martes, 23 de octubre de 2012

Viaje a la tierra del fuego y hielo (Islandia 2009)




PROLOGO
Aunque este es el tercer viaje que narro en el blog, temporalmente es el primero que realicé con mis otros tres compañeros de andanzas. Rafa es amigo de toda la vida, pero a Alfredo apenas lo conocía en aquel tiempo y a Txemi le había visto una vez en mi vida. En el momento en el que me plantearon la posibilidad de ir de vacaciones con ellos tuve mis dudas, y ciertas reticencias, ya que no estaba seguro de si era buena idea viajar con gente que era una completa desconocida para mí. Entonces no sabía que mis temores eran fundados y que este fue el primero de los viajes que realizaré en el futuro con ellos.

Siendo sincero la idea surge, como no, de Alfredo. Las razones son tan sencillas como que en el año 2009 la crisis económica que estamos padeciendo estos días en España había pegado de lleno en este pequeño país del Atlántico Norte. Pasó de ser uno de los países con un precio de la vida más alto a estar por debajo de gran parte de los de la Comunidad Europea. La oportunidad estaba servida. 

INTRODUCCIÓN
Islandia a primera vista puede parecer un destino "exótico", "diferente" o incluso para algunos "poco atractivo". Es un país cubierto de hielo, en el cual se producen frecuentes terremotos y la actividad volcánica es habitual. El clima suele ser bastante riguroso, con temperaturas máximas que no suelen superar los 15º C y mínimas de ligeramente por debajo de los 0º C. Las precipitaciones suelen ser frecuentes y copiosas, sobre todo en la parte sur de la isla. La gran mayoría de la población vive en la capital, Reykjavík. En el resto del país apenas está habitada una estrecha franja costera, mientras que el interior está prácticamente despoblado.

A lo largo de estos días de travesía nos quedaremos boquiabiertos con sus paisajes, su fauna, sus áreas termales, sus noches casi inexistentes y sobre todo, de la amabilidad de sus gentes. 

PREPARANDO EL VIAJE 
Decidimos viajar ocho días para ver que tal nos va juntos. Hay que tener en cuenta que apenas nos conocemos y que vamos a estar casi 24 horas juntos, dentro de un todoterreno, comiendo, cenando, durmiendo,... 

Lo primero que hacemos es mirar la época del año con mejor clima, horas de luz, acceso abierto de ciertas carreteras y que no sea temporada alta para poder ir a nuestro aire, sin rumbo fijo y no tener problemas con el alojamiento. Por temas laborares no podemos coger la primera semana de Junio, que en principio es la mejor. Así que decidimos irnos la tercera semana de Mayo, concretamente del 16 al 23. No son malas fechas porque nos vamos a encontrar con la primavera en todo su esplendor y con muchísimas horas de luz como luego podremos atestiguar. El tiempo en Islandia es tan cambiante que te la tienes que jugar para coincidir en unas fechas que no llueva. Según nos contarán más tarde en el mismo día pueden darse las cuatro estaciones del año por lo que tendremos que ir preparados con todo tipo de vestimentas. 

Volaremos con Iberia hasta Heathrow (Londres) y de allí a Islandia con Icelanair. El vuelo de Bilbao a Londres sale en torno a las tres de la tarde y dura aproximadamente dos horas. Tendremos que esperar en Londres unas cuantas horas hasta que parta nuestro avión hacia el aeropuerto internacional de Keflavik, en torno a las ocho y media. Este segundo vuelo dura en torno a tres horas. 
Plano del Aeropuerto de Heathrow

Plano del Aeropuerto de Keflavik


Lo único que tenemos reservado en Islandia es la primera noche, ya que llegamos tremendamente tarde y nos va a ser imposible buscar algo. Decidimos reservar una noche en un hotelito ubicado en el mismo aeropuerto, el Bed And Breakfast Keflavík Airport. Forma parte de unos antiguos barracones remodelados de la época de la Guerra Fría, en el que el aeropuerto era una base militar estadunidense. Así mismo, el todoterreno que hemos contratado lo recogeremos al día siguiente en el pueblo de Keflavik en la agencia local SS Carrental. Sus precios son mucho más competitivos que los de las agencias internacionales.

Ubicación del Bed and Breakfast Keflavik Airport


Ubicación del SS Carrental


Las publicaciones donde obtenemos la mayor parte de la información para preparar el viaje son entre otras: LonelyPlanet de Islandia, revistas Altair de Islandia y Groenlandia y Lonely Planet Magazine de Islandia, algún que otro blog y un libro de nuestra infancia: Viaje al centro de la tierra - Julio Verne. En literatura contemporánea es interesante la novela negra El hombre del lago - Arnaldur Indridason. Personalmente a mí también me viene muy bien empaparme con la música de Björk y de Sigur Rós. Sobre todo de este último con sus fantásticos videos musicales que muestran los paisajes de su país y su excepcional documental Heima, que a todo el mundo que tenga de intención de viajar a este país recomiendo. 

Viaje al centro de la tierra - Julio Verne


El hombre del lago - Arnaldur Indridason


Lonely Planet - Islandia
Lonely Planet Magazine - Islandia


Revista Altair de Islandia y Groenlandia

Sigur Rós

Björk


ITINERARIO Y PLAN DE VIAJE 
A parte de los típicos lugares de obligada visita no hemos pensado una ruta prefijada. Lo único que tenemos claro es que vamos a realizar un viaje en torno a la isla en sentido contrario a las agujas del reloj y el resto iremos sobre la marcha.

Nuestro plan de viaje es el siguiente: 
- 16/05/2009: Viaje en avión hasta Keflavik
- 17/05/2009: De Keflavik a Hella
- 18/05/2009: De Hella a Höfn
- 19/05/2009: De Höfn a Húsavik
- 20/05/2009: De Húsavik a Borgarnes
- 21/05/2009: De Borgarnes a Reykjavík
- 22/05/2009: Estancia en Reykjavík
- 23/05/2009: Vuelo a Bilbao

DÍA 1 (16/05/2009). VIAJE EN AVIÓN HASTA KEFLAVIK 
Comemos bastante pronto ya que nuestro vuelo sale a media tarde. A eso de las dos de la tarde ya estamos en el aeropuerto. Después de las primeras bromas facturamos y pasamos los controles de seguridad. Cuando aterrizamos en la Terminal 3 de Heathrow tenemos que recoger las maletas y movernos a la Terminal 2. Este proceso nos llevará en torno a una hora debido tanto a la distancia entra ambas terminales como a los concienzudos controles de seguridad que se llevan a cabo en Inglaterra. Por fin estamos en la terminal. Prácticamente la totalidad de los viajeros somos turistas, apenas un pequeño puñado son islandeses. 

Cuando despegamos la noche casi ha caído sobre Londres. El vuelo durará unas tres horas y no nos dará tiempo a aburrirnos ni a dormir. El avión es tremendamente cómodo, con televisiones en el frontal donde se pueden ver documentales y escuchar música islandesa. De hecho, me paso gran parte del viaje viendo y escuchando el documental de Sigur Rós. Este junto con Björk son los artistas musicales más internacionales del país. Por si a alguien le interesa la música de Sigur Rós y la excelente fotografía del documental Heima se puede ver y descargar en youtube. Es simplemente espectacular. 

A medida que nos vamos acercando a Islandia podemos ver que en vez de hacerse cada vez más de noche la intensidad de la luz solar aumenta. En el monitor del avión se muestra como la zona de oscuridad en el mapamundi casi roza la isla. La primera impresión que nos llevamos al acercarnos a la isla es la de una tierra totalmente dominada por coladas de lava solidificada. Desde la ventanilla del avión no se aprecian ni vegetación ni arboles. Todo es roca virgen. Finalmente aterrizamos en el pequeño aeropuerto de Keflavik con una luz fantástica. 

Noche islandesa en torno a las dos de la madrugada

Al salir de la terminal nos está esperando un empleado del hostal en el cual vamos a dormir esta noche. De camino le preguntamos a ver cómo podemos ir mañana hasta el pueblo para recoger el todoterreno que hemos alquilado. Nos dice que no nos preocupemos que nos llevará él mañana. 

Tras dejar las maletas cenamos algo de lo que hemos traído en la maleta y salimos al exterior para charlar un rato y contemplar la noche con sol. Pasado un rato decidimos entrar de nuevo y descansar porque mañana nos espera un día intenso.

DÍA 2 (17/05/2009). DE KEFLAVIK A HELLA 
Al día siguiente, tras desayunar nos recoge el chico de la agencia de alquiler de coches en vez de el del hotel y nos lleva a la agencia en Keflavik para entregarnos el vehículo. Hemos optado por un Nissan Qashqai. En realidad es un "todacamino", no llega a ser un todoterreno pero tampoco es un utilitario corriente. Si se quiere viajar a lo largo del país lo más recomendable es alquilar un coche de este estilo, ya que puede haber problemas con la nieve y hielo. Además hay gran cantidad de carreteras que no son de asfalto sino simplemente de tierra o grava. 

