INTRODUCCIÓN
Aquí comienza el relato de un viaje de casi 7200 km en tren, y varios miles más en avión y vehículos de cuatro ruedas, que comenzó mucho antes de tomar el primer avión.
Cuando hace unos meses me propusieron realizar un viaje en tren por medio mundo, enseguida me animé. Empecé a pensar en lo fantástico que iba a ser el poder disfrutar de tal diversidad de paisajes, observar diferentes grupos étnicos con sus diversas características faciales, tonalidades de piel, cabello y no sé cuantas cosas más.
Las personas que vamos a viajar, como venimos realizando en los últimos cuatro años, somos Rafa (Fufas), Alfredo (Abuelo), Txemi (Bonus) y yo. Lo primero que tenemos que hacer es elegir las fechas y el número total de días que vamos a poder coger este año para realizar el viaje. Tras varias quedadas y no se cuantas horas invertidas decidimos irnos de viaje del viernes 20 de Abril al domingo 06 de Mayo de 2012.
PREPARANDO EL VIAJE
A continuación, empezamos a planificar los vuelos y tramos del tren que vamos a realizar. Respecto a los vuelos la combinación que mejor nos sale por precio y fechas es Bilbao-Moscú (con escala en Munich a la ida con Lufthansa y en Bruselas a la vuelta con Brussel Airlines). Para el regreso desde Beijing escogemos Aeroflot, compañía rusa que viajaba sin escalas hasta Moscú. La única pega que tiene esta combinación es que a la vuelta de Beijing a Moscú tendremos que cambiarnos de aeropuerto: de Sheremétievo a Domodédovo.
Tras esto nos dedicamos a comprar los billetes de tren de los diferentes tramos que vamos a realizar:
Primer tramo: Moscú - Irkutsk
Segundo tramo: Irkutsk - UB
Tercer tramo: UB - Beijing
Los billetes de los tramos rusos los compramos en la web http://www.russianrail.com/. El primero de ellos nos lo mandan por correo electrónico. El del segundo tramo lo tendremos que recoger en Irkutsk. El del último tramo, el que nos llevará de Mongolia a China, nos lo gestionarán desde UB. Más abajo indicaré los pormenores de como conseguimos los dos últimos.
El siguiente paso consistirá en buscar alojamiento para los días que no vamos a pernoctar en el tren. La verdad es que tendremos bastante suerte: ya que estarán limpios, tendrán buen precio y serán bastante céntricos. Excepto en Beijing que estuvimos en un hotel, por temas que más adelante comentaré, en el resto de los sitios fueron hostales o guesthouses.
Primer tramo: Moscú - Irkutsk
Segundo tramo: Irkutsk - UB
Tercer tramo: UB - Beijing
Los billetes de los tramos rusos los compramos en la web http://www.russianrail.com/. El primero de ellos nos lo mandan por correo electrónico. El del segundo tramo lo tendremos que recoger en Irkutsk. El del último tramo, el que nos llevará de Mongolia a China, nos lo gestionarán desde UB. Más abajo indicaré los pormenores de como conseguimos los dos últimos.
El siguiente paso consistirá en buscar alojamiento para los días que no vamos a pernoctar en el tren. La verdad es que tendremos bastante suerte: ya que estarán limpios, tendrán buen precio y serán bastante céntricos. Excepto en Beijing que estuvimos en un hotel, por temas que más adelante comentaré, en el resto de los sitios fueron hostales o guesthouses.
El último paso, y tal vez el más complicado de todos, será el tema de los visados. Ni por asomo nos imaginamos que el tema de pedir los malditos visados va a resultar tan complicado y laborioso. En este viaje, además, por triplicado: Rusia, Mongolia y China. Sin duda alguna, los más quisquillosos y exigentes serán los Rusos. Aquí el mérito se lo tiene que llevar Alfredo que se encargará de todo el tema.
Teatro Bolshoi |
La información de toda la documentación que necesitaremos entregar la encontraremos en las páginas web de las diferentes embajadas:
DOCUMENTACIÓN A PRESENTAR:
A. Rusia.
1. Formulario de solicitud de visado rellenado y firmado por duplicado. Siga las instrucciones aclaratorias que figuran en la ayuda de cada casilla para cumplimentar el formulario vía internet.
2. Dos fotografía original (no vale fotocopia) pegada perfectamente de tamaño 3x4 con las siguientes características básicas: reciente, a color, de frente, sin gafas con cristales ahumados ni gorro (a excepción de los ciudadanos extranjeros cuya nacionalidad o religión requiere cubrir la cabeza con prendas específicas, siempre y cuando el ciudadano extranjero está retratado de la misma manera en la fotografía del pasaporte).
3. Pasaporte para viajes al extranjero con validez mínima de 6 meses desde la fecha de caducidad del visado solicitado (es decir del regreso del viaje) u otro documento vigente aceptado en esta calidad por la Federación de Rusia. El pasaporte no debe provocar dudas sobre su autenticidad y su pertenencia al propietario del mismo, no debe contener marcas, observaciones, anotaciones, raspaduras, correcciones no legalizadas por las autoridades competentes del país extranjero respectivo, contener páginas arrancadas o rotas, debe tener al menos 2 páginas en blanco contiguas sin sellos ni visados.
4. Seguro de asistencia en viaje que cubra el periodo previsto de estancia en el territorio de la Federación de Rusia, con una fotocopia bien legible. En caso de que el solicitante tenga problemas en su obtención, la Central de Visados Rusos podrá prestarle ayuda en su tramitación. (Veáse PDF con información sobre el Seguro de Viaje).
5. "Visa support", compuesto por el contrato de servicios turísticos (touristic voucher) y la confirmación de recepción de turista extranjero (confirmation letter) tramitada por parte de la agencia de viajes rusa o el hotel en Rusia, con el número de referencia correspondiente (es válida una copia por fax o escaneada). Estos dos documentos NO SON la reserva del hotel, se consiguen al pagar por el hotel. La visa voucher o carta de invitación solicitarla directamente al Hotel. El hotel puede enviársela por fax o por email.
6. Justificante del pago de las tasas más los gastos de gestión para la tramitación del visado, así como de los servicios adicionales contratados.
Trasera de la Plaza Roja - Moscú |
B. Mongolia.
1. Formulario de solicitud de visado rellenado y firmado. Se puede solicitar el formulario en:
2. Pasaporte para viajes al extranjero con validez mínima de 6 meses
3. Una fotografía original pegada perfectamente
4. Seguro de asistencia en viaje y Carta de la Aseguradora confirmando que dispone de una cobertura médica y de repatriación en Mongolia. Debe figurar su nombre, el número de póliza, y la validez durante las fechas de su viaje.
5. Fotocopia del billete o la reserva del vuelo de Ida a Mongolia y el Regreso desde allí.
Es necesario presentar la ida y la vuelta, es decir, la entrada a Mongolia y la salida del territorio mongol.
En los casos en que la entrada y/o la salida de Mongolia sean por tierra, desde/hacia Rusia o China tienen 3 opciones:
• Presenten el comprobante de la compra del billete de tren de entrada y/o salida a Mongolia.
• Si no han comprado todavía los billetes de tren: Presenten los vuelos internacionales de los países cercanos. Es decir, Rusia y China. En este caso el vuelo a Moscú o Pequín y el regreso desde una de estas ciudades.
• En los casos de no disponer del comprobante de ida y/o de vuelta a Mongolia, ni ninguna de las anteriores opciones, se deberá justificar debidamente con una carta explicativa del itinerario, los motivos por los que no se presentan billetes y firmada por todos los comprobantes del grupo.
C. China.
1. Pasaporte para viajes al extranjero con validez mínima de 6 meses
2. Formulario de solicitud de visado rellenado y firmado. Se puede descargar el formulario en:
3. Una fotografía pegada en la solicitud.
4. La visa voucher o carta de invitación solicitarla directamente al Hotel.
Tras varias semanas de llamadas telefónicas y papeleo varío conseguimos reunir toda la información tras una jornada maratoniana de 8 horas de un sábado. Como ninguno de nosotros nos podíamos desplazar a Madrid (Consulados de Rusia y China) ni Barcelona (Consulado de Mongolia) para entregar en persona toda la documentación requerida contratamos a la agencia DESJU que se dedica a este tipo de cosas (desjuvisados@infonegocio.com).
Lo que pasó después es otro capítulo.....
Los alojamiento que reservaremos son los siguientes:
A. Moscú: Home Hotel at Kamergersky Pereulok.
No confundir con el hotel ubicado en la misma calle. Es difícil encontrarlo ya que no posee ninguna indicación en el portal. Sin embargo, lo mejor es preguntar en la portería del inmueble. Se encuentra emplazado en el número 5 de la calle peatonal Kamergersky Pereulok, a escasos cinco minutos andando de la estación de metro de los Teatros (Teatralnaya), muy cerca del teatro Bolshoi, y a diez minutos del kremlin.
B. Irkutsk: Irkutsk Hostel (irkutskhostel.ru)
No confundir con el Hotel Irkutsk. Hostal que se encuentra en fase de reforma. En realidad se trata de apartamentos con cocina y todo. Se encuentra en la calle Jelyabova (o Zhelyabova) 23A/1, a unos diez minutos andando de la plaza Kirova de Irkutsk. Lo mejor para llegar al hostal desde la estación de tren es cogiendo un taxi o el tranvía número 1 que lleva al centro de la ciudad y luego ir andando hasta el hostal.
C. Ulan Battor: UB Guesthouse (www.ubguest.com)
Guesthouse muy recomedable tanto por su precio como por ubicación y la amabilidad de sus regentes. Es un alojamiento muy básico pero limpio. Aquí se juntan casi todos los "guiris" que llegan a UB. Se encuentra a escasos cinco minutos de la plaza Suhbaatar, en la trasera de la calle Baga Toiruu:
(Chingeltei District, 1st horoo, baga toiruu, building #41, door #21 Ulaanbaatar, Mongolia 2-40000).
D. Beijing: Days Inn Forbidden City Hotel (http://www.daysinn.cn/english/hotel/forbidden_a.htm)
Hotel muy céntrico, pegado a la Ciudad Prohibida, a cinco minutos andando de la plaza Tiananmen y la Ciudad Prohibida así como de las paradas del metro Tiananmen Este y Wanfujing. Recomiendo la habitación tipo Deluxe king.
En todos los casos es muy aconsejable llevar el nombre de los hoteles y otras direcciones de interés escritos en los caracteres de cada uno de los países visitados ya que muy poca gente habla inglés o es capaz de interpretar los caracteres latinos.
Las excursiones que tenemos pensadas realizar son las siguientes:
A. Viaja al Lago Baikal. La organizamos en Irkutsk.
B. Ruta de tres días por el interior de Mongolia. La organizamos desde España con UB Guesthouse.
C. Visita a la Gran Muralla China. La organizamos en Beijing.
C. Visita a la Gran Muralla China. La organizamos en Beijing.
Mientras esperamos a que nos devuelvan los pasaportes junto con los visados nos dedicamos a recopilar información turística de los lugares por donde vamos a pasar. También nos desesperamos en buscar un parchís magnético para distraernos en las horas de tren. No conseguimos que nos vendan en ninguna tienda de juguetes uno de toda la vida. Eso sí, en cualquier juguetería encontramos las PSP más modernas, los IPAD de última generación con tropecientosmil GB y una velocidad de conexión a internet superior a la velocidad de la luz. El día antes de partir curiosamente localizamos en un bazar chino la tan preciada joya. ¡Que hubiésemos hecho sin ella!
Las publicaciones donde vamos sacando la información para el viaje son entre otras: Lonely Planet del Transiberiano, revistas Altair del Transiberiano y Mongolia, Guías Visuales de Moscú y Beijing, así como diversos blog y páginas de Internet. También son bastante interesantes las películas "Camino A La Libertad (2010)" y "Transsiberian (2008)".
Una semana antes de partir ya tenemos todo organizado, sin embargo los visados no acaban de llegar. Nos estábamos desesperando un poco con el tema ya que sin visados no hay viaje. Finalmente, tras unas cuantas llamadas de teléfono y unos cuantos correos electrónicos nos llegan un día antes de nuestra partida.
