en la gasolinera y preguntamos en el bar que se encuentra junto a ella. Aprovechamos para saber si saben donde se alquilan cabañas y nos recomiendan las cabañas "La Ruca". Arreglamos todo el tema y los argentinos se despiden de nosotros dándonos las gracias. Sin embargo, nos vamos un poco mosqueados, hemos evitado que duerman al raso y que sus vacaciones acaben aquí mismo y no se dignan ni a invitarnos a una triste cerveza. ¡Lamentable!

Ponemos la calefacción porque las noches en esta parte del mundo ya son bastante frescas y nos vamos a la cama tras cenar algo de comida que tenemos en las mochilas. Mañana queremos llegar hasta el Lago General Carrera.

Cabaña en Villa Mañihuales

DÍA 13 (29/04/2014). RUTA AUSTRAL

Tras desayunar nos disponemos a partir. El huésped de la cabaña de al lado, un fotógrafo chileno, entabla conversación con nosotros y al final nos tiramos casi una hora con él. Como está haciendo el camino inverso a nosotros nos cuenta un poco qué ver y que hacer con el tiempo que nos queda. Controla bien el tema porque lleva casi tres meses de viaje por la Patagonia realizando un reportaje fotográfico. ¡Qué envidia!


Cabaña en Villa Mañihuales


Cascada La Virgen

Llegando a Coyahique, la capital de la región, el paisaje cambia radicalmente. Pasamos de un paisaje de bosque húmedo a inmensas altiplanicies deforestadas para convertirlas en pastos para el ganado. Podemos contemplar, caballos, ovejas y, sobre todo, vacas por todos los lados. La verdad es que nos gustaba más el otro paisaje. Como no nos apetece entrar en la ciudad decidimos seguir camino y cargar combustible en el aeropuerto Balmaceda.

Pero antes nos desviaremos a la derecha unos veinte kilómetros al sur de la ciudad para visitar la zona del lago Elizalde. Es una zona muy solitaria con un encanto especial. Sientes en tus propias carnes la soledad y la inmensidad de la Patagonia. 

Panorámica de Coyahique

Lago Elizalde



Encontramos alguna que otra cabaña donde viven los gauchos, incluso podemos contemplar como curte las pieles de vaca. Nos cruzamos con un rebaño de vacas donde el pastor las va dirigiendo a caballo y con una boina en la cabeza. También observamos con tristeza como están deforestando una parcela para utilizarla de pasto para las vacas. Arrancan hasta las raíces de los árboles.

Piel curtida de vaca

Deforestación

Rebaño de vacas dirigidas por el gaucho



De regreso a la carretera Austral tenemos que parar durante un rato ya que debido a las obras que están realizando en la carretera una camioneta se ha quedado clavada en el barro y no puede salir. Mientras tanto observamos unas bandurrias alimentándose en un campo cercano.

Bando de bandurrias alimentándose

Cerrado por obras

Cuando llegamos al aeropuerto de Balmaceda nos damos cuenta, con desilusión que, aunque viene marcado en el mapa como que hay gasolinera solo es para los aviones. Así que tenemos que deshacer el camino y volver a Coyahique para repostar. Aprovechamos para tomar un cafecito. Nos damos cuenta que hay un cartel donde se marcan las gasolineras que hay a lo largo de la región de Aisén. ¡Si hubiésemos entrado al pasar por la ciudad la primera vez!

Plano indicativo de las gasolineras de la ruta en la región de Aisén

Al final del día llegamos a Puerto Ibáñez, junto al lago de nombre homónimo, justo en la frontera con Argentina. Ya es de noche. Damos un paseo por el pueblo y compramos algo en un ultramarinos. Le preguntamos dónde podemos alquilar una cabaña y el mismo nos ofrece una. Salimos a dar una vuelta por el pueblo y tomar una cervecita pero está todo cerrado. Lo único que está abierto es un restaurante. Al ser temporada baja no se ve ni un alma por la calle. Decidimos volver a la cabaña y cenar algo junto a la chimenea.