Tomamos dirección noreste por la carretera 41 hasta la localidad de Hellnahraun. Aquí nos desviamos y seguimos por la vía 42 con intención de visitar el lago Kleifarvatn. Nada más tomar el desvío observamos que en un lateral de la carretera se encuentran unos de los famosos secaderos de bacalao islandés. Paramos para echar un vistazo a las empalizadas llenas de este pescado secándose al sol. El olor es bastante intenso aunque parece ser que este animal seco es un manjar y sirve para alimentarse durante los largos inviernos que se dan en esta parte del mundo. 

Secadero de bacalao

Aprovechamos para tomar contacto por primera vez con los terrenos áridos y salvajes de este país. Apenas apreciamos signos de vegetación. Únicamente crecen de manera dispersa agrupaciones de líquenes de tonalidad amarillenta. El resto consiste en formaciones de lava solidificada hace relativamente poco tiempo.

Tomando contacto con el terreno

Continuamos conduciendo durante los siguientes treinta minutos adentrándonos en la Reserva Natural de Reykjanesfólkvangur. Podemos observar a través de la ventanilla lo agreste del paisaje, con vastas llanuras y montañas, volcanes y glaciares, coladas de lava e inmensas extensiones de arena. Finalmente llegamos al lago Kleifarvatn con sus negras arenas y campos de lava rodeándolo. Es una gran extensión de agua extremadamente azul donde encontramos multitud de pescadores pasando la mañana del sábado. Parece ser que se está utilizando este lugar como criadero de truchas, de ahí la cantidad de gente practicando este deporte. Hoy el clima es bastante benigno con un sol radiante y una temperatura más que agradable. 

Pescadores en el lago Kleifarvatn
Carretera que bordea el lago Kleifarvatn

Panorámica del lago Kleifarvatn

Continuamos nuestro camino hasta llegar a la zona termal de Krýsuvik, donde nada más bajar podemos sentir el olor fétido y nauseabundo de los vapores de ácido sulfhídrico que emanan de las entrañas de la tierra en este lugar. Podemos contemplar pequeños géiseres, solfatras y demás fenómenos geotérmicos. En algunas zonas los vapores son tan densos que parece que hay niebla. Los colores de la tierra son muy vivos e intensos: rojos, amarillos, ...

Panorámica de la zona termal de Krýsuvik

Depósitos con intensos colores


Vapores que emanan de la tierra

Cuando nuestras pituitarias ya se han saturado del intenso olor a azufre montamos de nuevo en el coche y nos dirigimos en dirección sur siguiendo la carretera 42 a lo largo de la costa hacia el este hasta enlazar con la carretera circular 1. Podemos observar altos acantilados y los primeros signos de la exuberante fauna voladora que veremos a lo largo del viaje por toda la isla. Al llegar a Selfoss paramos en un supermercado de las afueras para abastecernos de comida para pasar la jornada. Básicamente compraremos fruta, pan de molde, queso y algo de embutido. Los precios son un poco más elevados de lo que cabría esperar en un principio pero es que en Islandia se importa la práctica totalidad de los alimentos. Únicamente poseen pescado, cordero y algunas hortalizas de invernadero. Como nota curiosa comentar que la zona de congelados en los supermercados no se limita a una serie de cámaras alineadas a lo largo del mismo sino que esta formada por habitaciones congelador donde hace un frío espantoso. Es más, será el lugar donde más frío pasemos de todo el viaje.

Carretera 42 hacia Selfoss

Nos sorprende bastante ver en un marcador de la gasolinera que la temperatura exterior es de 20º C. ¡Impensable para estas latitudes!

Termómetro indicando las altas temperaturas

Remontamos el río Sog desde Selfoss hacia el Parque Nacional de Þingvellir por la carretera 36. El significado de este lugar sería algo así como "Llanura del Parlamento". A medio camino paramos para comer en una de las múltiples áreas de descanso que encontraremos a lo largo y ancho del país. Nos preparamos unos sándwiches de jamón con queso, unos zumos y aprovechamos para tomar un ratillo el sol. Para llegar a Þingvellir tenemos que bordear el lago Þingvallavatn, el más grande del país. Posee unas aguas impresionantemente azules que no deja indiferente a nadie. 

El valle donde se encuentra el parque es uno de los lugares históricos más importantes de Islandia. En el año 930, el Alþingi, una de las instituciones parlamentarias más antiguas del mundo fue fundada aquí. Se reunía anualmente, cuando el Lögmaður (hablante de leyes) recitaba la ley a todos los congregados y también decidía en disputas. Los criminales también eran castigados en estas asambleas.

Mapa del Parque Nacional de Þingvellir 

Entre el año 999 y 1000 el Lögmaður Þorgeir Ljósvetningagoði proclamó el Cristianismo como religión oficial de Islandia. Después de su conversión se dice que, tras regresar del Alþingi, Þorgeir arrojó todas las estatuas de dioses nórdicos a la cascada que desde entonces recibe el nombre de Goðafoss (Cascada de los dioses). 

La independencia de la República de Islandia fue proclamada en este lugar histórico en 17 de junio de 1944 y el parque aloja asimismo la residencia de verano del Primer Ministro de Islandia. 

Panorámica de Þingvellir

Residencia de verano del Primer Ministro de Islandia junto a la iglesia de madera

En este lugar existe una falla tectónica claramente identificable, denominada "Falla de Almannagjá". Existe un tramo acondicionado para el turismo por el cual se puede pasear tranquilamente. Es un precioso camino asfaltado donde se puede contemplar con toda crudeza el punto terrestre en el que se separa Europa y América. En esta zona se suelen producir frecuentes terremotos debido a este hecho. Al lado del camino asfaltado se puede observar otro tramo de la falla totalmente inundado por las agua del río Öxará ( "Hacha") que desemboca en el lago Þingvallavatn. Debido a la fractura que se ha producido en el terreno se ha formado la preciosa cascada Öxarárfoss.

Bandera de Islandia junto a la falla tectónica
  
Cascada Öxarárfoss

El parque es un lugar muy frecuentado por los islandeses y los turistas debido a la belleza del lugar, la infinidad de rutas de senderismo que se pueden realizar y a la historia que alberga. Junto con la cascada de Gullfoss y los géiseres de Haukadalur, Þingvellir forma parte de la ruta turística más famosa de Islandia, el Círculo Dorado.

Entorno de Þingvellir 

Falla con el lago Þingvallavatn al fondo

Tras pasar un buen rato en este maravilloso enclave nos dirigimos hacia nuestro nuevo destino: los géiseres de Haukadalur, los cuales se encuentran a unos treinta kilómetros de distancia. Pasamos por lugares desolados donde no crece nada más que un poco de hierba, el resto es roca virgen y moldeada al enfriarse la lava incandescente que ha surgido de las entrañas de la tierra. 

Antes de llegar a la zona de los géiseres ya los podemos contemplar a lo lejos. Nos emocionamos al saber que hay alguno activo y que su tamaño es considerable. Paramos en el parking habilitado a tal efecto en un lado de la carretera y nos colgamos las cámaras de fotos para intentar inmortalizar el momento. En la zona existen multitud de géiseres, la mayoría de muy pequeño tamaño y baja actividad. Sin embargo, hay uno que destaca por la altura de su chorro de agua caliente y vapor (aunque históricamente no ha sido el que mayor altura ha alcanzado): el denominado Strokkur, el cual alcanza los 20 metros de altura. Hay que indicar que el nombre mundialmente utilizado para este fenómeno proviene de la palabra islandesa con la cual se denominó a Geysir, uno de los más grandes del país aunque actualmente no despide chorro alguno. Su significado sería algo así como "surtidor". 

Litli Geysir o Pequeño Géiser


Géiser  Strokkur



Geysir tuvo de ser descomunal, teniendo en cuenta el perímetro que lo delimita y viendo el chorro que emite Strokkur. Según nos cuentan de tanto echar detergente y piedras para que se produjese el efecto se cerro y hoy en día apenas emite una pequeña cantidad de gases frente al chorro de unos 60 metros que emitía en el pasado. En torno a ellos podemos visitar multitud de piscinas de agua caliente dispersas por el parque. Los colores van del azul intenso, pasando por los turquesas, verdes y ocres. Este color varía en función de las sales disueltas que hay en cada una de las piscinas.

Cuando llegamos no hay mucha gente lo cual se agradece para poder visitar el lugar tranquilamente y sacar alguna que otra foto. Junto al parking se encuentra el Geysir Center. Es el punto de información turística y exposición dedicada a los fenómenos geotérmicos. 

Tras pasar un buen rato en la zona nos montamos de nuevo el coche y nos dirigimos hacia la que se considera una de las más bellas cascadas del mundo y posiblemente la que mayor caudal de agua posee: la Cascada de Gullfoss ("Cascada de Oro").

La distancia que nos separa es de apenas diez kilómetros. Gullfoss es una de las atracciones más populares del país. Se encuentra en el amplio cauce del río Hvítá, que fluye hacia el sur y a un kilómetro de la cascada gira bruscamente hacia el este cayendo en tres escalones curvados. En ese momento se cae en dos saltos (11 y 21 m) en una grieta de 32 m de profundidad. Esta grieta mide unos 20 m de anchura y 2.5 km de longitud. El caudal medio en esta catarata es de 140 m³ por segundo en verano y 80 m³/s en invierno. El máximo flujo de agua medido es de 2000 m³/s.