ALFABETO CIRÍLICO
El alfabeto cirílico fue inventado en el siglo X por un misionero del Imperio bizantino en Bulgaria, posiblemente San Clemente de Ohrid. Este alfabeto está basado en el alfabeto griego con caracteres del alfabeto glagolítico por sonidos exclusivamente eslavos, inventado por los santos Cirilo y Metodio, misioneros del Imperio bizantino para traducir la Biblia a los pueblos eslavos en el siglo IX. El idioma de esta Biblia es el eslavo eclesiástico antiguo, basado en un dialecto eslavo que aprendieron en Tesalónica, Grecia. Este idioma se usó por la Iglesia ortodoxa rusa entre los siglos IX y XII. (Fuente Wikipedia)
ITINERARIO Y PLAN DE VIAJE
El alfabeto cirílico fue inventado en el siglo X por un misionero del Imperio bizantino en Bulgaria, posiblemente San Clemente de Ohrid. Este alfabeto está basado en el alfabeto griego con caracteres del alfabeto glagolítico por sonidos exclusivamente eslavos, inventado por los santos Cirilo y Metodio, misioneros del Imperio bizantino para traducir la Biblia a los pueblos eslavos en el siglo IX. El idioma de esta Biblia es el eslavo eclesiástico antiguo, basado en un dialecto eslavo que aprendieron en Tesalónica, Grecia. Este idioma se usó por la Iglesia ortodoxa rusa entre los siglos IX y XII. (Fuente Wikipedia)
El alfabeto ruso es el siguiente:
Mayúscula
|
Minúscula
|
Nombre
|
SAMPA
|
Ejemplo
|
Valor numérico
|
А
|
а
|
а
[a] |
/a/
|
a de azote
|
1
|
Б
|
б
|
бэ
[bɛ] |
/b/ o /bʲ/
|
b de Barcelona
|
-
|
В
|
в
|
вэ
[vɛ] |
/v/ o /vʲ/
|
v como en el inglés vine
|
2
|
Г
|
г
|
гэ
[gɛ] |
/g/
|
g de gato
|
3
|
Д
|
д
|
дэ
[dɛ] |
/d/ o /dʲ/
|
d de dedo
|
4
|
Е
|
е
|
е
[jɛ] |
/jɛ/ o / ʲɛ/
|
ye /ié/ como hielo
|
5
|
Ё
|
ё
|
ё
[jo] |
/jo/ o / ʲo/
|
yo como en yo
|
-
|
Ж
|
ж
|
жэ
[ʐɛ] |
/ʐ/
|
como la J francesa o la catalana (zh)
|
-
|
З
|
з
|
зэ
[zɛ] |
/z/ o /zʲ/
|
z del inglés zoo
|
7
|
И
|
и
|
и
[i] |
/i/ o / ʲi/
|
i de ida
|
8
|
Й
|
й
|
и краткое
[i 'kra.tkəjɪ] |
/j/
|
y como en inglés yes
|
-
|
К
|
к
|
ка
[ka] |
/k/ o /kʲ/
|
k de ka
|
20
|
Л
|
л
|
эль
[ɛlʲ] |
/l/ o /lʲ/
|
l de lapa
|
30
|
М
|
м
|
эм
[ɛm] |
/m/ o /mʲ/
|
m de mapa
|
40
|
Н
|
н
|
эн
[ɛn] |
/n/ o /nʲ/
|
n de no
|
50
|
О
|
о
|
o
[o] |
/o/
|
o de ogro
|
70
|
П
|
п
|
пэ
[pɛ] |
/p/ o /pʲ/
|
p de peto
|
80
|
Р
|
р
|
эр
[ɛr] |
/r/ o /rʲ/
|
r vibrante como en rollo
|
100
|
С
|
с
|
эс
[ɛs] |
/s/ o /sʲ/
|
s como en el inglés see
|
200
|
Т
|
т
|
тэ
[tɛ] |
/t/ o /tʲ/
|
t de tipo
|
300
|
У
|
у
|
у
[u] |
/u/
|
u como en tu en español
|
400
|
Ф
|
ф
|
фэ
[fɛ] |
/f/ o /fʲ/
|
f de fuego
|
500
|
Х
|
х
|
ха
[ha/ja] |
/h/
|
j suave como en Juan o h muy aspirada como en el inglés house
|
600
|
Ц
|
ц
|
це
[ʦɛ] |
/ʦ/
|
ts como en tse-tsé
|
900
|
Ч
|
ч
|
че
[ʨɛ] |
/ʨ/
|
ch de chiva
|
90
|
Ш
|
ш
|
ша
[ʂa/sh] |
/ʂ/sh
|
sh como en English
|
-
|
Щ
|
щ
|
ща
[ɕːa/chsh] |
/ɕː/
|
especie de sh larga, usualmente transliterada como shch
|
-
|
Ъ
|
ъ
|
твёрдый знак
['tvʲо.rdəj 'znak] |
Note
|
-
|
-
|
Ы
|
ы
|
ы
[ɨ] |
/ɨ/
|
i de ir
|
-
|
Ь
|
ь
|
мягкий знак
['mʲækʲɪj 'znak] |
/ ʲ/
|
-
|
-
|
Э
|
э
|
э
[ɛ] |
/ɛ/
|
e de época
|
-
|
Ю
|
ю
|
ю
[yu] |
/yu/ o / ʲu/
|
yu (/iú/) como en Yugoslavia
|
-
|
Я
|
я
|
я
[ya] |
/ya/ o / ʲa/
|
ya /iá/ como en paranoia
|
-
|
ITINERARIO Y PLAN DE VIAJE
Debido a que este año solamente disponemos de 16 días para poder realizar el viaje tenemos que ajustar mucho las diferentes etapas. La gente que puede cogerse tres o cuatro semanas de vacaciones suele empezar en San Petersburgo, hace alguna parada intermedia entre Moscú e Irkutsk y una vez llegados a Beijing acaba visitando Shangai, Xian, etc.
Nuestro plan de viaje es el siguiente:
- 20/04/2012: Viaje en avión hasta Moscú
- 21/04/2012: Estancia en Moscú
- 22/04/2012: Estancia en Moscú
- 23/04/2012: Tren Moscú-Irkutsk
- 23/04/2012: Tren Moscú-Irkutsk
- 24/04/2012: Tren Moscú-Irkutsk
- 25/04/2012: Tren Moscú-Irkutsk
- 26/04/2012: Tren Moscú-Irkutsk / Estancia en Irkutsk
- 27/04/2012: Estancia en Irkutsk / Lago Baikal
- 28/04/2012: Tren Irkutsk-UB
- 29/04/2012: Estancia en Mongolia
- 30/04/2012: Estancia en Mongolia
- 01/05/2012: Estancia en Mongolia
- 02/05/2012: Estancia en Mongolia
- 03/05/2012: Tren UB-Beijing
- 04/05/2012: Estancia en Beijing
- 05/05/2012: Estancia en Beijing
- 06/05/2012: Viaje en avión hasta Bilbao
Estación de tren entre Moscú e Irkutsk |
DIA 1 (20/04/2012). VIAJE EN AVIÓN HASTA MOSCÚ
Aquí estamos los cuatro en el aeropuerto de nuevo, con muchísimas ganas de vivir una experiencia diferente en muchos aspectos a todas las anteriores que hemos compartidos en los últimos cuatro años de viajes en grupo.
Quedamos en el aeropuerto a las cuatro de la tarde, ya que el avión parte a las seis y diez. Como siempre Txemi viene el último. El avión llega puntual a Munich a las ocho y veinte.
Sabemos que el viaje a Moscú iba a ser largo por lo que tenemos que intentar dormir un poco en ambas escalas: Bilbao-Munich y Munich-Moscú. A la hora de embarcar en el avión que nos va a llevar a Moscú padecemos por primera vez la regia burocracia rusa. Allí nos espera un funcionario ruso para comprobar por enésima vez desde que empezamos el viaje, el pasaporte y que la visa esté en regla.
Quedamos en el aeropuerto a las cuatro de la tarde, ya que el avión parte a las seis y diez. Como siempre Txemi viene el último. El avión llega puntual a Munich a las ocho y veinte.
Sabemos que el viaje a Moscú iba a ser largo por lo que tenemos que intentar dormir un poco en ambas escalas: Bilbao-Munich y Munich-Moscú. A la hora de embarcar en el avión que nos va a llevar a Moscú padecemos por primera vez la regia burocracia rusa. Allí nos espera un funcionario ruso para comprobar por enésima vez desde que empezamos el viaje, el pasaporte y que la visa esté en regla.
Lo siguiente que me sucede es que al llegar a mi asiento me encuentro que está ocupado por la típica chica rusa rubia. Le comento que el asiento en el que está sentada es el mío y ella me responde con muchos aires de niña pija que ella ha pedido ventanilla y que se queda con el sitio. Después de varios minutos de intentar hacerle ver que ese es mi sitio desisto porque lo que quiero es dormir para aguantar la larga noche que nos queda por delante. El pijerio de la rusa no quedaba ahí. Cuando el avión se dispone a despegar llega la azafata y le echa la bronca por estar usando el móvil, por tener la bandeja bajada y el asiento echado hacia atrás, es decir, todo lo que no se debe hacer al despegar. El avión sale puntual a las nueve y veinticinco.
Me quedo con el asiento del pasillo y me duermo hasta la hora de la cena. Me despierto cuando están repartiendo la cena. Intento picar un poco para volver a echar una cabezadita. Me quedo atónito al comprobar la cantidad de cerveza y vodka que se consume concluida la cena. ¡Estos rusos beben como los peces! Llegamos puntuales a las dos y media de la madrugada al aeropuerto de de Domodedovo.
Es aquí cuando nos damos cuenta por primera vez que el tema del idioma va a ser un reto que nos va a acompañar durante todo el viaje. Lo primero que hacemos es pasar la aduana. Nos cuesta Dios y ayuda explicarle al agente cual es nuestra intención al entrar en Rusia y nuestro plan de viaje. Una vez aclarado el tema nos sella la visa y ... ¡por fin estamos en Rusia!
DÍA 2 (21/04/2012). ESTANCIA EN MOSCÚ
Tras recoger las mochilas intentamos familiarizarnos con el entorno. Buscamos un cajero automático para sacar o cambiar rublos pero el único que encontramos está fuera de servicio. Los taxistas nos acosan aunque les repetimos sin descanso que no queremos taxi. Como todavía son las tres y media de la madrugada nos vamos a tomar algo y por fin encontramos un cajero automático en el que conseguimos rublos a un buen cambio y sin comisión, así que canjeamos todos los euros que tenemos pensado gastar en Rusia. Más tarde nos daremos cuenta que ha sido el mejor cambio de los que encontramos en todo el país.
A eso de las cinco y media de la mañana nos acercamos a la ventanilla de información y una chica muy atenta nos explica cómo llegar al centro de Moscú en bus. El coste del billete es de 100 rublos de bus + 28 rublos de metro frente a los más de 3000 que nos pedían por un taxi. El bus se coge justo al salir de la terminal. Es el número 308 y el mismo conductor cobra en la puerta del vehículo (no te dan recibo). El trayecto hasta la parada de metro que tenemos que coger nos lleva unos 15-20 minutos. Va amaneciendo y podemos observar como los campos empiezan a despertarse tras el invierno. La niebla que cubre todo empieza a disiparse poco a poco. Nos apeamos en la parada de metro de Domodedovskaya.
Dentro de la estación sacamos los tickets en la máquina expendedora para ir a la parada de Teatralnaya. Se puede hacer tanto en inglés como en ruso. También hay una señora que te ayuda a sacar el billete pero no es de gran ayuda ya que solo habla ruso. El billete tiene precio único independientemente de a donde vayas. La línea que necesitamos coger es la número dos y nos quedan ocho paradas por delante.
Me quedo con el asiento del pasillo y me duermo hasta la hora de la cena. Me despierto cuando están repartiendo la cena. Intento picar un poco para volver a echar una cabezadita. Me quedo atónito al comprobar la cantidad de cerveza y vodka que se consume concluida la cena. ¡Estos rusos beben como los peces! Llegamos puntuales a las dos y media de la madrugada al aeropuerto de de Domodedovo.
Es aquí cuando nos damos cuenta por primera vez que el tema del idioma va a ser un reto que nos va a acompañar durante todo el viaje. Lo primero que hacemos es pasar la aduana. Nos cuesta Dios y ayuda explicarle al agente cual es nuestra intención al entrar en Rusia y nuestro plan de viaje. Una vez aclarado el tema nos sella la visa y ... ¡por fin estamos en Rusia!