Preparando el fuego


DÍA 14 (30/04/2014). RUTA AUSTRAL

Amanece el día plomizo y con mucho viento. Desayunamos tranquilamente y tomamos dirección Sur hacia Puerto Tranquilo. Nos lleva casi cuatro horas llegar hasta allí por carretera de ripio en su totalidad. Por el camino pasamos por el valle del río Murta, donde podemos contemplar un inmenso bosque muerto. Lo veremos a la vuelta si nos queda tiempo.

Cabaña en Puerto Ibañez

Vista del Lago General Carrera

Camino de Puerto Tranquilo





El lago es de origen glacial, rodeado por las altas cumbres de los Andes. Es el lago más grande de Chile. Su mayor particularidad son las extrañas formaciones de mármol erosionado a lo largo del tiempo y el color turquesa de sus aguas. Es un lugar turístico de primera línea, sobre todo para la pesca deportiva de salmón y trucha. Pero nosotros vamos a visitar la Catedral de Mármol y demás formaciones rocosas.

En Puerto Tranquilo alquilamos, en uno de los diversos puestos turísticos que se encuentran junto al lago, una barquita para darnos una vuelta por el lago y poder visitar las diferentes grutas y formaciones que allí se dan. Navegamos entre grutas y por debajo de pilares formados a lo largo de los milenios debido a los fuertes vientos y oleaje del lago. Casualmente nos encontramos con la pareja argentina que les ayudamos el otro día con la moto. Les saludamos desde la barca y seguimos nuestros recorrido.

Formación Cara de Perro


Capilla de Mármol

Catedral de Mármol

Agua turquesas en el Lago General Carrera

Grutas en el lago General Carrera

Dentro de las grutas

Empieza a levantarse el viento y el oleaje se pone bravo. El guía decide volver porque se complica el tema. Nos cuesta bastante llegar hasta el embarcadero porque el viento en contra nos impide avanzar con facilidad. Cuando llegamos a tierra firme nos metemos en una pequeña tiendita: "Comida al paso Pía", junto a la parada de autobús Coyhaique - Cochrane, y tomamos un café bien caliente y un bocadillo de carne que nos quita el frío. Se junta un montón de gente en torno al puesto de comida cuando llega el bus. Vemos a unos cuantos turistas que viajan en transporte público recorriendo la ruta Austral. No veremos muchos más.

"Comida al paso Pía"

Este será nuestro punto más Austral de todo el viaje. Nos han faltado días para poder recorrer el último tercio de la ruta: Villa O´Higgins. Más allá están Torres del Paine, Punta Arenas,...

De vuelta se abre un poco el cielo y podemos contemplar los paisajes otoñales de la Patagonia en todo su esplendor: cumbres nevadas, bosque de hoja caduca y más abajo las coníferas.

Otoño en Patagonia






Cuando retornamos por el valle del río Murta paramos para contemplar el fantasmagórico bosque muerto, lleno de troncos secos o medio podridos que parecen sacados de una película de terror. El cielo se cubre de nuevo y empieza a llover. Decidimos seguir el camino de vuelta llenos de baches y charcos que hacen más lenta aún la travesía.





Anocheciendo llegamos al pueblo de Cerro Castillo y buscamos alojamiento. Por más vueltas que damos y más gente que preguntamos no conseguimos encontrar nada decente. Solo nos ofrecen unos camastros que no acaban de convencernos. Yo ando un poco febril y me apetece calentarme en una estufa de leña. Estos son los primeros síntomas de la varicela que estoy incubando.

Desistimos y regresamos a Puerto Ibañez y volvemos a alquilar al mismo tipo una cabaña. Esta vez nos ofrece una al mismo precio pero más grande. ¡Perfecto! Descansamos junto a la lumbre. Mañana último día.