Según nos acercamos empezamos a oír el estruendo del agua al caer antes de poder ver la gran masa de agua. En un primer momento parece como si el río fuese tragado por la tierra, ya que la grieta queda oculta de la vista. La sensación que se tiene al observar con todo su esplendor la fuerza de la naturaleza no te deja indiferente. Es más, todavía hoy tengo  en la retina el recuerdo de tal maravilla. Bajamos hasta el pie de la cascada a través de un pequeño sendero que discurre por el borde del precipicio. Cuando llegamos apenas hay gente. Únicamente nos cruzamos con una pareja, un grupo de jóvenes y un turista japonés al cual le pedimos que nos saque una foto de grupo.



Arcoiris sobre Gullfoss 


Foto de grupo en Gullfoss

Cuando estábamos preparando el viaje teníamos intención de realizar una ruta a través de la carretera F35 pero no podemos ya que ciertas carreteras nos las abren hasta primeros de junio debido al estado de las mismas. Para más información sobre estado de las carreteras y tiempo meteorológico consultar la página de Icelandic Road Administration

Carretera F35 hacia la ruta de Kjölur

Nos damos cuenta que se nos ha echado el día encima y todavía no hemos reservado habitación en alguna de las localidades vecinas. Así que cogemos el coche y nos dirigimos al sur por la carretera 30 hasta enlazar con la 1. Allí nos dirigiremos hacia el sur y buscaremos alojamiento en la localidad de Hella. Inicialmente preguntamos en un B&B donde solo hay alojados una pareja de japoneses. No nos acaba de convencer y decidimos ir a buscar otro alojamiento. Si no encontramos le decimos que volveremos. Sin embargo, esta localidad posee un camping muy acogedor llamado Cafe Arhus Hellu. Cuando llegamos vemos que está lleno de estudiantes franceses en viaje de fin de curso. Además del camping también dispone de un hotel y restaurante donde se puede cenar. 

Plano de ubicación del camping Cafe Arhus Hellu en Hella


Nos alojamos en una de las cabañas que se encuentran diseminadas sobre una explanada de hierba junto al río. La estancia está bastante bien y es muy acogedora. Cenamos algo tranquilamente y como hace una noche preciosa, prácticamente sin nubes y con una temperatura muy agradable, salimos al jardín para contemplar el sol de medianoche.

Sol de medianoche


Cabañas en el camping de Hella

Vamos a dar un paseo por la ribera del río. Los chavales y chavalas francesas están pululando por el entorno y divirtiéndose. En un momento dado llegamos al límite del camping. Vemos que hay una elevación un poco más lejos y nos dirigimos hasta allí. Resulta ser un hipódromo en medio de la nada. Entramos y nos damos una vuelta al circuito. El suelo se encuentra recubierto de una capa blanquecina de roca. No es la típica arena o hierba a la que estamos acostumbrados a ver en otras partes de Europa. Cogemos una piedra pensando que pueden ser cascotes de la obra de construcción o como consecuencia de un abandono del lugar pero nos damos cuenta que en realidad es piedra pómez. Esta es una roca volcánica con baja densidad (flota en el agua), muy porosa, blanda y de color blancuzco. ¡Entonces comprendemos que es el suelo sobre el cual corren los caballos islandés! Sus pezuñas apenas sufren al pisar sobre ella ya que se pulveriza a su paso. La explicación de por qué se ha construido este hipódromo la encontramos cuando nos enteramos que la gran mayoría de los caballos islandeses se crían y doman en esta localidad. Aquí se encuentra la mayor cuadra del país: la cuadra Árbakki.

Regresamos de nuevo al camping, no sin contemplar el sol de medianoche antes de acostarnos. Cogemos el plano y discutimos el plan para el día siguiente. Nuestro próximo destino es Höfn, aunque antes tendremos que visitar varios destinos ES-PEC-TA-CU-LA-RES.

DÍA 3 (18/05/2009). DE HELLA A HÖFN 
Lunes. Amanece con un sol radiante. Podemos observar como las aves están en plena actividad, buscando alimento y deleitándonos con su presencia.

Nos montamos de nuevo en el coche y retomamos la carretera circular número 1. Esta es la principal vía de comunicación del país y la mejor acondicionada de todas, aunque dependiendo de las zonas se encontrará en mejor o peor estado.

Es una pena no poder visitar la zona de Þórsmörk y Landmannalaugar pero la carretera que conduce hasta allí no la abren hasta el primero de junio. Así que nos dirigimos hacia la cascada de Seljalandsfoss, que se encuentra a unos treinta kilómetros de Hella. 

Empezamos a ver granjas diseminadas por la estrecha franja costera. Están llenas de ovejas pastando en las parcelas de hierba construidas para tal uso. Los granjeros suelen transformar los campos de lava fundida en campos de hierba depositando tierra sobre ellos y mediante la construcción de grandes canales de riego. El agua la desvían de las múltiples corrientes de agua y cascadas existentes a lo largo y ancho del país. 

A medida que nos vamos acercando a la cascada el cielo se encapota cada vez más. Tenemos miedo de que nos caiga una buena tormenta. La caída de agua de 40 metros se encuentra muy cerca de la carretera general. Cuando llegamos hay apenas gente. Así que podemos contemplarla y sacar unas cuantas fotos tranquilamente. Es impresionante la cantidad de agua que cae. Además se ha formado una cueva por detrás de ella y existe un caminito que permite adentrarse y contemplarla por detrás.

Cascada de Seljalandsfoss
Camino que discurre por dentro de la cascada

A lo lardo de todo el acantilado se observan infinidad de pequeños saltos de agua de desembocan en el río Markarfljót, muy cerca ya del mar. Decidimos dar un paseo por la zona y trepamos por un pequeño sendero que nos lleva hasta la cima. En la llanura que se muestra ante nosotros se puede contemplar el caudaloso río que un poco más allí se precipita hacia el abismo. Desde este punto las vistas del valle son indescriptibles. Justo a nuestros pies se ubica una pequeña granja rodeada de pastos de un verde intenso que contrasta con la aridez del entorno. La forma de vida de estas gentes es bastante austera. No tienen grandes lujos. Nos imaginamos cómo debe ser la vida en invierno, con prácticamente veinticuatro horas de oscuridad. Llegamos a la conclusión que nosotros no podríamos vivir aquí. Sin embargo los islandeses están muy arraigados a sus tierras y están orgullosos de ello.

Panorámica de la zona de la Cascada de Seljalandsfoss




Sendero que trepa por el acantilado


Ya de vuelta podemos observar que han empezado a llegar más turistas, muchos de ellos armados con pesados trípodes para retratar el maravilloso paisaje de estas inhóspitas tierras. 

Retomamos el camino y nos dirigimos a visitar otra cascada, en este caso la de Skógafoss. Se encuentra a algo más de veinte kilómetros de aquí. Seguimos contemplando el paisaje tan agreste de Islandia. Los ríos desembocan en su mayoría precipitándose desde las montañas a muy poca distancia del mar. Otros, los menos, serpentean por los valles arrastrando infinidad de rocas, cubriendo prácticamente todos los cauces de los ríos, hasta llegar al mar. 

Granjas diseminadas junto a la cascada de Skógafoss


Cascada de Skógafoss

Esta es una de las cascadas más grande del país con una anchura de 25 metros y una caída de 60 metros. El litoral ha retrocedido hacia el mar (hoy está a una distancia de alrededor de 5 km desde Skógar), los anteriores acantilados marinos permanecieron, paralelos a la costa a lo largo de cientos de kilómetros, creando junto con algunas montañas una frontera clara entre las tierras bajas costeras y las Tierras altas de Islandia.

Salto de la cascada de Skógafoss


Las vistas desde la cima son muy hermosas, llegándose a contemplar una gran extensión de tierra debido a la ausencia de contaminación atmosférica. Al fondo se puede observar claramente el mar.

Camino de subida a la cima de la cascada Skógafoss

Granja y al fondo el mar
Río antes de precipitarse en forma de cascada Skógafoss

Volvemos al coche y continuamos de nuevo por la carretera 1 que en esta parte del recorrido discurre paralela a la costa. Según vamos avanzando podemos contemplar por la ventanilla izquierda de nuestro vehículo la inmensidad de los glaciares Mýrdalsjökull y Eyjafjallajökull. Pasamos junto a la lengua glaciar de Sólheimajökull.

Nota: Este último entró en erupción en el año 2010 con las consiguientes riadas y problemas aéreos que ocasionó durante varios meses en toda Europa. 

Zanja para canalizar agua para pastos. Al fondo glaciar Mýrdalsjökull

Nuestra siguiente parada se encuentra a unos 25 km: la playa de Reynisdrangar. Nada más llegar nos damos cuenta que este lugar tiene algo especial. Las arenas son de color oscuro debido a su origen volcánico y en el acantilado podemos observar una gran pared y una cueva de grandes basaltos hexagonales. Se pueden observan multitud de aves revoloteando por encima de nuestras cabezas que van y vienen del océano trayendo comida a sus polluelos, protegidos en sus nidos del acantilado. 