DÍA 2 (21/04/2012). ESTANCIA EN MOSCÚ
Tras recoger las mochilas intentamos familiarizarnos con el entorno. Buscamos un cajero automático para sacar o cambiar rublos pero el único que encontramos está fuera de servicio. Los taxistas nos acosan aunque les repetimos sin descanso que no queremos taxi. Como todavía son las tres y media de la madrugada nos vamos a tomar algo y por fin encontramos un cajero automático en el que conseguimos rublos a un buen cambio y sin comisión, así que canjeamos todos los euros que tenemos pensado gastar en Rusia. Más tarde nos daremos cuenta que ha sido el mejor cambio de los que encontramos en todo el país.
A eso de las cinco y media de la mañana nos acercamos a la ventanilla de información y una chica muy atenta nos explica cómo llegar al centro de Moscú en bus. El coste del billete es de 100 rublos de bus + 28 rublos de metro frente a los más de 3000 que nos pedían por un taxi. El bus se coge justo al salir de la terminal. Es el número 308 y el mismo conductor cobra en la puerta del vehículo (no te dan recibo). El trayecto hasta la parada de metro que tenemos que coger nos lleva unos 15-20 minutos. Va amaneciendo y podemos observar como los campos empiezan a despertarse tras el invierno. La niebla que cubre todo empieza a disiparse poco a poco. Nos apeamos en la parada de metro de Domodedovskaya.
Logotipo de identificación de la ubicación de una estación de metro de Moscú |
Con ayuda del plano del metro y rascándonos la cabeza para recordar cómo se pronunciaban los caracteres griegos conseguimos descifrar los nombres de las estaciones, ya que necesitamos saber el sentido del metro que debíamos tomar. En la línea nº 5, con forma de anillo que se cruza con todas las otras, la megafonía indica a los viajeros la dirección en que viaja el tren utilizando voces masculinas cuando avanzan en el sentido de las agujas del reloj, y voces femeninas cuando va en sentido anti-horario. En las líneas radiales, se utilizan voces masculinas cuando los trenes se acercan al centro de la ciudad, y voces femeninas cuando se alejan.
De camino a nuestra estación de destino vamos viendo la arquitectura de las diferentes estaciones. Algunas son espectaculares. La contrapartida la tiene el metro en si, ya que son de la época comunista: muy sobrios y bastante antiguos. Esto no quita para que viajen a toda velocidad y su frecuencia sea altísima. Es el metro con mayor densidad de pasajeros al día del mundo. ¡Me encanta! aquí es donde empezamos a ver los primeros contrastes étnicos: se mezclan en el mismo vagón rubios eslavos, kazajos, mongólicos y chinos, etc. Es decir, una variedad de etnias que abarcan medio mapamundi.
De camino a nuestra estación de destino vamos viendo la arquitectura de las diferentes estaciones. Algunas son espectaculares. La contrapartida la tiene el metro en si, ya que son de la época comunista: muy sobrios y bastante antiguos. Esto no quita para que viajen a toda velocidad y su frecuencia sea altísima. Es el metro con mayor densidad de pasajeros al día del mundo. ¡Me encanta! aquí es donde empezamos a ver los primeros contrastes étnicos: se mezclan en el mismo vagón rubios eslavos, kazajos, mongólicos y chinos, etc. Es decir, una variedad de etnias que abarcan medio mapamundi.
Metro de Moscú un sábado por la mañana |
Una vez que llegamos a la estación de Teatralnaya vamos en busca del Home Hotel para dejar las mochilas. Lo primero que hacemos es sentarnos en una terraza para tomar un café mañanero y lavarnos la cara en el lavabo. Lo que parece un mero trámite al final se complica un poco ya que en el edificio no aparece el letrero del establecimiento y la gente no sabe interpretar los caracteres latinos que les mostramos en la hoja de la reserva. Al final, y tras más de una hora dando vueltas encontramos el edificio. Resulta curioso que es la casa de enfrente de la cafetería en la que nos hemos tomado el café al llegar.
¡Por fin Moscú! |
Plano de la zona con la ubicación del Home Hotel |
El Home Hotel se encuentra en el tercer portal de la derecha de la calle peatonal |
Ya en el Home Hotel conocemos a Irina, una señora muy simpática. Nos permite dejar las mochilas antes de hacer el check in, ya que todavía es demasiado pronto para poder entrar en la habitación cuádruple que hemos reservado. Así que dejamos las cosas y nos vamos a dar una vuelta por la zona del teatro Bolshoi y Plaza Roja.
Plano de Moscú |
La mañana es espectacular, cualquiera diría que estamos en el mes de Abril en Moscú. La temperatura es más que agradable y el sol comienza a brillar con intensidad. La ciudad se despierta. Podemos ver a gente dando un paseo mañanero, otros leyendo el periódico, algún trasnochado buscando el camino a casa, aunque no se sabe si con suerte. Grupos de chicas con los zapatos de tacón dentro del bolso después de una loca noche de fiesta,...
Bohemio leyendo el periódico en la plaza del teatro Bolshoi |
Paseando pasamos cerca del hotel Metropol, el cual tiene fantásticos paneles de cerámica y balcones de forja. Un poco más arriba, en la plaza Lubyanka, se encuentra el antiguo cuartel general de la KGB, un mastodóntico edificio que hoy en día sigue albergando la sede del nuevo servicio secreto ruso. Justo por al lado nos pasa un trolebús como los que había antiguamente en nuestra ciudad.
Seguimos callejeando y pasamos por una tienda de Zara, por una iglesia ortodoxa (donde vemos un grupo de mujeres salir del edificio con sus cabezas cubiertas por pañuelos),... Nos vamos dando cuenta que cruzar las calles con o sin pasos de cebra o incluso semáforos es prácticamente un suicidio. La mejor opción es cruzar por los pasos subterráneos que existen por doquier. Los coches simplemente no paran, no respetan ningún tipo de señalización. Esto me hace recordar lo difícil que lo tienen las personas dependientes para vivir en esa ciudad.
Sede del Servicio Secreto Ruso (antiguo KGB) |
Trolebús circulando frente a la sede del Servicio Secreto ruso |
Seguimos callejeando y pasamos por una tienda de Zara, por una iglesia ortodoxa (donde vemos un grupo de mujeres salir del edificio con sus cabezas cubiertas por pañuelos),... Nos vamos dando cuenta que cruzar las calles con o sin pasos de cebra o incluso semáforos es prácticamente un suicidio. La mejor opción es cruzar por los pasos subterráneos que existen por doquier. Los coches simplemente no paran, no respetan ningún tipo de señalización. Esto me hace recordar lo difícil que lo tienen las personas dependientes para vivir en esa ciudad.
Paso subterráneo con tienditas en el centro de Moscú |
Procesión a las puertas de una iglesia ortodoxa |
Al final de este largo paseo mañanero desembocamos en la Plaza Roja. La inmensidad y monumentalidad de la misma nos deja boquiabiertos. La catedral de San Basilio, que tantas veces hemos visto en revistas o por televisión, es simplemente impresionante. En vivo y en directo es más espectacular si cabe: ¡vaya colores y formas las de sus cúpulas!
Cúpulas de la catedral de San Basilio |
Plaza Roja |
Nos damos una vuelta por la Plaza Roja, nos sacamos las fotos de rigor delante de la catedral de San Basilio, del mausoleo de Lenin y del resto de los clásicos iconos del lugar. Visitamos el mausoleo. Aquí sí que nos toca hacer cola. Tras veinte minutos de espera a pleno sol y después de haber dejado obligatoriamente en la consigna las cámaras de fotos y móviles, pasamos por el arco de seguridad para ver que no llevamos ningún tipo de explosivos. Una vez que se accede en el edificio no se permite ni hablar en alto, ni pararse excesivo tiempo delante del cadáver de Lenin ni, por supuesto, sacar fotos.
Haciendo cola para entrar al Mausoleo de Lenin |
Mausoleo de Lenin |
En frente del mausoleo se encuentran las galerías GUM, el mayor símbolo capitalista de Rusia. Aquí se pueden encontrar las mejores, o más caras, firmas de moda de fama mundial, desde Dior a Esteé Lauder.
Galerias GUM |
Aquí ya se empieza a apreciar que el número de turistas aumenta exponencialmente por metro cuadrado. Cuando salimos decidimos dar un paseo alrededor de las murallas del Kremlin, a orillas del río Moskova. El calor es cada vez más sofocante.
Nos damos cuenta que el Kremlin es realmente grande. Dar la vuelta a la muralla por la parte del río nos lleva entre diez y quince minutos. Acabamos en el monumento al soldado desconocido, donde dos guardias impertérritos guardan la llama eterna.
La verdad es que para el tiempo que llevamos en Moscú nos va cundiendo. Como ya llevamos bastantes horas levantados decidimos volver al Home Hotel y echar una siestita. Estamos realmente cansados después de tantas horas de viaje. Cuando llegamos nos sorteamos las camas, nos damos una ducha y nos acostamos un par de horas. Caemos redondos.
Una vez que hemos descansado un poco nos lazamos a la calle de nuevo. Lo primero que hacemos es buscar un supermercado para comprar algo de agua y víveres para pasar el fin de semana en Moscú. El super que encontramos cerca del hotel es de lo más pijo que haya visto en mi vida. Se encuentra en frente de tiendas como Louis Vuitton o Prada. Nos apetece tomar una cervecita y buscamos algún bar. En la calle peatonal Stoleshnikov Pereulok existen unos cuanto bares de copas. Oímos que en uno de ellos hay música en directo por lo que nos vamos directos para allá. Al llegar el "segurata" de la puerta nos dice que tenemos que pagar no sé cuantos rublos por la entrada (creo recordar que más o menos el equivalente a 20€ y sin consumición). A parte, el concierto ya estaba empezado. Nos damos la vuelta y nos buscamos otro donde por fin podemos tomarnos esos "zumitos de cebada" tan fresquitos y algo de picar.
Cuando salimos ya se ha hecho de noche y lo que queremos buscar es un local para cenar y poder ver el partido Madrid-Barça que va a resolver la liga 2011-2012. El calor que hace es impresionante para esta época el año y estas latitudes: ¡18ºC a las diez de la noche! El único sitio que encontramos que retransmiten el partido es en un taberna irlandesa. Nos metemos entre pecho y espalda un par de cervezas y nuestra merecida cena mientras vemos el partido. Durante el partido la gente se nos queda mirando . No se por qué, ¿será por nuestro tono de voz y nuestros aspavientos con las manos? ¡Estos rusos que serios son! :-)
Después de un día completo de emociones y ya muy cansados nos vamos a la cama. Buenas noches.
DÍA 3 (22/04/2012). ESTANCIA EN MOSCÚ
Murallas del Kremlin a orillas del río Moskova |
Nos damos cuenta que el Kremlin es realmente grande. Dar la vuelta a la muralla por la parte del río nos lleva entre diez y quince minutos. Acabamos en el monumento al soldado desconocido, donde dos guardias impertérritos guardan la llama eterna.
Monumento al soldado desconocido |
La verdad es que para el tiempo que llevamos en Moscú nos va cundiendo. Como ya llevamos bastantes horas levantados decidimos volver al Home Hotel y echar una siestita. Estamos realmente cansados después de tantas horas de viaje. Cuando llegamos nos sorteamos las camas, nos damos una ducha y nos acostamos un par de horas. Caemos redondos.
Una vez que hemos descansado un poco nos lazamos a la calle de nuevo. Lo primero que hacemos es buscar un supermercado para comprar algo de agua y víveres para pasar el fin de semana en Moscú. El super que encontramos cerca del hotel es de lo más pijo que haya visto en mi vida. Se encuentra en frente de tiendas como Louis Vuitton o Prada. Nos apetece tomar una cervecita y buscamos algún bar. En la calle peatonal Stoleshnikov Pereulok existen unos cuanto bares de copas. Oímos que en uno de ellos hay música en directo por lo que nos vamos directos para allá. Al llegar el "segurata" de la puerta nos dice que tenemos que pagar no sé cuantos rublos por la entrada (creo recordar que más o menos el equivalente a 20€ y sin consumición). A parte, el concierto ya estaba empezado. Nos damos la vuelta y nos buscamos otro donde por fin podemos tomarnos esos "zumitos de cebada" tan fresquitos y algo de picar.