DÍA 15 (01/05/2014). RUTA AUSTRAL Y REGRESO A SANTIAGO DE CHILE

Amanece el mejor día de toda la etapa en la Patagonia. Un sol radiante y prácticamente sin nubes. ¡Què fastidio! Como estamos junto a la frontera argentina decidimos ir hasta allí para decir que hemos estado en el país vecino. Empezamos a subir el puertillo que bordea el lago, por una pista, donde podemos contemplar unas fantásticas vistas del lago General Carrera. También podemos ver, a lo lejos, el macizo del Cerro Castillo, del Parque Nacional homónimo.


Lago General Carrera


Panorámica de Cerro Castillo

Cuando llegamos al alto el paisaje cambia radicalmente, los montes nevados se convierte en una inmensa pampa donde solo viven unos cuantos rebaños de asustadizos guanacos. Seguimos por la pista que desciende poco a poco y llegamos hasta un cartel que indica que estamos en Argentina. Junto a él se encuentra una garita con una barrera donde nos sale al paso un militar que nos dice que hemos entrado en el país hace un rato.

Rebaño de guanacos

¡Argentina!

Charlamos un rato con el guardia de frontera, y como no, también sobre fútbol. Nos sacamos unas cuantas fotos con él y retornamos por el mismo camino en dirección al aeropuerto de Balmaceda.

Paso fronterizo del Ingeniero Pallavicini 

Laguna salada en la frontera Chile-Argentina

Cerro Castillo

Llamamos a la agencia de alquiler para decirles que les dejamos en automóvil en el aparcamiento del aeropuerto, tal y como hemos quedado, y las llaves en una de las agencias de alquiler de vehículos que hay dentro de la terminal. Antes de eso hemos aprovechado para lavar el coche y sacarle unas cuantas fotos para que no tengamos problemas una vez que hayamos llegado a España. Mientras esperamos el vuelo de vuelta a Santiago comemos algo. Hoy será nuestra última noche en este sorprendente país.

Terminal de Balmaceda

El viaje de vuelta lo realizamos con la aerolínea de bajo coste Sky a las cinco de la tarde. El trayecto se hace algo pesado porque tenemos una escala técnica en Puerto Montt. Las vistas que podemos contemplar de los Andes desde el avión son alucinantes.

Al llegar a Santiago volvemos a tomar el bus del aeropuerto y en la ciudad tomamos el metro hasta la estación de Santa Lucia. Resulta que la reserva del hotel que habíamos hecho el otro día se encuentra en la misma manzana que en el que estuvimos los primeros días del viaje. ¡Se cierra el círculo! Parece ser que los bloques los regentan diferentes empresas, además de apartamentos privados.

Nos vamos a cenar y tomar las últimas cervezas del viaje. Al ser primero de mayo gran parte de los establecimientos hosteleros se encuentran cerrados. Así que acabamos en un bar-restaurante donde no tienen vino por copas ni diferentes tipos de cervezas, aunque lo ponen en la carta. Tampoco todos lo platos que ofertan. ¡Vamos, un desastre! Tardan en servirnos más de 45 minutos en servirnos unos platos de comida recalentados: un despropósito.

Nos volvemos al hotel porque no encontramos locales abiertos, llovizna y hace frío. Estamos cansados de tanto viaje. Mañana toca regreso.


DÍA 16 (02/05/2014). VUELO DE REGRESO Y LLEGADA A BILBAO

Hoy regresamos. Una pena porque el viaje ha sido fantástico. Recogemos todas nuestras cosas y tomamos el metro y el bus para ir al aeropuerto. Este trayecto ya nos lo conocemos de memoria. Nos espera un largo camino de vuelta. Volvemos a realizar escala en Salvador de Bahía. En Madrid tomamos por fin el último vuelo con destino a nuestra ciudad: Bilbao.

Ha sido un viaje gratificante. No hay duda que nos han quedado muchas cosas por ver: Desierto de Acatama y Norte de Chile, Extremo Sur, etc. Tenemos una buena excusa para pensar en volver en el futuro.