Playa de Reynisdrangar
Pared y cueva de basaltos hexagonales
Detalle de los basaltos

Paseamos durante un rato por su paradisíaca playa de arenas negras y contemplando las preciosas vistas que se tienen del entorno: desde el faro de Dyrhólaey a los Monolitos basálticos de Reynisdrangur, pasando por contemplar el acantilado de Reynisfjall a nuestras espaldas.

El acantilado sobre el que se ubica el faro tiene una altura de 120 metros y posee un arco natural sobresaliente que se eleva sobre el mar.

Arenas negras. Al fondo faro de Dyrhólaey


Monolitos basálticos de Reynisdrangur

Junto a la playa se encuentra una pequeña iglesia protestante de típica factura nórdica. A su lado un pequeño cementerio donde se encuentran clavadas apenas un puñado de cruces.

Iglesia y cementerio junto a la playa de Reynisdrangar


Continuamos nuestro camino hasta la localidad de Vík para repostar y comprar algo de comida. Esta localidad no tiene nada de interés. Como nota curiosa se puede reseñar que posee el record de precipitaciones del todo el país. 

Seguiremos hacia el interior, hacia la zona de Skaftafell. Vamos bordeando, y admirando el glaciar Mýrdalsjökull, cuarto con mayor extensión del país. Como ya nos está entrando hambre decidimos parar para comer un bocadillo en el área de descanso que existe junto a la cascada de Krossarfoss. El tiempo a mejorado definitivamente y luce un cielo radiante. El sol calienta lo suficiente como para quitarnos el abrigo y quedarnos solo con el forro polar. Corre un ligero aire que en lo alto del acantilado se convierte en un viento racheado capaz de desviar el chorro de la cascada.
Cascada de Krossarfoss

Granja junto a la Cascada de Krossarfoss

En la zona se encuentra el volcán Laki, uno de los más devastadores del país cuando a finales del siglo XVIII casi mata a todo ser viviente de la isla. El área de Lakagígar es otro punto de interés donde se pueden contemplar más de cien cráteres volcánicos. Esta zona solo es visitable en verano por lo que lo tendremos que dejar para otra ocasión.

En nuestro camino hacia Skaftafell pasamos por una zona desértica llena de sedimentos de barro, arena y grava provenientes del arrastre del glaciar denominada Skeidarársandur. Estos, junto con restos de las erupciones producidas en el pasado y el agua del deshielo, han generado una zona de "arenas movedizas" de color oscuro muy peligrosas. 

Necesitamos repostar combustible lo antes posible. Sólo encontramos un surtidor en medio de la nada. únicamente funciona con tarjeta de crédito, Como no sabemos cuantos litros tenemos que añadir marcamos 50€ al cambio. Sin embargo el tanque se llena cuando llegamos en torno a los 42€. No ha y posibildad de reembolso. Cuando volvamos a España nos deremos cuenta que nos han reembolado la diferencia. ¡Gente legal!

Finalmente llegamos al Parque Nacional de Skaftafell, segundo en importancia del país después de Þingvellir. Aquí veremos por primera vez desde que llegamos un bosque, en este caso de abedules. También podremos contemplar lenguas glaciares, cascadas, montañas, todo ello recorrido por infinidad de senderos que harán que pasemos una tarde muy agradable.

Parque Nacional de Skaftafell


Dentro del parque se encuentra una quinta parte del glaciar Vatnajökull, el mayor de Europa. Justo al lado del aparcamiento podemos maravillarnos con la lengua glaciar Skaftafellsjökull, la cual forma parte del Glaciar Vatnajökull. 

Lengua glaciar Skaftafellsjökull


Tenemos intención de hacer una pequeña caminata hasta la cascada Svartifoss. Pasaremos por una serie de pasarelas que salvan los riachuelos que bajan de la montaña. Por fin podemos observar un pequeño bosque. Esto no se verá en muchos lugares en el resto del país. El paseo es relativamente sencillo. Para llegar a la cascada de Svartifoss pasaremos antes por otras dos menos conocidas, más pequeñas y menos espectaculares a estas alturas del viaje: Þjöfafoss y Hundafoss.

Cascada Þjöfafoss

Desde la cascada Hundafoss podemos contemplar la gran explanada por la cual hemos conducido hasta el parque. El río serpentea por la zona de Skeidarársandur hasta desaparecer en el horizonte en el mar

Panorámica de la entrada al parque desde la cascada Hundafoss
Cascada Hundafoss

Finalmente, tras veinte o veinticinco minutos remontando el río llegamos a la cascada Svartifoss (o "cascada negra" debido a las columnas de basalto por las que cae el agua). La vista es fantástica. Las columnas parecen los tubo de un órgano de iglesia. Las formas hexagonales fueron moldeadas por un proceso de cristalización dentro de un flujo de lava al enfriarse de manera extremadamente lenta. Formaciones similares a esta se encuentran en la Calzada del Gigante en Irlanda del Norte y en la isla de Staffa en Escocia. 

Llegando a la cascada Svartifoss

Cascada Svartifoss

La base de esta cascada está repleta de rocas afiladas, a medida que se desprenden nuevas secciones de columna hexagonal, más rápido de lo que el agua tarda de limar sus bordes.

Estas columnas de basalto han inspirado a varios arquitectos islandeses, siendo los mejores ejemplos la iglesia Hallgrímskirkja en Reykjavík, así como el Teatro Nacional.

Detalles de las columnas hexagonales de basalto de la cascada Svartifoss
Caudal de la cascada Svartifoss

Después de una visita inolvidable a este rincón de Islandia volvemos al coche para dirigirnos al siguiente lugar anotado en nuestra agenda del día: el lago Jökulsárlón. Pero antes debemos ordenar el maletero porque entre las maletas y la comida casi no nos entra nada más.

Jugando al tetris con el maletero del coche

Nos ponemos en camino hacia uno de los lagos más hermosos del mundo. Se ha formado como consecuencia del deshielo del casquete glaciar Breidamerkurjökull. Este es un lago relativamente reciente, con unos ciento cincuenta años de antigüedad. La profundidad máxima del mismo está en torno a los doscientos metros.

Camino del lago Jökulsárlón


Cuando llegamos nos quedamos totalmente sorprendidos de la imagen que estamos contemplando. Seguramente sea uno de los lagos más bonitos del mundo. Los casquetes que se desprenden de la lengua del glacial se reflejan en las azules aguas proporcionando unas vistas maravillosas. No en vano aquí se rodó alguna de las escenas de la película de James Bond "Panorama para matar".

Lago Jökulsárlón


Su nombre significa "laguna del río glaciar". Con el cambio climático el lago cada año es mayor, ya que la lengua está en retroceso. Se puede pasear por sus orillas y contemplar los icebergs, patos y otros pajarillos que revolotean por la zona. además, hace una tarde muy agradable y soleada y los reflejos en el agua son muy fotogénicos.

Reflejos en el Lago Jökulsárlón
Reflejos en el Lago Jökulsárlón
Torres de electricidad. Al fondo el glaciar Vatnajökull
Pajarillo del ártico

Se nos empieza a hacer un poco tarde por lo que si queremos encontrar alojamiento en Höfn nos tenemos que dar prisa. Retomamos la carretera 1 y llegamos a este pequeño pueblo pesquero de algo más de mil habitantes a eso de las nueve de la tarde. Como en este país la gente se retira a cenar bastante pronto tenemos que darnos prisa en encontrar un alojamiento o nos quedaremos a dormir en el coche. Nos dirigimos a la zona del puerto y encontramos un hotel bastante sobrio donde reservamos un par de habitaciones: Asgardur Guesthouse.

Puerto de Höfn desde el hotel


Ubicación del Asgardur Guesthouse en Höfn


Lo mejor del lugar son las fantásticas vistas a la bahía de Höfn y de las montañas nevadas que se contemplan al fondo. Tras dejar las maletas nos vamos a buscar algún restaurante para cenar algo y tomar unas cervezas. No muy lejos encontramos un local, aunque no está muy animado que se diga, donde picaremos algo. Lo curioso del tema es que a la hora de pagar (dos rondas de cervezas y una de picoteo) le preguntamos al camarero si hay algún otro sitio cercano donde poder ir a tomar algo. Este nos responde que doblando la esquina y caminar unos cinco minutos podemos encontrar otro. Nos dirigimos para allí y lo único que encontramos es un campo de lava desierto. ¡Menudo cab***!

De vuelta al hotel nos damos cuenta que están venga a pasar coches llenos de adolescentes. Están constantemente pitando y saludando a los coche que se cruzan en su camino. Suponemos que es la manera de ligar por esto lares. Como hay tanta luz nos es difícil dormir por lo que nos quedamos charlando un largo rato en el mirador de la habitación. Podemos corroborar que esa es la forma de relacionarse de los adolescentes de Höfn. A eso de la una o una y media de la madrugada nos vamos a acostar con todavía una luz solar bastante importante.

DÍA 4 (19/05/2009). DE HÖFN A HÚSAVIK
Me despierto en torno a los cinco de la madrugada. El sol está ya muy alto y entra muchísima luz a través de nuestro ventanal sin cortinas ni persianas. Me vuelvo a quedar dormido hasta la hora de desayunar. 
Antes de partir en dirección norte, hacia los fiordos, podemos contemplar desde el mismo puerto una de las mejores vistas del glaciar Vatnajökull. Es tan inmenso y se encuentra tan cerca que casi se puede tocar. 