Callejón de entrada a un bar de la calle peatonal Stoleshnikov Pereulok |
Cuando salimos ya se ha hecho de noche y lo que queremos buscar es un local para cenar y poder ver el partido Madrid-Barça que va a resolver la liga 2011-2012. El calor que hace es impresionante para esta época el año y estas latitudes: ¡18ºC a las diez de la noche! El único sitio que encontramos que retransmiten el partido es en un taberna irlandesa. Nos metemos entre pecho y espalda un par de cervezas y nuestra merecida cena mientras vemos el partido. Durante el partido la gente se nos queda mirando . No se por qué, ¿será por nuestro tono de voz y nuestros aspavientos con las manos? ¡Estos rusos que serios son! :-)
Después de un día completo de emociones y ya muy cansados nos vamos a la cama. Buenas noches.
DÍA 3 (22/04/2012). ESTANCIA EN MOSCÚ
Arriba!!! Otra vez nos levantamos para un día maratoniano. Lo primero que hacemos es ir a buscar un supermercado para comprar el desayuno y algo de comida para el tren. Alfredo y yo nos vamos de expedición. Buscamos y buscamos pero no encontramos nada abierto un domingo por la mañana. Al final nos topamos con un pequeño ultramarinos en la entrada de una boca de metro. Compramos leche, agua mineral y galletas. Volvemos al Home Hotel para desayunar todos juntos. Como tienen una cocina totalmente equipada nos calentamos la leche en unos tazones. ¡Cual es nuestra sorpresa cuando los sacamos del microondas: La leche está cortada! Intentamos leer la etiqueta del cartón para ver la fecha de caducidad y no parece estar caducada. La explicación la encuentra Txemi al descifrar las letras de la botella: ¡¡no es leche, es kefir!! Así que acabamos tirándolo por el fregadero y desayunando únicamente unas tristes galletas.
Hablamos con Irina para que nos permita dejar las mochilas en el Home Hotel hasta que nos vayamos a la estación de tren. Sin problemas.
Nos volvemos a echar a las calles de Moscú. Pasamos de nuevo por al lado del teatro Bolshoi, por el monumento dedicado a Karl Marx y por un mercadillo de recuerdos en nuestro camino hacia la Plaza Roja. Echamos un vistazo a lo que venden y acabamos comprando unas Matrioskas y una gorra de la CCCP.
Hace una mañana estupenda y los alrededores de la Plaza Roja están atestados de gente dando un paseo. Te encuentras de todo, desde dobles de Lenin esperando a que te hagas una foto con ellos a cambio de unos pocos rublos hasta una manifestación de nostálgicos de épocas pasadas.
En la Plaza Roja te puedes encontrar de todo: desde jóvenes adolescentes sacándose fotos para algún book hasta párrocos ortodoxos sacando fotos como otro turista cualquiera. Seguimos caminando hasta cruzar el puente Bolshói Moskvoretskii Most sobre el río Moskova, junto al terraplén de Sofia, donde se pueden disfrutar de unas fantásticas vistas de la Catedral de San Basilio, Kremlin y Catedral del Cristo Redentor.
Pasamos la mañana dando un paseo por el distrito de Zamoskvoreche, visitando alguna iglesia y admirando las vistas.
Debido a la larga caminata y al gran calor que hace esa mañana en Moscú nos acordamos del agua que habíamos comprado por la mañana en el ultramarinos. ¡Cual es nuestra sorpresa cuando abrimos la botella y vemos que es agua con gas! (segundo error tras el del kefir). Nos consolamos pensando que la botella nos va a durar toda la mañana, y así es.
Lo primero que hacemos es pegarnos a la ventanilla para contemplar el paisaje de la taiga, llanuras llenas de bosques de caducifolias. Este será el paisaje que nos acompañará en casi todo este tramo del transiberiano. Es una tierra de contrastes. Tan pronto te encuentras con granjas diseminadas por la taiga que sobreviven mediante economía de subsistencia (en invierno se dedican a la caza y comercialización de las pieles y en verano a la huerta y madera) como de repente te das de bruces con ciudades de más de un millón de personas que trabajan en la industria pesada (carbón, acero y armas principalmente). Después desayunamos alguno de los batidos y galletas comprados la noche anterior en Moscú.
Cada cierto tiempo el tren realiza escalas técnicas que van desde los cinco minutos hasta una hora. Los pasajeros aprovechan para estirar las piernas o fumar algún cigarrillo. Es en estas paradas donde nos dedicamos a comprar fruta, zumos y agua a los vendedores ambulantes que acuden a la llegada del tren.
La vida en el transiberiano va a girar en torno a los paseos que nos damos cuando llegamos a alguna estación importante (donde el tren reposa periodos de tiempo mayores), al vagón restaurante para comer o beber alguna cerveza y, sobretodo, jugando al parchís.
El vagón restaurante también tiene lo suyo. Somos incapaces de entendernos con las camareras. Ellas solo hablan ruso y el menú solo está en cirílico, por lo que nos es imposible saber lo que es cada plato. Así que pedimos cosas que nos parecen apetecibles observando los platos del resto de las mesas o haciendo sonidos imitando a cerdos, corderos, vacas,... La cerveza la pedimos señalando alguna de las que tienen expuestas en una estantería. Otro día probamos con un traductor de español-ruso que tenemos en el móvil. Es muy gracioso y nos echamos unas buenas risas con las camareras durante todo el trayecto. En el vagón restaurante se puede observar gente de lo más variopinta. El que más gracia nos hace es un joven que se saca las cervezas de dos en dos. Es el típico ruso con el pelo rapado, camiseta de tirantes,... ¡Tiene unas pintas de matón que da miedo! Como habla un poco de inglés nos podemos enterar que está regresando desde Moscú a su ciudad natal para pasar unos días. Nos enteramos porque Txemi suele hablar con él sobre fútbol, etc.
Los kilómetros pasan y cada vez va bajando más la temperatura ambiente; desde los 25ºC que empezamos teniendo en Moscú pasamos a los 6ºC de Novosibirsk y finalmente llegamos a los 0ºC en Irkutsk. El segundo día ya no sabemos en qué huso horario nos encontramos. Solo podemos saberlo cuando llegamos a alguna estación importante que podemos localizar en la guía (vienen indicados los desfases horarios respecto a Moscú).
A medida que nos desplazamos más hacia Oriente los rasgos faciales de las personas con las que nos cruzamos van cambiando cada vez más.
Las gentes de las diferentes etnias y religiones de las diversas Repúblicas de la Gran Federación Rusa se entremezclan en las estaciones al paso del ferrocarril. Unos van y otros vienen. Simplemente regresan a casa, a trabajar, o incluso hay quien trafica llevando grandes fardos de nadie sabe qué. Esto último lo comprobaremos mas tarde en Mongolia.
Aquí también se puede observar la monumentalidad de la época comunista en gran parte de las estaciones de tren por las que pasa el transiberiano, desde la arquitectura a la escultura.
Según nos vamos acercando al finar de nuestra primera etapa en tren vemos como la temperatura disminuye y el paisaje cambia paulatinamente. Los bosques de caducifoleas van dejando paso a los de pinos y la tundra.
Finalmente, tras tres días y medio de viaje en el transiberiano llegamos a Irkutsk, nuestro segundo destino después de Moscú. ¡Por fin vamos a poder disfrutar del viaje al lago Baikal!
Antes de bajar el responsable de nuestro vagón nos hace devolverle todo el material que nos entregó al inicio del viaje: mantas, sabanas, funda de almohada y toalla. No ha que olvidarse de devolverlo todo porque si no te hacen pagar el artículo no entregado.
El hostal está integrado dentro de un edificio de viviendas. La recepción ese encuentra en la planta baja, mientras que las habitaciones están repartidas a lo largo de las diferentes plantas. Realmente no son habitaciones, son apartamentos con su cocina y todo.
Listvyanka es una localidad muy turística en la época cálida. Está repleta de apartamentos, hoteles y casas de alquiler. Nos fijamos en algunos letreros que indican el precio del alquiler pero no son nada baratos. El lago todavía posee parte heladas y la marea arrastra trozos de hielo hacia la costa. El sonido que hacen al golpear con las piedras es característico y relajante. Me viene a la memoria el sonido de las rocas al chocar unas con otras de la Playa del Silencio en Asturias.
El tren es idéntico al del primer tramo, algo mas nuevo pero sobre todo más limpio. Antes de partir vemos como un hombre va repartiendo cajas por todos los compartimentos. Nos muestra su contenido. Son de comida: pasta, fruta,... Nos da en la nariz que es contrabando.
En los compartimentos contiguos al nuestro podemos ver a ingleses, holandesas y algún australiano. En los otros vagones también se observa más movimiento de "guiris". La mayor parte de ellos se encuentra de año sabático o se va a tirar varios meses de vacaciones para dar la vuelta a medio mundo (o entero). ¡Qué envidia!
Ya por la noche, después de cenar, no dedicamos a las ya clásicas partidas de parchís. En un momento dado, tras oír el ruido del dado chocar contra las paredes dentro del cubilete, se acerca la responsable del vagón y se sienta junto a mí. Nos pregunta a ver que juego es ese y si le podemos explicar cómo funciona. Al final se queda con nosotros durante una partida entera prestando muchísima atención. Seguidamente se marcha y decidimos echar la última partida antes de acostarnos. A media partida aparece un ruso con un billete de cincuenta rublos. Inicialmente no sabemos lo qué nos quiere decir. Al final nos damos cuenta que ¡quiere apostar! Nosotros le decimos que no queremos pero el insiste. Aparece la responsable del vagón y le echa de nuestra cabina. Así que cerramos la puerta, terminamos la partida y nos acostamos.
Es una pena que pasemos por el lago Baikal durante la noche porque no vamos a poder verlo cuando el tren pase por su orilla durante varios kilómetros. A la mañana siguiente nos despertamos y el paisaje es totalmente diferente. Los arboles prácticamente han desaparecido y ya casi no queda nieve. Empieza la estepa.
La última parada antes de la frontera con Mongolia es Naushki. El tren para durante una hora. Nos da tiempo a dar un paseito. A la salida de la estación se encuentra un pequeño mercado de comestibles y ropa. Compramos batidos, pan y algo de fruta. Un poco más allí encontramos un ultramarinos donde compramos agua, cerveza, una especie de atún en lata y un par de barras de pan.
Llegó el momento de cambio de país. Los trámites de control de
pasaportes y visados se alargan eternamente. Los policías rusos comprueban los papeles de todo el pasaje. Se los llevan para examinarlos y sellar la
visa. El proceso se vuelve a repetir poco después en la frontera
mongola. En total nos lleva entre cuatro y cinco horas ¡y sin poder
salir del tren ni para ir al baño! Nos dedicamos a jugar al parchís para que se nos haga la
espera más liviana.
El hombre que había repartido las cajas por el vagón entra en nuestro compartimento y nos empieza a enseñar maravillosos vídeos de Mongolia que tiene en el móvil. Después nos muestra fotos de su mujer y sus tres pequeñines. Intentamos comunicarnos pero no habla nada de inglés. Aún así no pierde la sonrisa en ningún momento. Más tarde volverá a pedirnos un vaso de agua, que gustosamente se lo damos. Es la hospitalidad de los nómadas.
Cuando empieza a oscurecer llegamos por fin a la primera estación de Mongolia: Sükhbattar. Hace una parada de una hora por lo que nos damos una vuelta por la ciudad. Tenemos el primer contacto con las gentes de este maravilloso país. Nos hace gracia que los chavales estén dentro de coches totalmente tuneados esperando a que lleguen las chicas para fardar delante de ellas e intentar ligar el sábado noche.
Dando un paseo nos encontramos con un bar-karaoke. Metemos la cabeza para ver que tal está y todo el mundo se nos queda mirando. Ups! esto no es para nosotros. Posteriormente no daremos cuenta que tanto a los mongoles como a los chinos les vuelven locos los karaokes. Veremos locales por doquier.
Volvemos al tren, cenamos algo ligero y nos vamos pronto a la cama porque al día siguiente llegamos a UB en torno a las seis y media de la mañana.
Nos despertamos a eso de las cinco de la mañana. Tenemos que recoger las sábanas, almohada y mantas que nos han prestado. También tenemos que recoger todos los bártulos. Ya es de día y podemos apreciar la estepa mongola. No se ve ningún árbol por el entorno. En cambio, la hierba que crece por doquier tiene una tonalidad amarillenta. Todavía estamos en la temporada seca. Hasta que lleguen las lluvias en verano no se volverán a ver los prados verdes.