Glaciar Vatnajökull desde Höfn

Retomamos la carretera 1. A partir de este momento el paisaje se vuelve más solitario si cabe. Solamente podemos observar alguna que otra granja aislada. La fauna explota en todo su esplendor. En cierto momento transitamos por el lateral de un mar interior formado por dos fiordos llamados Álftafjördur y Hamarsfjördur. Nunca antes en mi vida había visto tantas aves juntas: patos, gansos, gaviotas, frailecillos,... 

Las vistas de los fiordos profundamente encajados entre las montañas son espectaculares. El agua tienen un color azul indescriptible. Parece imposible que hoy en día existan unas aguas tan limpias. Las cimas de las montañas se encuentran totalmente cubiertas de nieve y de vez en cuando se precipitan cascadas directamente al mar desde alturas imposibles. Paramos varias veces para contemplar el paisaje y sacar fotos. En una de estas escapadas descubrimos una foca calentándose con el sol de mediodía. Tal vez esté enferma porque ni se inmuta ante nuestra presencia. También cabe la posibilidad que no nos tenga miedo y simplemente nos ignore. 

Panorámica de un fiordo

Foca descansando
Cascada desaguando en un fiordo
Lengua del fiordo

Aunque en el mapa de carreteras que llevamos parece que no hay mucha distancia la verdad es que recorrer los múltiples fiordos que existen en esta parte del país se hace eterno. Así que, aunque teníamos intención de pasar por Reydarfjördur para llegar a Egilsstadir, decidimos acortar y desviarnos en Breiddalsvík. 

La carretera de asfalto se convierte en una pista de tierra pisada. Comenzamos a ascender por una vía que serpentea constantemente. Incluso pasamos por uno de los pocos túneles que existen en el país. Cuando llegamos al alto sopla un viento infernal. Sin embargo las vistas compensarán con creces las condiciones climáticas. Este será el preludio de lo que nos esperará un poco más adelante.
Carretera 1 a su paso por los fiordos

Pasamos de viajar por un paisaje de fiordos, entre el mar y las altas montañas, a  una zona de altiplano totalmente dominada por la nieve y hielo. El cielo se ha cubierto por completo y amenaza con nevar. Hay que circular con muchísimo cuidado. La carretera está llena de placas de hielo y la temperatura exterior ha bajado tanto que nos tenemos que poner más ropas de abrigo. 

Las únicas personas que nos encontramos por el camino es una pareja que adelantamos en medio del páramo. La visita más interesante de esta zona del país es la de la cascada de Hengifoss, aunque por falta de tiempo no podremos acercarnos. 

Por fin llegamos a Egilsstadir. El cambio de paisaje es importante. ya no hay nieve en el paisaje y se ha recuperado la temperatura. Únicamente paramos para cargar combustible y comprar algo de comida en el supermercado. La localidad no tiene otro interés que nos retenga, así que nos dirigimos en dirección a Dettifoss por la carretera 864. Estamos casi seguros que va a estar cerrada al tráfico hasta primeros de junio pero merece la pena comprobarlo. Al llegar a una aeródromo nos encontramos con una valla en medio de la carretera indicando que no se puede traspasar.


Cartel indicativo de carretera cortada
Surtidores de combustible en mitad de la nada
Nuestro siguiente destino será la planta de energía geotérmica de Kröflustöd. Esta fábrica genera electricidad a partir de la energía proveniente del subsuelo del volcán Krafla. La zona es una especie de parque geotérmico ya que además del propio volcán se encuentran fisuras por donde se escapa el calor de la tierra.

Camino de la central

Planta geotérmica de Kröflustöd

Panorámica desde la planta de energía




A continuación nos dirigimos a visitar la zona de la fisura de Leirhnjúkur. El hundimiento del terreno en tiempos pretéritos generó una inmensa hoya de lodos calientes con vapores sulfurosos que puede llegar a resultar incómodo respirar. Las vistas resultan impresionantes con aguas calientes, solfataras, fumarolas y barros calientes. Una red de senderos conducen al visitante por zonas seguras, ya que los vapores o las salpicaduras de barro caliente pueden dar más de un susto.

Mapa de la zona del lago Mývatn

Lodos calientes



Vapores sulfurosos

Fumarola



 


 
Continuamos hacia la zona del lago Mývatn. Todo el entorno está rodeado de campos de lava relativamente reciente. Esta maravillosa zona está llena de pequeños cráteres despuntando por todas partes, incluso en medio del lago. La formación de este paisaje se debió al deshielo de un glaciar por la actividad telúrica hace varios miles de años, donde se quedó atrapada parte del agua. Los habitantes del lugar han aprovechado lo que les brinda la naturaleza para construir unos baños termales que pueden ser visitados previo pago. Se puede rodear el lago por un sendero que discurre a lo largo del mismo.


Panorámica el lago Mývatn


Ovejas en torno al lago con volcán al fondo


Sendero que rodea el lago

Muy cerca de la carretera encontramos un sendero que conduce al volcán Hverfell. La ascensión no entraña a penas dificultad y merece la pena por las vistas tan fantásticas que se pueden contemplar del lago y de la zona circundante.


Ascensión al volcán Hverfell


Panorámica desde la cima del volcán Hverfell


Panorámica del cráter

Se empieza a hacer un poco tarde, ya que todavía tenemos que viajar hasta Húsavik y buscar alojamiento. Tras un camino lleno de maravillosas vistas a campos de lava y campos de líquenes llegamos de nuevo a la costa. Tenemos intención de avistar ballenas la mañana siguiente.


La localidad no es muy grande, aunque posee un bello puerto lleno de barcos para realizar excursiones por la bahía y algún que otro barco pesquero. Nos dirigimos a un bar de la zona del puerto con la esperanza de cenar algo y preguntar por algún establecimiento hotelero en el cual poder pasar la noche.


Aunque en España no es tarde para cenar en Islandia lo hacen muy pronto. Nos dicen que ya han cerrado la cocina. Nos quedamos con las ganas y nos tomamos unas cervezas. Una de las camareras habla castellano. Nos dice que lo aprendió en España donde estuvo trabajando años atrás. A lo largo de viaje conoceremos varias personas más que hablan castellano debido a que han vivido o han ido de vacaciones a Levante. Esto último no es broma, Alicante es el único aeropuerto español que tiene conexión directa con Islandia todo el año.


Nos recomiendan un par de alojamientos. Probamos en el primero pero no hay suerte, así que nos dirigimos al segundo. El Guesthouse Arbol está regentado por una afable señora mayor. Es muy acogedor. No deja de sorprendernos el olor a azufre del agua caliente de la ducha. La explicación la encontramos en que este agua viene directamente del fondo de la tierra a esa temperatura, no hace falta calentarla. Prácticamente todas los hogares de Islandia utilizan calefacción y agua caliente de origen geotérmico gratis.



Ubicación del Guesthouse Arbol en Húsavik

 

Guesthouse Árból

Cenamos en la habitación algo de lo que tenemos guardado en las mochilas. Aunque ya es muy tarde, al estar tan al norte la luz es todavía intensa. Nos dormimos con el cielo azul.


DÍA 5 (20/05/2009). DE HÚSAVIK A BORGARNES
A eso de las cinco de la mañana me despierta el sonido del agua del rio correr a los pies de nuestra habitación y el piar de los pájaros. Como no hay persianas la luz que entra lo inunda todo y ya no me duermo. Simplemente me dejo llevar por los sonidos hasta la hora del desayuno.

El comedor es una pequeña habitación donde podemos degustar café con tostadas y pescado marinado al estilo islandés. Me resulta un poco fuerte pero no está mal del todo.


Tenemos intención de alquilar una excursión en barco para intentar avistar ballenas, delfines y demás fauna acuática que parece ser abunda en esta zona remota del mundo. Aunque ha salido un día espléndido hace un frio que pela por lo que nos abrigamos con todo lo que tenemos. Nos dirigimos a la zona del puerto para ver los precios que tienen las diferentes compañías turísticas. Al final recalamos en una en la que la chica que nos atiende es una valenciana que pasa la mitad del año aquí y la otra en España. Nos cuenta un poco como ha recalado en esta parte remota del mundo.



Puerto de Húsavik


El barco en el que montamos es de madera. Estaremos en torno a veinte turista y tres marineros. Uno de ellos es de tez oscura y Txemi le pregunta a ver de donde es. Nos dice que de Sry Lanka, que llegó hace años a Islandia en busca de trabajo y se quedó aquí. También nos comenta que dentro de un mes se van todos los jóvenes de Húsavik de vacaciones quince días a Alicante, a la playa. Nos sorprende que vengan a España de vacaciones pero parece ser que es muy habitual que los islandeses veraneen en nuestro país.


Típico barco de avistamiento de ballenas

Cubierta del barco

Nos comentan que es casi seguro que avistemos ballenas, delfines y multitud de aves como los frailecillos en esta parte del país. Si no conseguimos ver ballenas nos invitan a navegar al día siguiente. El día es espectacular aunque la temperatura rondará los cero grados centígrados y con el viento que hace la sensación térmica es muy inferior. Nos dejan ropa de abrigo que no nos viene nada mal. Nos adentramos en la bahía y lo primero que nos impresiona es la gran cantidad de aves marinas que nos sobrevuelan, como gaviotas y frailecillos.