Según nos vamos acercando a la capital se van observando cada vez más gers (o yurtas en castellano) diseminados por las lomas. Se observan agrupaciones de ellos que acaban formando municipios. Todavía están arraigados a la tradición nómada. Muchos no tienen agua corriente ni servicios, aunque algunos empiezan a tener electricidad.
Justo antes de llegar a la estación de UB el tren para unos cinco minutos. Es en este momento en el que el hombre que conocimos en el tren, junto a unos compañeros, empiezan a sacar todas cajas que habían repartido por todo el vagón y las meten en una furgonetilla. Cuando acaban su tarea el tren vuelve a arrancar.
Hemos quedado con los responsables de UBGUESTHOUSE para que nos vengan a recoger cuando lleguemos a la estación central. Cuando el tren arriba ya nos están esperando con un cartel con mi nombre. Nos metemos en el taxi y nos llevan al guesthouse. El edificio se encuentra en una trasera de la manzana muy céntrica de la calle Baga Toiruu, a la altura del banco ATM Golumt. Se encuentra a escaso minutos de la plaza Sukhbataar y del museo de Historia de Mongolia.
El lugar no es ninguna maravilla pero está limpio y es muy funcional. Posee cuatro baños con ducha, internet gratuito con wifi y una cocina donde puedes prepararte el desayuno. Es un crisol de nacionalidades. Está lleno de jóvenes que se encuentran de año sabático, estudiando o incluso impartiendo clases.
Lo primero que hacemos es tomar un pequeño almuerzo y darnos una ducha reconfortante. Tras ello arreglamos todos los pagos que tenemos pendientes. Nos resulta curioso que no nos hayan cobrado con antelación nada de lo que contratamos desde España (estancia en el guesthouse, billetes de tren para Beijing y excursión por el interior del país) hasta llegar allí. La verdad es que son muy amables y se portan muy bien con nosotros. Después de explicarnos las atracciones de la ciudad y entregarnos un plano de la misma nos lanzamos a la calle. Al igual que en Moscú, y como más tarde veríamos en Beijing, los coche circulan a sus anchas por las calles. Para cruzar un paso de cebra tienes que hacerlo corriendo, por lo que lo más sencillo es ir esquivando a los coches a medida que van pasando cerca de ti o por los pasos subterráneos. Lo primero que necesitamos es sacar dinero, por lo que entramos en un banco y utilizamos el cajero. El cambio es tan grande que sacamos un buen fajo de billetes. Nos costará un buen rato hacernos con el orden de magnitud de los que cuestan las cosas.
Como todavía es muy pronto, las ocho o nueve de la mañana, nos vamos a dar una paseo hasta la plaza principal de la ciudad: Sükhbaatar
Los mongoles tienen verdadera devoción por Genghis Khan. Se encuentra en todas las facetas de su vida: desde la imagen de los billetes hasta el nombre de una cerveza o vodka. Una gran escultura de cuerpo entero escoltado por dos jinetes preside la plaza.
Aquí sucede algo de lo que más me ha sorprendido en la vida. Estamos dando una vueltilla por la plaza, sacando unas fotos y charlando, cuando se acerca una niña de unos doce años que está con su abuelo sacándose fotos al lado nuestro y me pregunta a ver si puede sacarse una foto conmigo. ¡Yo soy el exótico para ellos! Me hace tanta gracia que no solo me saco una foto con ella sino que acabamos sacándonos todos unas cuantas con ella. Esta no es la única vez que nos sucederá algo parecido. Desde este momento hasta que acabamos el viaje nos convertimos en objeto de muchas miradas. ¡Vamos a visitar países exóticos y los exóticos acabamos siendo nosotros!
Mongolia es un país de contrastes. Tan pronto te encuentras el rascacielos más moderno como a pocas manzanas te encuentras una barriada de gers. Con las personas ocurre lo mismo, tan pronto te cruzas con un ejecutivo con traje y corbata como con un hombre de campo con su traje y sus botas tradicionales.
UB es una capital de reciente auge. Hasta la independencia de la URSS,
allá por los primeros noventa, era una capital en decadencia, con
edificios sobrios de la época comunista. Ahora se observa cómo se está desarrollando a pasos acelerados. Las grandes cadenas hoteleras han
invertido importantes sumas de dinero en asentarse aquí. Sin embargo, todavía se
nota que está despertando de su letargo. Una vez que sales de la vía
principal de la ciudad los edificios son cada vez más sobrios. Cuando se
llega a la periferia se puede observa un manto de gers que dota a la
ciudad de su encanto. Aunque parezca mentira la población llega hasta el
millón y medio de habitantes.
Como comentaba antes, dando un paseo por las calles principales, muchísima gente se nos queda mirando. Es una sensación muy curiosa. Es un país que todavía se encuentra relativamente virgen con respecto al turismo y no están muy acostumbrados a ver a occidentales.
Poco a poco nos vamos acercando hasta el complejo monástico de Gandantegchinlin (o Gandan). Es el más activo e importante de un país en el cual prácticamente el 100% de la población es budista. El recinto consta de al menos nueve o diez templos, algunos de ellos fascinantes, y una población de en torno a los mil religiosos. Así mismo, poseen una biblioteca y la universidad de estudios budistas. El complejo quedó casi destruido en su totalidad en 1938 cuando el ejército soviético invadió Mongolia y destruyó más de novecientos monasterios y mató, encarceló o expulsó a la gran mayoría de los monjes.
Yo nunca había estado en un país que procesase esa religión, por lo que tengo muchísimas ganas de visitar los templos. Como es domingo el lugar está repleto de fieles que van ha realizar ofrendas y a rezar.
Pasamos un buen rato visitando el complejo y viendo a los monjes rezar
constantemente. Nos hace gracia que alguno de ellos estén hablando por
el móvil o distraídos en otros menesteres.
Seguimos nuestra excursión por el centro de la ciudad y nos acercamos hasta el State Circus. No tenemos suerte y no podemos ver lucha mongola en directo. Los tres deportes nacionales son la lucha, el tiro con arco y las carreras de caballos. Sienten verdadera devoción por cada uno de ellos. La época álgida de espectáculos de este tipo es en verano.
Nos entra hambre y nos vamos a comer a un pequeño restaurante de la avenida principal. El menú está en inglés pero no sabemos muy bien cómo están cocinados. Cada uno pedimos uno diferente para no fallar. Alguno no está mal del todo, pero tienen demasiada fritanga. La base alimenticia del país es el cordero, el arroz y la leche. Casi todos los platos van a estar constituidos por una combinación de al menos dos de estos ingredientes.
Comienza a levantarse un fuerte viento y a caer unas gotas de lluvia. Casi en frente del restaurante se encuentra el State Department Store por lo que nos metemos a ver que hay. Es un edificio comercial al estilo El Corte Inglés español donde se puede encontrar de todo. Sobre todo gusta mucho a los mongoles de fuera de UB porque se venden artículos que muy pocas veces o nunca han visto antes. Nos sorprende que los precios son muy parecidos a España, ya que el resto de las cosas son muy barata en este país. Cuando salimos nos vamos a echar una siesta de un par de horas ya que hemos madrugado mucho.
Ya despejados nos vamos a tomar unas cervezas por el centro y se nos hace tarde. No se si por eso o porque es domingo la mayoría de los restaurantes han cerrado. Acabamos cenando un kebab en un 24 horas. Cuando nos dirigimos al guesthouse se nos acerca un niño muy sucio de unos diez o doce años pidiéndonos dinero. Caemos en la cuenta de que es uno de los vagabundos que viven en las alcantarillas de la ciudad como hemos podido leer. Provienen de familias desestructuradas y alcohólicas, generalmente del campo, que abandonan a sus hijos. Nos vamos a la cama porque mañana hemos quedado a las ocho para empezar nuestra aventura por el interior de Mongolia.
A la hora acordada quedamos con nuestro chófer-guía que nos llevará al interior del país. Nos metemos en el todoterreno y nos ponemos en marcha. A la salida de la ciudad nos encontramos con un atasco monumental en la única rotonda de la ciudad. Nadie respeta las normas de circulación por lo que nos lleva casi media hora en salir. A las afueras nos aprovisionamos de bastante agua y algo de fruta en un supermercado.
Al poco de salir ya nos encontramos con la inmensidad de la estepa. Mires por donde mires no se ve ni un árbol. El paisaje esta formado por grandes llanuras salpicadas de ligeras elevaciones de terreno. La carretera es una larga línea gris que prácticamente no cambia de dirección a lo largo del trayecto. El estado del asfalto no es muy bueno por lo que la velocidad no es muy elevada, en torno a los sesenta o setenta km/h. La amortiguación del todoterreno es bastante dura por lo que resulta incomoda. ¡Lo que nos queda todavía!
No nos cruzamos con muchos vehículos, sólo algún camión de transporte de mercancías. Resulta curioso todo lo que vemos: desde una camioneta que lleva caballos hasta gers diseminados por la llanura.
Podemos contemplar como aquí y allá los rebaños de ovejas, cabras, vacas y caballos pastan a sus anchas. La lana de estos óvidos de raza cachemir (o cashmere) es muy apreciada para la confección de prendas de vestir como chaquetas o bufandas. A lo largo del recorrido vemos como en los costados de la carretera los lugareños venden pieles enteras, sin curtir, de todo tipo de animales.
Cuando llevamos una hora de viaje, de las siete que tenemos que hacer ese día, el todoterreno dice basta y se nos rompe la caja de cambios. El chófer intenta en vano repararla pero no lo consigue. Después de media hora de intentarlo desiste y llama a UB para que manden otro vehículo.
El guía está continuamente hablando por teléfono. A medio camino nos paramos en la cuneta. Otra furgo UAZ llena de turistas hace lo mismo pero en sentido contrario. El conductor saca tres garrafas de combustible y entre ambos llenan el depósito de la nuestra en medido de la nada.
Una hora después paramos para almorzar en un bar de carretera. Antes de comer alguno de nosotros intentamos ir al baño. Preguntamos a ver donde se encuentra y nuestro guía con una sonrisa en la cara nos señala la calle. El baño está formado por una caseta con un agujero en el suelo y sin puerta. El menú está compuesto por un plato de arroz con cordero guisado y un té. Está bastante rico aunque la carne es demasiado dura. Una vez que acabamos nos volvemos a subir a la furgo y nos ponemos de nuevo en ruta. Cinco minutos después llegamos a un control de carretera donde un policía le pide los papeles del vehículo. Después de unos minutos inspeccionando la documentación le hacen pasar a comisaría y le ponen una multa, aunque no sabemos por qué. Seguimos nuestra aventura hasta llegar a Kharkhorin, lugar en el que dormiremos en una yurta esta noche.
La yurta (ger en idioma mongol) es una tienda de campaña utilizada por los nómadas en las estepas de Asia Central. En la Edad Media, la vida nómada de los mongoles obligó a que tuvieran una vivienda para sus constantes desplazamientos. Esta tienda de campaña está protegida por una gruesa cubierta, es fácil de transportar y óptima para soportar los intensos cambios climáticos de Mongolia.
El guía nos presenta a la dueña, una mujer muy amable que nos indica donde podemos dejar nuestras mochilas y nos prepara el fuego para que se vaya calentando el habitáculo antes de que anochezca. El interior es muy básico prácticamente consta de una estufa central de leña y de cinco camas dispuestas en torno a esta. La decoración es bastante simple, escenas de caza y animales sobre las telas que cubren toda la estructura.
Los diferentes hogares del extrarradio de la ciudad se separan mediante vallas de madera que cubren su perímetro. De esa forma también se frenan los fuertes vientos que soplan frecuentemente.
Nos montamos en los caballos que nos tienen preparados y nos damos un paseito hasta las dunas. No nos hacen mucho caso a no ser que el guía esté encima de ellos. Estos caballos son más pequeños que los nuestros. Es más fácil montar y el paso es más cómodo. ¡Pensar que con estos animales conquistaron medio mundo! El caballo de Rafa es más vago que el resto y varias veces se sienta mientras vamos caminando. ¡Imaginaros las risas que nos echamos!
Cuando llegamos hasta la duna nos apeamos de los caballos y subimos hasta la cima. Cuesta un poco pero al final alcanzamos el vértice. El guía nos dice que podemos tirarnos por la ladera. Nos comenta que hay gente que lo hace con todoterrenos. Después de dudar un momento no nos lo pensamos más y nos lanzamos. ¡Qué rato de reírnos! Luego nos tendremos que quitar las zapatillas y calcetines para eliminar toda la arena que nos ha entrado.
Aunque parezca mentira a nuestro regreso a la base vimos que en esa tierra árida había vida. Encontramos un pequeño lagarto tomando el sol.
Una vez que llegamos a los gers nos apeamos de los caballos, nos ponemos más cómodos y vamos a pasear por el desierto.
Caminamos algo más de una hora remontando el riachuelo hasta un grupo de gers que más bien parecen un camping. Por el camino podemos observar multitud de aves: garzas, gansos, ... Por la noche incluso aparecerán las liebres (o conejos). Vemos llegar un coche a toda velocidad por esos caminos. Para a nuestra altura y resulta ser nuestro anterior guía, aquel al que se le rompió la caja de cambios del todoterreno. Transporta a una pareja de franceses que van a dormir cerca nuestro.
Ya de vuelta comienza a anochecer. La
temperatura baja más y más. La intensidad de los rayos de luz disminuye
drásticamente y ese es el momento en que se puede observar una de las
puestas de sol más bellas que haya presenciado en mi vida. Cojo la
cámara y me pongo a "afotar" unas cuantas tomas con la esperanza de haber
podido captar ese instante para el recuerdo. En esos momentos es cuando
aparecerán liebres o conejos (no soy capaz de distinguir estos animales)
por alrededor nuestro.
La dueña de la yurta nos enciende la estufa con ramas y boñigas de caballo y nos deja madera para que vayamos echando poco a poco. Pasados unos quince minutos nos traen la cena: pasta con carne de oveja y té. Antes de acostarnos añadimos más leña al fuego: la noche va a ser fría. Ya llevo un tiempo despierto por culpa del perro. Se está tirando toda la noche ladrando. Supongo que debido a los conejos que estaban merodeando antes. Me entran ganas de orinar y vuelvo a salir. La noche es aún más fría que la anterior pero el cielo es espectacular. No hay ningún tipo de contaminación lumínica debido a que estamos a muchísimos kilómetros de algún núcleo urbano. ¡Qué pena no tener a mano un trípode!
A medio camino paramos de nuevo en el establecimiento de comidas del otro día. Esta vez hemos tenido suerte y no le han puesto multa. Comemos muy pronto, en torno a las diez y media u once de la mañana. El local está a rebosar, lleno de lugareños que van y vienen. Las vestimentas de los hombres son de lo más curiosas: desde las casacas llenas de color hasta las botas de montar.
Antes de llegar a UB le comentamos al chófer que nos gustaría parar en el supermercado del extrarradio del otro día y comprar algo de vodka mongol para llevarnos a España. Nos indica cuál es el mejor. Compramos unas cuantas botellas de medio litro del Chinguis Gold. Al entrar de nuevo en la capital nos encontramos con el atasco en el mismo lugar del otro día, en la única rotonda de la ciudad. Cuando logramos superarlo dejamos a la señora que nos acompaña y a eso de las dos o dos y media llegamos al guesthouse. Nos dan otras habitaciones diferentes a las del primer día. Nos damos una ducha muuuy larga antes de echarnos otra vez a patear las calles.
Como todavía es pronto visitamos el Museo Nacional de Mongola. Repartidas por todas las salas podemos ver desde piezas arqueológicas del Neolítico a la etapa Postcomunista, pasando como no, por la etapa de mayor esplendor y orgullo de Mongolia: el Imperio Mongol Genghis Khan. La verdad es que es un museo muy completo. Nos gusta mucho. No nos da tiempo de visitar el de Ciencias Naturales, que posee multitud de los más grandes esqueletos de dinosaurios del mundo. ¡Una pena!
Se nos ocurre pasar por un pequeño mercado que vimos el otro día, a un par de calles más allá, para ver si vemos algún recuerdito que comprar. No vemos nada interesante pero con el calor que hace nos metemos en un bar y nos tomamos un par de cervezas cada uno. Tenemos que ir pensando en ir a cenar y que no nos pase lo del otro día. Nos decidimos por un restaurante a la brasa. Pedimos carne de oveja y vaca con sus correspondientes cervezas. Nos la podemos hacer nosotros mismos sobre unas brasas que nos colocan en el centro de nuestra mesa. Nos adjuntan cuatro cuencos con diferentes salsa. La cena no es nada del otro mundo pero no ha estado mal. Cuando estamos acabando de cenar los chicos que están en la mesa de al lado nos preguntan de dónde somos y que narices hacemos en Mongolia tan lejos de nuestra casa. Nos echamos a reír y entablamos conversación con ellos. Nos invitan a tomar vodka a su mesa. Tomamos un par de chupitos ya que no nos queremos liar ya que al día siguiente hay que madrugar para coger el tren para Beijing. En cierto momento uno de ellos nos dice a ver si no queremos fumar un porro pero le decimos que no es lo nuestro. Nos da un poco de mala espina. Yo creo que nos quería vender algo más. Nos despedimos y nos vamos a dormir.
Como el jueves es el único día de la semana que sale el tren hacia Beijing todo el mundo madruga y desde las cinco de la mañana todas las duchas están ocupadas. Hay que esperar un buen rato hasta que podemos entrar. Recogemos nuestros bultos y seguido nos llevan en taxi a la estación, ya que el tren parte a las siete y cuarto de la mañana. En los vagones ya se puede observar como el porcentaje de turista aumenta exponencialmente. Los responsables de los vagones vuelven a ser más serios y menos amables que los mongoles, aunque mucho mejor que los rusos.
Recorrer los 1200 km de distancia que separan UB y Beijing nos lleva más de jornada y media. Durante el día lo único que observamos a través de las ventanas del vagón es la estepa y el desierto a medida que nos acercamos a la frontera. Los gers cada vez empiezan a ser más escasos y distantes unos de otros. Esta zona está escasamente poblada. Los caballos, los camellos y las cabras están famélicos. Nos dedicamos a jugar al parchís, leer un rato y charlar. Gastamos los últimos billetes de la moneda mongola en el vagón restaurante tomando unas cervecitas.
Por la noche llegamos a la frontera: Zamyn-Üüd (Mongolia) y Erlian (China). Vuelta al protocolo de revisión de visas y pasaportes. En la parte mongola no nos ponen excesivos problemas. Sin embargo, en la parte china son bastante más estrictos. El mayor engorro son las cuatro o cinco horas que pasamos en las cocheras de la estación de Erlian. Esto es debido a que el ancho de vía entre Mongolia y China es diferente y tienen que cambiar los bogies a todos los vagones (en nuestro caso unos quince). Esto es debido a que los chinos tenían miedo a que los rusos les invadiesen. Una vez finalizado el proceso nos dirigimos a la estación y nos damos una vuelta hasta que nos cambian la locomotora. La primera impresión que nos llevamos es la cantidad de luz que hay. El contraste con Mongolia es significativo, donde apenas las estaciones están iluminadas. Se ven por doquier grandes letreros de neón con no se sabe qué significado.
A partir de este momento el intentar descifrar los caracteres de escritura chinos es ya más complicado, por no decir imposible. Por suerte, desde los Juego Olímpicos del 2008 se han colocado muchísimos letreros en bilingüe: chino-inglés.
Nos ponemos en ruta rumbo a Beijing. Cenamos algo de lo que nos queda: quesitos y pan, junto con alguna lata de atún. Echamos unas últimas partiditas al parchís y nos acostamos.
Cuando nos despertamos a la mañana siguiente el paisaje ha cambiado radicalmente. Hemos dejado atrás el desierto del Gobi y ahora nos adentramos en una zona montañosa que nos acompañará hasta prácticamente las puertas de Beijing.
China sí que es un país de contrastes. Te gustará o no, pero no te dejará indiferente. A lo largo del trayecto que nos llevará al fin de nuestra aventura podemos observar como unos agricultores están labrando con una pala, otros con un arado con animales de tiro o incluso algunos con tractor. Todo esto en un mismo pueblo. También observamos cómo se transporta el carbón en grandes convoyes ferroviarios, en camión o incluso en un carrito tirado por un hombre. ¡Las diferencias son abismales!
China está creciendo a pasos agigantados. Se ven grúas de construcción por doquier. Lo que hace unos pocos años eran aldeas hoy en día son megápolis con mayor número de rascacielos que Madrid.
Como contraste a todas estas edificaciones ultramodernas podemos observar grupo de edificaciones modulares con instalaciones solares térmicas en los tejados para calentar el agua corriente y pequeños lugares de descanso y meditación diseminados por el cresterío de las montañas y algún que otro recinto murado de épocas pasadas.
El dragón asiático devora todo lo que ve a su paso. Vemos acerías con infinidad de Hornos Altos. Otras no sabemos muy bien que manufacturan, pero dan pánico por sus dimensiones. Podemos comprobar como una fábrica posee hasta seis chimeneas y dieciséis torres de refrigeración: ¡una locura!
Cerca ya de Beijing atravesamos infinidad de túneles, creo que más de treinta. Una vez superada la zona montañosa empezamos a observar los primeros suburbios de Beijing. Nos quedamos pegados a la ventanilla. Devolvemos mantas, sábanas y demás a los responsables del vagón. Veinte minutos más tarde llegamos a la Estación Central de Trenes de Beijing (Beijing Railway Station - Linea 2 del metro). En la misma estación en la que también parten los trenes de alta velocidad. ¡Son espectaculares!
Lo primero que necesitamos conseguir son yuanes por lo que vamos a un cajero automático de la misma estación y sacamos dinero para poder comprar los billetes de metro. La estación se encuentra en la plaza misma. No tenemos ningún problema en sacar el billete. Es posible seleccionar el idioma en la máquina expendedora, la cual tiene un interface muy intuitivo. De nuevo tenemos que pasar la mochilas por el escáner. Esto nos sucederá en todas las estaciones del metro de la ciudad. El aspecto del metro de Beijing es fascinante, moderno, amplio, aunque atestado de gente. Tienen pantallas de información y publicidad en todas partes, dentro y fuera de los vagones. Incluso proyectan imágenes en los túneles desde unas cámaras en el exterior del vagón.
Para ir al hotel nos tenemos que bajar en la parada de Wangfujing (línea 1). Como no estamos muy seguros de donde se encuentra el hotel preguntamos en la calle, aunque solo unos policías nos indican la dirección adecuada. Un poco más allí una chica nos ve con el plano y nos pregunta qué dirección buscamos. Muy amablemente nos lleva hasta el hotel y nos entrega su tarjeta de visita, es operadora turística. Hemos reservado una noche en el Days Inn Forbidden City porque está muy céntrica y cercano de todo lo que tenemos pensado visitar en el poco tiempo que vamos a estar en Beijing y no podemos perderlo en el transporte. El hotel está genial: moderno, limpio y muy acogedor. Es un pequeño homenaje que nos damos después de todos estos días de viaje.
Tras una reconfortante ducha en un baño espectacular para lo que hemos estado acostumbrados en este viaje nos vamos a patear las calles. Como el alojamiento se encuentra al lado de la Ciudad Prohibida llegamos a la Plaza de Tiananmen en cinco minutos.
Al igual que sucediese en Moscú y UB prácticamente no existen semáforos para peatones ni pasos de cebra. Hay que jugarse la vida cruzando las calles a todo correr o buscar el paso subterráneo más cercano. Las carreteras están llenas de coches de alta gama, autobuses a rebosar de pasajeros, bicicletas y de las cada vez más populares motocicletas eléctricas.
La plaza de Tiananmen está rodeada de grandes avenidas y solo se puede acceder a ella mediante subterráneos, los cuales están tomados por la policía y ejército. Además están dotados de escáneres antiexplosivos. El tamaño de la plaza es descomunal. No en vano es la plaza más grande del mundo. Los edificos que la rodean son algunos de los más importantes de la ciudad: al este el Museo Nacional de China, al oeste la Gran Palacio del Pueblo, al sur el mausoleo de Mao y al norte la Ciudad Prohibida.
En torno a ella se concentran multitud de turistas, sobretodo chinos. Nos sacamos las fotos de rigor tanto en la plaza como con la imagen de Mao a nuestras espaldas. En la parte sur de la plaza se ubican las típicas esculturas de la revolución comunista.