Al principio se hacen derogar y no se muestran, aunque finalmente podemos observar una maravillosa ballena acercarse hacia nosotros. Nos hace unas cuantas cabriolas y se aleja de nosotros hacia otro barco.


Chorro de aire de la ballena


Cola de la ballena


Lomo de la ballena

Después nos preparan un café con unas pastas que nos saben a gloria. Entramos en calor durante un rato. Tras pasar una maravillosa mañana navegando regresamos a puerto. Me coloco en la popa del barco y como no he dormido mucho por la noche me echo una siestecita hasta llegar.


Puerto de Húsavik

Antes de partir a Akureyri nos damos una vuelto por el pueblo. Húsavík se dedica principalmente a la pesca y al turismo. Después de darnos una vuelta por el puerto visitamos su preciosa iglesia de madera en forma de cruz levantada a principios del siglo XX.  Entramos y podemos contemplar su maravilloso altar mayor. Es como una iglesia de cuento.


Iglesia de Húsavík


Retomamos la ruta. Pasamos por unos campos de lava bastante recientes en los que apenas han crecido algunos líquenes. A medio camino hacia Akureyri pasamos por un lago y decidimos para a comer en un área de descanso. El día está radiante y merece la pena pararse durante un rato para contemplar tanta belleza. Nos hacemos unos bocadillos con las escasa provisiones que nos quedan.


Camino de Akureyri


Para llegar a la ciudad más importante del norte del país, la capital del norte como la llaman ellos, tenemos que bordear el fiordo Eyjafjördur. El color de sus agua es del azul más intenso y limpio que haya visto en mi vida. La tonalidad es casi irreal debido a las agua del deshielo de los glaciares circundantes.


Fiordo de Akureyri


Esta ciudad es un buen punto de partida para las rutas turísticas del norte del país: Húsavík, Mývatn, ... La principal actividad de la ciudad, como en casi todas en Islandia, es la pesca y sus industrias derivadas como salazón y congelados. A pesar de encontrarse a menos de cien kilómetros del Círculo Polar Ártico su clima nos es tan extremo como cabría esperar. El fiordo que se encuentra al norte y las montañas que le rodean hace que su temperatura sea bastante agradable.

Mapa de Akureyri

Es un bonita ciudad donde destacan los vivos colores de las paredes de chapa de sus casas. Paseando nos encontramos con una pequeña tienda de artículos de segunda mano antiguos o "vintage" como lo llaman ahora. La verdad es que tienen de todo: desde botones de chaquetas a lecheras. Supongo que en Islandia se debe de aprovechar todo ya que no es fácil ni rápido encontrar ciertos artículos.


Pequeña tienda de segunda mano


El lugar más importante de la ciudad, o por donde todo el mundo pasea, es la calle peatonal Hafnarstraeti. Se pueden encontrar todo tipo de establecimientos, desde bancos a restaurantes, pasando por las tiendas de recuerdos.
 
Calle peatonal Hafnarstraeti


Es gracioso ver como con el "fresco" que hace en estas latitudes los lugareños están en camiseta corta tomando el sol en las terrazas y plazas de la ciudad. Daremos un paseo por la bahía, por los barrios asentados en las colinas circundantes y finalmente acabaremos visitando la catedral local. Salvando todas las distancias me recordará a la catedral de Reykjavík con sus altas columnas asemejándose a las columnas basálticas que se forman en ciertas zonas del país al enfriarse lentamente la lava.


Tomando el sol
Catedral de Akureyri


Resulta muy curioso ver pequeños invernaderos en los jardines de las casas, de similar forma a como en España tenemos plantado unos tomates o pimientos en nuestro jardín.


Invernadero en el jardín de casa

Partimos con un buen sabor de boca. Seguiremos viajando a lo largo de la carretera 1 en dirección suroeste. Tendremos que atravesar otra región de páramos sin apenas presencia humana. A diferencia de lo que nos ha pasado en los páramos del Este del país aquí el tiempo es fabuloso, con el cielo azul y una temperatura mucho más agradable.

Panorámica de los páramos del Oeste de Islandia




Todavía no tenemos muy claro dónde vamos a dormir esta noche por lo que cuando empiezan a pasar las horas, y tras muchos kilómetros de viaje, llegamos a la localidad de Borgarnes. Nos dirigimos a un supermercado para aprovisionarnos de comida para lo que nos queda de viaje. Hemos visto muchos cochazos y todoterrenos a lo largo y ancho del país pero será en este lugar donde veremos el todoterreno más grande de mi vida. Además posee un remolque con dos motos de nieve por lo que casi no cabe en el aparcamiento. Esto, como más tarde se ha comprobado, es una de las consecuencia de la burbuja inmobiliaria que se ha dado en este país de manera similar a la española pero a una escala más pequeña.


Lo siguiente que tenemos que hacer, ya que empieza a ser un poco tarde, es buscar un alojamiento en esta localidad. No encontramos nada interesante por lo que nos dirigimos a un motel de carretera que se encuentra en las afueras, dirección sur. Nada más cruzar el puente, al lado de la carretera se encuentra en Hotel Bru. Posee una buena relación calidad/precio y posee una inmejorables vistas de Borgarnes y de una maravillosa puesta de sol.

Ubicación del hotel Bru



Sol de medianoche en Borgarnes




Las habitaciones se encuentran a pie de calle por lo que después de cenar salimos un rato fuera para charlar y contemplar el sol de medianoche. Al rato aparece un tipo curioso. Aunque es islandés, de Reykjavík como el nos dice, tiene un aspecto de "guiri" impresionante con su sombrero vaquero y hablando un inglés bastante marcado (yo creo porque está un poco borracho). Está alojado en el hotel para pasar el fin de semana. Nos comenta que una zona muy interesante del país y que no mucha gente visita es la península de Snaefellsnes. Nos comenta que los colores que se pueden observar son geniales. Está constantemente repitiendo "Red, Blue, Green". Tras una larga charla con él sobre Islandia y España nos despedimos y nos vamos a la habitación. Decidimos que mañana nos dirigiremos hacia esa zona.

DÍA 6 (21/05/2009). DE BORGARNES A REYKJAVÍK


Después de desayunar en el bar nos montamos de nuevo en el coche y nos dirigimos dirección norte por la carretera  54. Nos adentramos en un paisaje agreste, irreal. La vegetación es prácticamente inexistente. Por todos los lados se puede contemplar coladas de lava afloradas no hace mucho tiempo. 

Hotel Bru

Campo de lava solidificada

Colada solidificada

La soledad del lugar le da un toque especial. Prácticamente no se encuentran granjas ni poblaciones. Correremos paralelos al mar durante muchos kilómetros por lo que nuestros ojos tendrán la suerte de contemplar extensas poblaciones de aves marinas que nos acompañaran durante parte del viaje. Contemplaremos hermosos paisajes deshabitados, fantásticos acantilados y el omnipresente volcán Snaefells. Este se encuentra debajo del glaciar Snaefellsjökull. Es el mismo en el que Julio Verne ubica la entrada al centro de la tierra en su famoso libro "Viaje al centro de la tierra".
Carretera en la península de Snaefellsnes
 


A lo lejos divisamos el faro y los acantilados de Lóndrangar. Este par de formaciones basálticas se han modelado con el tiempo debido a la erosión de las rocas más blandas que las rodeaban. Poseen una altura de 61 y 75 metros de altura. Mientras tanto el faro permanece solitario. Como único rastro de vida nos encontramos con un balancín colocado allí hace mucho tiempo para los hijos del antiguo farero. Pasamos un buen rato contemplando el lugar y, por qué no decirlo, disfrutando del balancín como cuando éramos niños.

Faro de Lóndrangar

Balancín. Al fondo acantilados de Lóndrangar



Nos acercamos a los acantilados y bajamos hasta la playa de arenas negras por donde paseamos durante unos minutos. Entre los intersticios que se encuentran en las rocas basálticas crecen pequeñas florecillas que  retan al clima. El viento empieza a arreciar y en esta parte del mundo cuando sopla lo hace de verdad.
Playa de rocas en Snaefellsnes

Florecillas que crecen en el basalto


Decidimos meternos de nuevo en el coche y continuar el viaje. Empezamos a percibir la majestuosidad del volcán, cuya vista nos acompañará a lo largo del extremo oeste de la península. 

Justo cuando la carretera gira hacia el norte y antes de llegar a la población de Hellissandur nos encontramos con el cráter de Saxhóll. Llegar a la cima no supone un gran esfuerzo y la panorámica que podemos observar desde allí es muy interesante. Se encuentra rodeado de un inmenso campo de lava solidificada hace mucho tiempo, pero no el suficiente como para dejar crecer libremente a la vegetación. Al este se encuentran las imponentes laderas del volcán Snaefells y al oeste se puede contemplar la inmensidad del océano Atlántico de esta parte del planeta.

Cráter de Saxhóll

El tiempo mejora ligeramente en la parte norte de la península. Las nubes se quedan atascadas ante la presencia del volcán y aparece el sol tímidamente. A medida que vamos haciendo kilómetros nos vamos dando cuenta de la cantidad de pequeños fiordos que se encuentran diseminados a lo largo de la costa. Esto hace que la carretera presente un montón de giros y cambios de desnivel. Las poblaciones que vamos atravesando, como Hellissandur o Ólafsvík, son pequeñas agrupaciones de casas con minúsculos puertos que se dedican fundamentalmente a la pesca.