Los edificios cercanos a esta zona también son mastodónticos. En la parte sur de la plaza se encuentra una de las antiguas entradas a la ciudad, la puerta de Zhengyangmen. Estaba formada por una doble puerta unida por una muralla. Las torres que forman las puertas son espectaculares, con sus tejados al estilo oriental. Hoy en día esa muralla ha desaparecido para dejar paso a una gran avenida por la que circulan decenas de miles de coches al día. Al otro lado se encuentra una calle comercial de recién construcción, aunque los edificios tienen decoración estilo imperial del siglo XIX.
Una vez se sale de las calles principales el paisaje cambia radicalmente. Del orden y pulcritud institucional se pasa al típico caos, ruidos y olores característicos de los barrios chinos a los que estamos acostumbrados en occidente. Callejeando te encuentras cualquier cosa; unos se dedican a la venta ambulante de verduras y hortalizas, otros están preparando la comida para luego vendérsela a la gente que pasa por ahí, otros se dedican a aposta a juegos de mesa y otros simplemente dejan las horas pasar.
Lo que también es muy curioso es el sistema que poseen para que haya un cierto orden y no se cuele la gente en las paradas de autobuses. Se disponen unas vallas de tal forma que la gente tiene que pasar en zigzag hasta llegar al autobús.
No pensamos que nos vamos a encontrar muchos músicos callejeros por el centro de la ciudad pero estamos equivocados. En los pasos subterráneos podemos disfrutar de la música occidental de unos muchachos, mientras que muy cerca, en el exterior, se encuentra un anciano ciego cantando y tocando un instrumento tradicional chino similar a un violín pero que sólo tiene dos cuerdas y se toca verticalmente.
Algo más al sur se encuentra una calle peatonal llena de tiendas, y turistas. Se puede encontrar desde las marcas más prestigiosas del mercado a otras como Zara, desde joyerías a supermercados, sin que falten los restaurantes chinos. Como atracción tienen un tranvía que va y viene de un extremo al otro de la calle.
Poco a poco nos vamos acercando a nuestro último destino del día, el parque del Templo del Cielo. Este lugar le servía al emperador como centro de ceremonias para realizar los sacrificios y rezos al cielo y antepasados durante el solsticio de invierno. Caminamos unos quince o veinte minutos hasta que llegamos a la puerta del parque. Nos damos cuenta que en Beijing hay que pagar siempre por entrar a este tipo de parques. La población local tiene una tarjeta por lo que no necesita pasar por la taquilla.
Nos vamos acercando al punto donde se encuentra esta maravillosa estructura. Por el camino vemos como la gente pasa la tarde tocando música, practicando taichi, bailes de salón o simplemente paseando. Cuando llegamos a la puerta del templo están cerrando y no nos dejan pasar. Les pedimos que nos dejen sacar una sola foto pero no quieren. Insistimos y al final nos dicen que si les pagamos algo nos dejan. Nos damos la vuelta y nos vamos.
Se va haciendo de noche y el parque es inmenso. Existe una línea azul en el suelo que indica cómo salir del recinto. Nos viene muy bien porque de noche el tema se complica un poco.
Hablamos con Irina para que nos permita dejar las mochilas en el Home Hotel hasta que nos vayamos a la estación de tren. Sin problemas.
Nos volvemos a echar a las calles de Moscú. Pasamos de nuevo por al lado del teatro Bolshoi, por el monumento dedicado a Karl Marx y por un mercadillo de recuerdos en nuestro camino hacia la Plaza Roja. Echamos un vistazo a lo que venden y acabamos comprando unas Matrioskas y una gorra de la CCCP.
Monumento dedicado a Karl Marx |
Mercadillo de recuerdos cerca del Kremlin |
Hace una mañana estupenda y los alrededores de la Plaza Roja están atestados de gente dando un paseo. Te encuentras de todo, desde dobles de Lenin esperando a que te hagas una foto con ellos a cambio de unos pocos rublos hasta una manifestación de nostálgicos de épocas pasadas.
Anciana sosteniendo una foto de Lenin en la Plaza Roja |
En la Plaza Roja te puedes encontrar de todo: desde jóvenes adolescentes sacándose fotos para algún book hasta párrocos ortodoxos sacando fotos como otro turista cualquiera. Seguimos caminando hasta cruzar el puente Bolshói Moskvoretskii Most sobre el río Moskova, junto al terraplén de Sofia, donde se pueden disfrutar de unas fantásticas vistas de la Catedral de San Basilio, Kremlin y Catedral del Cristo Redentor.
Puente Bolshói Moskvoretskii Most: Contrastes entre la Rusia Zarista, Comunista y Capitalista |
Pasamos la mañana dando un paseo por el distrito de Zamoskvoreche, visitando alguna iglesia y admirando las vistas.
Fotos de la liturgia en el patio de una iglesia del distrito de Zamoskvoreche |
Debido a la larga caminata y al gran calor que hace esa mañana en Moscú nos acordamos del agua que habíamos comprado por la mañana en el ultramarinos. ¡Cual es nuestra sorpresa cuando abrimos la botella y vemos que es agua con gas! (segundo error tras el del kefir). Nos consolamos pensando que la botella nos va a durar toda la mañana, y así es.
Paseamos por la orilla del río y cruzamos por el pequeño puente Luzhkov
Most, sobre el cual se "han plantado" unos árboles metálicos a los cuales
las parejas de enamorados enganchan sus corazones en forma de candados.
Para almorzar compramos unos bollitos rellenos de carne en unos pequeños puestos callejeros de la otra orilla, donde unas amas de casa venden los pastelitos que han preparado ellas mismas. Volvemos a cruzar el río por el puente Bolshói Kamennyy Most para dirigirnos a la entrada del Kremlin.
Como todavía nos sentimos con ganas de seguir visitando monumentos nos dirigimos
a las taquillas del Kremlin. No podemos entrar en la Armería debido a que
ya están vendidas todas las entradas de ese día. Sin embargo, podemos
comprar el billete para visitar las catedrales y sus alrededores.
Pasamos buena parte de la tarde maravillándonos con las catedrales
de la Asunción, de Arcangel y de la Anunciación. Por dentro están
completamente cubiertas de frescos con escenas bíblicas. Se agradece el que
dispongan de folletos en español en cada una de las catedrales. Otros
puntos de interés son el Cañón y la Campana del Zar.
Debido a la fama que tiene el metro de Moscú en lo relativo a la arquitectura y escultura de algunas de sus estaciones lo siguiente que se nos ocurre es meternos en el suburbano y darnos una vuelta por cuatro o cinco de las mejores de ellas. Las estaciones que seleccionamos son las Kropotkinskaya, Mayakovskaya, Ploshchad Revolutsii, Novokuznetskaya y Teatralnaya.
Puente de los enamorados |
Para almorzar compramos unos bollitos rellenos de carne en unos pequeños puestos callejeros de la otra orilla, donde unas amas de casa venden los pastelitos que han preparado ellas mismas. Volvemos a cruzar el río por el puente Bolshói Kamennyy Most para dirigirnos a la entrada del Kremlin.
Vistas desde el puente
Bolshói Kamennyy Most
|
Gran Cañón del Zar |
Cúpulas en el Kremlin |
Debido a la fama que tiene el metro de Moscú en lo relativo a la arquitectura y escultura de algunas de sus estaciones lo siguiente que se nos ocurre es meternos en el suburbano y darnos una vuelta por cuatro o cinco de las mejores de ellas. Las estaciones que seleccionamos son las Kropotkinskaya, Mayakovskaya, Ploshchad Revolutsii, Novokuznetskaya y Teatralnaya.
Estación de metro de Mayakovskaya |
Para concluir nuestra jornada turística nos vamos a tomar unas ricas y refrescantes cervezas rusas al
primer bar que nos topamos al salir por la boca del metro de Novokuznetskaya. Las camareras
son todo lo antipáticas que cabe esperar, aunque la cerveza está bien
buena. Tras el descanso decidimos que ya va siendo hora de que nos
vayamos acercando al Home Hotel para recoger las mochilas e ir yendo a
la estación de tren del Transiberiano.
Nos despedimos de Irina y nos dirigimos a la estación de metro de
Teatralnaya con intención de dirigirnos hasta la de Komsomolskaya (Línea
1) para, una vez allí, enlazar con la estación de tren de Yaroslavl,
que es donde tendremos que coger el transiberiano. Nuestra
sorpresa es mayúscula cuando entramos cargados con todas las mochilas a la estación
Teatralnaya. Una policía nos hace pasar todos los bártulos por el
escáner en busca de explosivos. La policía rusa está muy sensibilizada
con el tema desde los atentados de 2004 y 2010 en el metro de Moscú
donde murieron decenas de personas.
Cuando llegamos a la parada de Komsomolskaya nos damos cuenta de las dimensiones de esa intermodal. Como no sabemos que salida tenemos qué tomar para llegar a la estación de Yaroslavl acabamos preguntando a un policía que nos lo indica con señas. Los dos chicos que nos preceden en las escaleras de salida huelen a orines y heces. Me fijo en uno de ellos y efectivamente, tiene todo el pantalón manchado de marrón y húmedo. ¡Mal presagio de lo que nos vamos a encontrar fuera! Al salir al exterior del metro nos damos cuenta que eso es como Cabárceno, lleno de fauna y de los más variopinta. Descubrimos un montón de gente que no sabes a ciencia cierta que hacen ahí. Te miran, les miras,... Nada diferente de cualquier otra zona aledaña a una gran estación de transporte de viajeros de cualquier gran ciudad del mundo. Una vez que nos acostumbramos a la presencia de toda esta gente deambulando de aquí para allá podemos observar lo majestuosas que son las fachadas de ambas estaciones: la de Komsomolskaya y la de Yaroslavl.
Una vez que conseguimos cruzar la calle por el subterráneo llegamos a la estación de tren. Nos damos cuenta de que allí había otra boca de metro por donde podríamos haber salido de una manera más fácil. Entramos en una estación tomada por el ejército y la policía. Nos damos cuenta de que está todo absolutamente en ruso. Nos ponemos a mirar las pantallas luminosas hasta que vemos el andén desde donde saldrá nuestro tren: andén 3 a las 00:30 horas. Hay un gran mural donde se muestran todos los itinerarios de los trenes que salen de esa estación. Aparecen todas las estaciones por las que pasan y en que huso horario se encuentran. Hay que indicar que de Moscú a Irkutsk pasamos por cinco husos horarios, dos más si se llega hasta Vladivostok. Hay que tener mucho cuidado con los horarios de los trenes, de salida y llegada a cada estación ya que todos los horarios a lo largo de la línea indican siempre la hora local de Moscú para evitar confusiones. A lo largo del viaje nos daremos cuenta de lo acertado de la medida.
Ya es noche cerrada cuando salimos al exterior de la estación con la intención de comprar víveres para el viaje. Se puede ver un montón de gente borracha, tirada en el suelo durmiendo la mona o deambulando de aquí para allá. Pasamos por unos puestos de comida rápida y finalmente encontramos un pequeño ultramarinos donde la mayor parte de la gente se dedica a comprar bebida. Compramos yogures, zumos, pan, galletas y agua para subsistir en el tren hasta que lleguemos a alguna estación y podamos comprar algo más.
A medianoche la estación está desierta, ya solo quedamos un policía y nosotros cuatro. Nos indica con señas que tenemos que ir al andén o perderemos el tren. Recogemos los bártulos, nos presentamos ante el responsable de nuestro vagón (provonitza) y le entregamos el billete junto con el pasaporte. Nos indica con un mal inglés, pero amablemente, nuestro compartimento y nos entrega sábanas, funda de almohada, mantas y toalla. Los tickets que hemos comprado para todos los tramos del viaje en ferrocarril son de segunda clase. Eso significa que el habitáculo donde vamos a pasar los siguiente días consta de cuatro literas sin baño individual.
¡Por fin estamos en el transiberiano! Por delante nos quedan tres días y medio de viaje en tren por medio Siberia hasta llegar a Irkutsk.
Después de repartirnos las literas nos damos una vuelta por el vagón para inspeccionarlo: nos acercamos al baño, observamos quienes van a ser nuestros compañeros de viaje, donde se encuentra el agua caliente y la dirección del vagón restaurante. A primera vista nos extraña un poco que no haya turistas extranjeros en nuestro vagón. Luego nos daremos cuenta de que no hay prácticamente turistas en este tramo del viaje. Nos ponemos cómodos y nos echamos a dormir tras un día agotador. Bueno, Txemi y yo nos quedamos leyendo todavía un rato más hasta que nos entra el sueño.