Pequeño lago interior en la península de Snaefellsnes

Carretera 54 a su paso por el norte de la península de Snaefellsnes

Nos disponemos a rodear por el norte toda la península pero debido a lo accidentado del terreno el tiempo se nos pasa volando y hoy pretendemos visitar el "Lago Azul" y dormir en Reykjavík. Decidimos atajar por la carretera 56 y bajar dirección sur por la carretera de la costa, la 54, hasta enlazar  de nuevo con la 1 en Borgarnes. De ahí a la capital queda algo más de 70 kms. si se pasa por túnel que discurre por debajo del fiordo Hvalfjördur. Como el precio del peaje es desorbitado y las vistas a lo largo del fiordo son preciosas decidimos rodearlo. Esto nos llevará en torno a una hora más de viaje.

Panorámica del fiordo Hvalfjördur
 
Cuando se llega a la parte final del fiordo hay una indicación para visitar la cascada de Glymur pero ya hemos visto suficientes y seguimos adelantes. Un poco más allí se encuentra un área de descanso donde nos prepararemos un tentempié mientras contemplamos el paisaje. Al rato pasa un grupo de moteros al más estilo americano con sus Harleys y sus cazadoras de cuero. ¡Tiene que ser una gozada conducir unas motos como esas en este país! No será la última vez que los veamos.

Tras reponer fuerzas volvemos a tomar la carretera 1 hacia el sur y realizar el viaje en sentido inverso hacia el aeropuerto. Poco antes de llegar nos desviaremos por la carretera 43 hasta las instalaciones geotermales del "Blue Lagoon". Esta complejo es consecuencia del excedente de energía que genera la planta de producción de energía eléctrica a partir de la geotérmica que tanto abunda en este país.

La entrada es bastante cara pero su visita merece la pena. El complejo está perfectamente preparado para el turismo. No en vano será uno de los lugares más visitados de Islandia tanto por turistas como por los islandeses. Una vez cambiados y con el bañador puesto nos vamos al agua directos. Hay un marcador que indica que la temperatura exterior es de cero grados centígrados y cuarenta en el interior del agua. El color es de un azul pálido espectacular. Además, también hay silicatos en suspensión de color blanquecino que le dan ese color característico. Ha mejorado bastante el tiempo y el sol luce radiante, no se ven apenas nubes en el cielo. Nos damos crema solar y pasamos un par de horas es el spa.

Panorámica de la zona del "Blue Lagoon"

Relajándonos en el "Blue Lagoon"

Se está haciendo bastante tarde y no tenemos nada reservado en Reykjavík por lo que nos vamos pitando. Al llegar a la capital la carretera que era de dos carriles ida-vuelta se convierte en una amplia avenida de tres o cuatro carriles en cada sentido. Esto ya parece algo más que un pueblo o pequeña ciudad a los que hemos estado acostumbrados durante estos últimos días.  El área metropolitana posee en torno a los 200.000 habitantes. La capital está ubicada en una zona bastante templada para lo que es este país. En sus alrededores existen diferentes áreas termales que hacen la vida más fácil. Al estar rodeada por un rio y el mar también se consigue que la temperatura sea más benigna. Reykjavík es la capital más septentrional del mundo, cercana al Círculo Polar Ártico.

Hemos estado mirando el mapa y la guía para dirigirnos hacia alguna zona donde haya cierta concentración de alojamientos y poder tener más oportunidades de acierto.

Aparcar en el centro de esta ciudad tampoco es muy sencillo. Además tienen zona azul por lo que no podremos dejar el coche mucho tiempo en el mismo sitio mañana. Empezamos a patear por la zona de la calle Lækjargata y aledañas. Al final acabamos en un fantástico alojamiento llamado Pisa Guestohouse por un precio super competitivo que no podemos rechazar. Como es bastante tarde y no han alquilado todas las habitaciones nos las dejan por un precio muy inferior al que marca. Además, una de las habitaciones es la principal. El baño que tiene es más grande que alguna de las habitaciones en las que hemos dormido estos días de atrás.

Plano de ubicación del Pisa Guesthouse en Reykjavík

Fachada del Pisa Guesthouse


A parte del alojamiento también poseen restaurante por lo que hoy vamos a cenar de primera. Al acabar le preguntamos a uno de los camareros como podremos hacer mañana para aparcar el coche sin problemas. Nos comenta muy amablemente, como todo el mundo en este país, que podemos dejarlo por el día en un aparcamiento cubierto que hay al final de la calle y por la tarde sacarlo cuando se acabe la zona azul ya que el parking cierran a eso de las ocho o nueve. Así lo haremos.

Nos vamos a dar un paseo nocturno por el centro de la ciudad y al final acabamos tomando algo en la zona de bares del centro, por la calle Austurstræti. Este momento será el primero en todo el viaje en el que podremos contemplar una noche cerrada.

El Esja bar está bastante animado y la música no está nada mal por lo que entramos a tomar algo. Nos lo pasamos tan bien que al final acabaremos saboreando más de una cerveza. Hemos coincidido con la Semana Cultural Europea. En todas las ciudades de Europa realizan actos relacionados con la cultura, entrada a museos gratis y cosas por el estilo. En esta ocasión vamos a poder disfrutar de multitud de actividades musicales que se han organizado en los locales de copas de la capital. No en vano se considera a Reykjavík la capital del norte de Europa con más marcha. Pero eso lo dejaremos para mañana.

Conocemos a un grupo de amigos y amigas locales y nos echamos unas buenas risas con ellos. Nos indicarán algún que otro bar de moda que está bien, algún sitio donde poder picotear algo, etc.


Disfrutando de la noche islandesa

Ya un poco cansados nos retiramos a dormir que mañana nos espera un intenso día en el que nos tendremos que patear parte de la ciudad.




DÍA 7 (22/05/2009). ESTANCIA EN REYKJAVÍK
Nos levantamos más tarde de lo que teníamos pensado en un principio porque la noche ha sido larga. El día amanece con nubes y claros. La temperatura sigue siendo agradable teniendo en cuenta en las latitudes en las que nos encontramos. Hoy es sábado y parece que la calle empieza a animarse y llenarse de gente yendo y viniendo de aquí para allá para hacer las compras del fin de semana. Tras desayunas recogemos nuestras mochilas y las metemos en el coche. Hay que dejarlo en el aparcamiento antes de que nos pongan una multa en la zona azul.

Vistas desde el balcón de nuestra habitación

En frente de nuestro hotel se encuentra el Menntaskólinn í Reykjavík, la escuela más antigua de toda Islandia. Se fundó en el s. XI y esta es su ubicación actual, aunque ha tenido varias.


Menntaskólinn í Reykjavík

Hoy nos vamos a meter un intensivo ya que no vamos a dormir hasta que embarquemos el domingo por la mañana. Tenemos intención de visitar la ciudad, hacer algunas compras y darlo todo la última noche que pasaremos en Islandia. Lo primero que nos llama la atención es lo relativamente nuevas que son todas las casas, tanto aquí como en el resto del país. No sé si será por las inclemencias del tiempo o por los desastres naturales pero pocas tienen más de un siglo. Muchísimas casas constan de una o dos plantas y algunas poseen pequeños jardines y huertos.

Cartel que cubre las obras de construcción de un nuevo edificio

Típica calle de Reykjiavík

Curioso grafiti indicando cómo hacerse en nudo de la corbata

Subiendo colina arriba llegamos a la iglesia luterana de Reykjavík, la más famosa del país. ¡Cuál es nuestra sorpresa cuando vemos que están restaurando su fachada. Su nombre en islandés es una palabra impronunciable para nosotros: Hallgrímskirkja. Es la iglesia más alta y uno de los edificios más altos del país con sus casi 75 metros de altura. La forma de sus columnas se inspiran en las formaciones basálticas que hemos podido observar a lo largo y ancho del país. Existe un ascensor que sube hasta lo más alto donde se tienen unas de las más bellas panorámicas de la capital y el área circundante, aunque no podemos subir.


Iglesia de Hallgrímskirkja
 
Estatua del explorador Leif Eriksson

Después colina abajo para dirigirnos a la zona del puerto y visitar los barcos pesqueros que se encuentran atracados allí. Nos llevamos una grata sorpresa al ver en uno de los pabellones un cartel que reza en castellano "Bacalao de Islandia". Sabíamos que teníamos bastantes relaciones comerciales con este país relacionado con el bacalao pero no creíamos que iba tan lejos. De hecho, de la ciudad de donde provenimos, suelen viajar hasta aquí periódicamente delegaciones comerciales y políticas.

"Bacalao de Islandia"

Ya en el puerto vemos infinidad de barcos de pesca: unos que van otros que vienen, los hay que están siendo reparados y otros revisando sus redes. Hay uno muy curioso en el que hay colgado un esqueleto de ballena. Es el Whale Watching Center. Aquí se pueden organizar viajes en barco para avistar ballenas y además posee una especie de museo o algo así.

Esqueleto de ballena colgado
 
Barcos de pesca esperando para ser reparados

Nos paramos en un pequeño bar que sirve comida rápida y aprovechamos para tomar un tentempié. Allí se juntan pescadores y demás personas que trabajan en el puerto. Volvemos para pasear por otra zona de la ciudad. 

Muy cerca del puerto se encuentra la iglesia católica de Kristskirkja. Es una de las pocas iglesias no luteranas de toda Islandia. Fuera, se encuentra el busto del obispo  Meulenberg, el cual fue el responsable de la construcción de la catedral. Posee un alto campanario rodeado de una de las muchas amplias zonas de esparcimiento para los habitantes de la ciudad.

Iglesia católica de Kristskirkja



Típica calle de Reykjavík

Nos acercamos hasta la plaza Ingólfstorg, típico punto de encuentro del centro de la ciudad. La plaza es también es notable por su salida de vapor procedente de la energía geotérmica se encuentra en el subsuelo.

Panorámica de la plaza Ingolfstorg

Un poco más allí se encuentra el lago más famoso de Reykjavík, el lago Tjörnin. Aunque no es uno de los lagos más grandes del país, si es uno de los más conocidos. Es un típico lugar para pasear y contemplar a la multitud de patos, gaviotas, cisnes y gansos que residen allí. Durante el invierno, el lago se congela pero se bombea agua caliente de origen geotermal para descongelar un área y así las aves acuáticas puedan invernar allí.

 
Lago Tjörnin
 
Panorámica del lago Tjörnin

Reflejos del lago

Junto al lago se encuentra el Ráðhús Reykjavíkur' o ayuntamiento. Maravilloso edificio construido tras un concurso internacional de arquitectura. Posee un café, un mapa en 3D del país y se suele utilizar como sala de exposiciones.

Ráðhús Reykjavíkur

Junto al ayuntamiento nos encontramos con una curiosa marquesina de autobús cubierta para combatir las difíciles condiciones meteorológicas de los fríos y largos días de invierno. Un poco más allí se encuentra la Fríkirkjan í Reykjavík, o Iglesia Libre de Reykjavík. Este lugar de culto discrepa con iglesia luterana nacional. Su finalidad es llevar la iglesia más cerca al pueblo.


Marquesina de bus

Fríkirkjan í Reykjavík

Volvemos a la zona de la plaza Austurvöllur, donde se ubica el actual Parlamento o Alþingi. Es aquí donde se produjeron las mayores manifestaciones en contra de del gobierno durante la crisis financiera de 2008. El lugar está lleno de gente aprovechando el fantástico día de sol. Las terrazas están a rebosar, incluso vemos a un grupo de jóvenes disfrazados de trajes de tigres. Esto es el preludio de la fiesta que nos encontraremos por la noche.


Terrazas entorno de la plaza Austurvöllur

Famoso Café Paris

Tenemos intención de dar un paseo por el camino que discurre paralelo a la costa en dirección Este. Pero antes nos acercamos a la Oficina de Turismo que se encuentra en la parte antigua de la ciudad. Allí cogemos algún que otro panfleto con información y nos acercamos poco a poco hacia la costa. Tomamos el paseo Sculpture & Shore Walk que discurre paralelo a la carretera Sæbraut en dirección al Sólfar.

Calles de la parte antigua de Reykjavík

Paseo Sculpture & Shore Walk

Vistas del centro de Reykjavik

El Sólfar, o Viajero del Sol es una preciosa escultura de acero inoxidable que emula un barco vikingo, es una oda al sol. Intrínsecamente, contiene en sí la promesa de un territorio por descubrir, un sueño de esperanza, progreso y libertad. La escultura fue modelada por el artista Jón Gunnar Árnason (1931 - 1989) para conmemorar el doscientos aniversario de Reykjavík.

Sólfar

Camino de vuelta al centro podemos observar de nuevo la cantidad de coches de alta gama que se compraron en este país en los años previos a la crisis. Algunos son simplemente espectaculares y otros rayan el insulto a la inteligencia humana por el afán de sus dueños por presumir.

Vehículos de alta gama en el centro de Reykjavík

Ya un poco cansados de tanto andar durante todo el día decidimos ir a tomar unas cervezas a algún bar de la parte antigua. Cuando enfilamos la calle Laugarvegur, a la altura del número 30, encontramos aparcadas en frente de una antigua casa de madera varias decenas de motos. Nos acordamos que pueden ser las que vimos ayer en el fiordo antes de llegar a Reykjavík. Tienen pinta de ser todas de una banda de moteros. Los adordos de las motos son de lo más extravagantes. Incluso una de ella tiene un hacha de verdad en el lateral.

La casa resulta ser un bar llamado Dillon. Tiene muy buena pinta, incluso posee un jardín trasero con mesas al aire libre y un escenario. ¡Este es nuesto bar! Aquí pasaremos gran parte de la tarde, tomado cervezas, hablando con una camarera muy simpática que habla castellano, aprendido en Madrid hace años, y escuchado música rock de la buena. Podemos ver tanto en el interior del bar como en el jardín que están afinando instrumentos y ensayando grupos que parece ser que luego tocarán. Al rato nos comenta la camarera que podemos salir afuera porque va a empezar el concierto. Cuando salimos al jardín ya hay un montón de gente, muchos de ellos moteros. El sonido es bueno y un motero que está con una barbacoa nos invitan a salchichas y café caliente. Empieza a refrescar. Nos vamos con un buenísimo sabor de boca tanto por el ambiente como por la amabilidad de estos islandeses.
Beer, beards and the odd flying bottle…atmospheric Dillon is a RRRRROCK pub, drawing lively crowds. There are frequent concerts on its tiny corner stage, a great beer garden, and an unusual DJ, the white-haired white-wine-and-rum-swilling ‘rokkmamman’ Andrea Jons, a kind of female Icelandic John Peel.

Read more: http://www.lonelyplanet.com/iceland/reykjavik/entertainment-nightlife/bar/dillon#ixzz2CUZdpPWg

Beer, beards and the odd flying bottle…atmospheric Dillon is a RRRRROCK pub, drawing lively crowds. There are frequent concerts on its tiny corner stage, a great beer garden, and an unusual DJ, the white-haired white-wine-and-rum-swilling ‘rokkmamman’ Andrea Jons, a kind of female Icelandic John Peel.

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Motos aparcadas en la calle Laugarvegur
 
Moteros tomando cerveza, café y escuchan rock en directo en el bar Dillon

Ya un poco embriagados de tanta cerveza y ambiente rockero nos dirigimos a la zona de bares de la calle Austurstræti para quemar los últimos cartucho de nuestro inolvidable viaje a la Tierra de Fuego y Hielo. Pero antes nos acordamos de sacar el coche del parking ya que cierran a las diez y como no lleguemos no podremos ir aeropuerto mañana, puesto que nuestro avión sale muy prontito. Tras pagar la estancia pensamos en donde dejar el coche, ya que llevamos todas nuestras cosas dentro y no nos hace mucha gracia aparcarlo en cualquier sitio. Al final lo dejamos en frente del alojamiento donde dormimos ayer.

Cenamos algo en un establecimiento de estos de 24h, que abre todo el día, y nos metemos de lleno en la fiesta. Es espectacular la cantidad de gente que hay por las calles. Los bares están llenos a rebosar y en todos hay música en directo que hace las delicias de nuestros oídos. El alcohol se consume a raudales. ¡Cómo beben estos islandeses! Todo el mundo paga con tarjeta de crédito y nosotros no somos menos. No sé yo si va a ser una buena idea. Igual nos damos un susto a la vuelta al ver el extracto bancario.


DÍA 8 (23/05/2009). VUELO A BILBAO 
Esta será la segunda noche en la que podremos contemplar el cielo oscuro. Un poco cansados de estar todo el día en la calle volvemos al coche para dirigirnos al aeropuerto Keflavík. La luz empieza a aparecer. Nos montamos en el coche y tomamos la carretera 41 rumbo al sur. Unos quince o veinte kilómetros antes de llegar tenemos que parar para evacuar parte del alcohol de la noche. Es en ese momento en el cual empieza a caer una lluvia torrencial que nos acompañará en el resto del viaje. ¡Menuda suerte hemos tenido con el tiempo!

Al llegar al aparcamiento de la terminal cogemos el ticket y lo dejamos en el salpicadero junto con las llaves, tal y como nos
comentó el chico de la agencia de alquiler a nuestra llegada al país. Según nos dijo: "Esto es Islandia, aquí nadie roba!" ¡Cuánta razón tenía!.

Cansados y tristes por haber acabado nuestro viaje y vacaciones embarcamos en el avión con rumbo a Bilbao vía Londres.
Llegamos a nuestro destino a eso de las cinco de la tarde sin problemas y con la maleta llena de recuerdos.
 

EPILOGO 
Este ha sido el primero de los viajes que compartiré con mis compañeros de andanzas. Ha sido corto pero intenso. La belleza del paisaje no me ha dejado indiferente. Los momentos que he compartido con ellos han sido muy especiales. Incluso hoy día, tres años después, seguimos haciendo bromas recordando las anécdotas de Islandia.

Sé que algún día volveré, tal vez en invierno en busca de la Aurora Boreal.