DIAS 4-5-6-7 (23-26/04/2012). TREN MOSCÚ - IRKUTSK
A media noche me despierto para ir al baño. Es entonces cuando me doy cuenta lo difícil que es acertar en la taza del váter. Hay que ser un verdadero maestro para encauzar el chorro con el tren en marcha. Cuando acabo tiro de la cadena (en realidad es un pedal en el suelo) y me doy cuenta que el urinario realmente es un agujero abierto en el suelo del vagón. Esta es la razón por la que los baños únicamente se encuentran abiertos cuando el tren se encuentra en marcha, ya que si se usan cuando te encuentras parado en una estación se puede montar una gorda! Los servicios son muy básico. Poseen un lavabo con agua fría e inodoro, aunque de inodoro no tienen nada. Preveniendo que no vamos a poder ducharnos en el trayecto venimos pertrechados con una buena cantidad de toallitas húmedas. ¡El mejor invento del mochilero! El lavabo también tiene lo suyo. Al principio no somos capaces de obtener agua del mismo, hasta que una chica rusa nos indica que se debe pulsar un botón en la parte de abajo del grifo. Es un buen sistema para no dejar el grifo abierto y derrochar agua.
La frontera entre Europa y Asia se encuentra en los montes Urales. Una pequeña cordillera que despunta sobre las inmensas llanuras de la taiga. No vemos la divisoria ya que la pasamos de noche, pero la sentimos. A media noche nos damos cuenta que nos deslizamos de la cama hacia delante y atrás. Al día siguiente nos daremos cuenta que ese movimiento ha sido debido a las pendientes que tiene que remontar y descender el tren para cruzar la cordillera.
Ya se ha hecho de día pero seguimos durmiendo porque necesitamos recuperar fuerzas. En un momento dado una de las camareras del tren entra sin llamar ni pedir permiso a nuestro compartimento para ofrecernos bollitos rellenos de carne. Ya no podemos dormir más aunque es primera hora de la mañana. No entendemos nada de lo que nos dice, pero cogemos uno cada uno. ¡Lo gracioso del tema es que no son gratis! Nos lo cobra bien cobrados. No vuelve a pasarnos por segunda vez.
Las puertas de los compartimentos solo las pueden cerrar con una llave especial las "provonitzas", por lo que siempre se encuentran o abiertas o sin el cerrojo echado.
Estamos todavía descansando un buen rato tirados en las literas y leyendo un poco. Nos levantamos como nuevos. La velocidad del tren no es excesiva por lo que el viaje se hace muy agradable. Se puede observar estupendamente el paisaje y el traqueteo viene perfecto para coger el sueño.
Salida de la boca de metro del Kremlin en Teatralnaya |
Cuando llegamos a la parada de Komsomolskaya nos damos cuenta de las dimensiones de esa intermodal. Como no sabemos que salida tenemos qué tomar para llegar a la estación de Yaroslavl acabamos preguntando a un policía que nos lo indica con señas. Los dos chicos que nos preceden en las escaleras de salida huelen a orines y heces. Me fijo en uno de ellos y efectivamente, tiene todo el pantalón manchado de marrón y húmedo. ¡Mal presagio de lo que nos vamos a encontrar fuera! Al salir al exterior del metro nos damos cuenta que eso es como Cabárceno, lleno de fauna y de los más variopinta. Descubrimos un montón de gente que no sabes a ciencia cierta que hacen ahí. Te miran, les miras,... Nada diferente de cualquier otra zona aledaña a una gran estación de transporte de viajeros de cualquier gran ciudad del mundo. Una vez que nos acostumbramos a la presencia de toda esta gente deambulando de aquí para allá podemos observar lo majestuosas que son las fachadas de ambas estaciones: la de Komsomolskaya y la de Yaroslavl.
Estación de Komsomolskaya |
Estación de Yaroslavl |
Una vez que conseguimos cruzar la calle por el subterráneo llegamos a la estación de tren. Nos damos cuenta de que allí había otra boca de metro por donde podríamos haber salido de una manera más fácil. Entramos en una estación tomada por el ejército y la policía. Nos damos cuenta de que está todo absolutamente en ruso. Nos ponemos a mirar las pantallas luminosas hasta que vemos el andén desde donde saldrá nuestro tren: andén 3 a las 00:30 horas. Hay un gran mural donde se muestran todos los itinerarios de los trenes que salen de esa estación. Aparecen todas las estaciones por las que pasan y en que huso horario se encuentran. Hay que indicar que de Moscú a Irkutsk pasamos por cinco husos horarios, dos más si se llega hasta Vladivostok. Hay que tener mucho cuidado con los horarios de los trenes, de salida y llegada a cada estación ya que todos los horarios a lo largo de la línea indican siempre la hora local de Moscú para evitar confusiones. A lo largo del viaje nos daremos cuenta de lo acertado de la medida.
Ya es noche cerrada cuando salimos al exterior de la estación con la intención de comprar víveres para el viaje. Se puede ver un montón de gente borracha, tirada en el suelo durmiendo la mona o deambulando de aquí para allá. Pasamos por unos puestos de comida rápida y finalmente encontramos un pequeño ultramarinos donde la mayor parte de la gente se dedica a comprar bebida. Compramos yogures, zumos, pan, galletas y agua para subsistir en el tren hasta que lleguemos a alguna estación y podamos comprar algo más.
A medianoche la estación está desierta, ya solo quedamos un policía y nosotros cuatro. Nos indica con señas que tenemos que ir al andén o perderemos el tren. Recogemos los bártulos, nos presentamos ante el responsable de nuestro vagón (provonitza) y le entregamos el billete junto con el pasaporte. Nos indica con un mal inglés, pero amablemente, nuestro compartimento y nos entrega sábanas, funda de almohada, mantas y toalla. Los tickets que hemos comprado para todos los tramos del viaje en ferrocarril son de segunda clase. Eso significa que el habitáculo donde vamos a pasar los siguiente días consta de cuatro literas sin baño individual.
Estación de Yaroslavl y tren transiberiano minutos antes de la salida. |
¡Por fin estamos en el transiberiano! Por delante nos quedan tres días y medio de viaje en tren por medio Siberia hasta llegar a Irkutsk.
Después de repartirnos las literas nos damos una vuelta por el vagón para inspeccionarlo: nos acercamos al baño, observamos quienes van a ser nuestros compañeros de viaje, donde se encuentra el agua caliente y la dirección del vagón restaurante. A primera vista nos extraña un poco que no haya turistas extranjeros en nuestro vagón. Luego nos daremos cuenta de que no hay prácticamente turistas en este tramo del viaje. Nos ponemos cómodos y nos echamos a dormir tras un día agotador. Bueno, Txemi y yo nos quedamos leyendo todavía un rato más hasta que nos entra el sueño.
Camarote de segunda del transiberiano
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DIAS 4-5-6-7 (23-26/04/2012). TREN MOSCÚ - IRKUTSK
A media noche me despierto para ir al baño. Es entonces cuando me doy cuenta lo difícil que es acertar en la taza del váter. Hay que ser un verdadero maestro para encauzar el chorro con el tren en marcha. Cuando acabo tiro de la cadena (en realidad es un pedal en el suelo) y me doy cuenta que el urinario realmente es un agujero abierto en el suelo del vagón. Esta es la razón por la que los baños únicamente se encuentran abiertos cuando el tren se encuentra en marcha, ya que si se usan cuando te encuentras parado en una estación se puede montar una gorda! Los servicios son muy básico. Poseen un lavabo con agua fría e inodoro, aunque de inodoro no tienen nada. Preveniendo que no vamos a poder ducharnos en el trayecto venimos pertrechados con una buena cantidad de toallitas húmedas. ¡El mejor invento del mochilero! El lavabo también tiene lo suyo. Al principio no somos capaces de obtener agua del mismo, hasta que una chica rusa nos indica que se debe pulsar un botón en la parte de abajo del grifo. Es un buen sistema para no dejar el grifo abierto y derrochar agua.
La frontera entre Europa y Asia se encuentra en los montes Urales. Una pequeña cordillera que despunta sobre las inmensas llanuras de la taiga. No vemos la divisoria ya que la pasamos de noche, pero la sentimos. A media noche nos damos cuenta que nos deslizamos de la cama hacia delante y atrás. Al día siguiente nos daremos cuenta que ese movimiento ha sido debido a las pendientes que tiene que remontar y descender el tren para cruzar la cordillera.
Ya se ha hecho de día pero seguimos durmiendo porque necesitamos recuperar fuerzas. En un momento dado una de las camareras del tren entra sin llamar ni pedir permiso a nuestro compartimento para ofrecernos bollitos rellenos de carne. Ya no podemos dormir más aunque es primera hora de la mañana. No entendemos nada de lo que nos dice, pero cogemos uno cada uno. ¡Lo gracioso del tema es que no son gratis! Nos lo cobra bien cobrados. No vuelve a pasarnos por segunda vez.
Las puertas de los compartimentos solo las pueden cerrar con una llave especial las "provonitzas", por lo que siempre se encuentran o abiertas o sin el cerrojo echado.
Estamos todavía descansando un buen rato tirados en las literas y leyendo un poco. Nos levantamos como nuevos. La velocidad del tren no es excesiva por lo que el viaje se hace muy agradable. Se puede observar estupendamente el paisaje y el traqueteo viene perfecto para coger el sueño.
Pasillo del vagón de segunda |
Lo primero que hacemos es pegarnos a la ventanilla para contemplar el paisaje de la taiga, llanuras llenas de bosques de caducifolias. Este será el paisaje que nos acompañará en casi todo este tramo del transiberiano. Es una tierra de contrastes. Tan pronto te encuentras con granjas diseminadas por la taiga que sobreviven mediante economía de subsistencia (en invierno se dedican a la caza y comercialización de las pieles y en verano a la huerta y madera) como de repente te das de bruces con ciudades de más de un millón de personas que trabajan en la industria pesada (carbón, acero y armas principalmente). Después desayunamos alguno de los batidos y galletas comprados la noche anterior en Moscú.
Granjas diseminadas a lo largo de la vía del ferrocarril |
Cada cierto tiempo el tren realiza escalas técnicas que van desde los cinco minutos hasta una hora. Los pasajeros aprovechan para estirar las piernas o fumar algún cigarrillo. Es en estas paradas donde nos dedicamos a comprar fruta, zumos y agua a los vendedores ambulantes que acuden a la llegada del tren.
Actividad en torno a los andenes del tren |
Otras veces bajaremos del tren y nos damos una vuelta por la ciudad y compramos allí nuestros suministros.
Típica tiendecita de comestibles y bebidas que se encuentra en los andenes |
La vida en el transiberiano va a girar en torno a los paseos que nos damos cuando llegamos a alguna estación importante (donde el tren reposa periodos de tiempo mayores), al vagón restaurante para comer o beber alguna cerveza y, sobretodo, jugando al parchís.
¡Que buenos ratos nos hizo pasar el parchís! |
El vagón restaurante también tiene lo suyo. Somos incapaces de entendernos con las camareras. Ellas solo hablan ruso y el menú solo está en cirílico, por lo que nos es imposible saber lo que es cada plato. Así que pedimos cosas que nos parecen apetecibles observando los platos del resto de las mesas o haciendo sonidos imitando a cerdos, corderos, vacas,... La cerveza la pedimos señalando alguna de las que tienen expuestas en una estantería. Otro día probamos con un traductor de español-ruso que tenemos en el móvil. Es muy gracioso y nos echamos unas buenas risas con las camareras durante todo el trayecto. En el vagón restaurante se puede observar gente de lo más variopinta. El que más gracia nos hace es un joven que se saca las cervezas de dos en dos. Es el típico ruso con el pelo rapado, camiseta de tirantes,... ¡Tiene unas pintas de matón que da miedo! Como habla un poco de inglés nos podemos enterar que está regresando desde Moscú a su ciudad natal para pasar unos días. Nos enteramos porque Txemi suele hablar con él sobre fútbol, etc.
Los kilómetros pasan y cada vez va bajando más la temperatura ambiente; desde los 25ºC que empezamos teniendo en Moscú pasamos a los 6ºC de Novosibirsk y finalmente llegamos a los 0ºC en Irkutsk. El segundo día ya no sabemos en qué huso horario nos encontramos. Solo podemos saberlo cuando llegamos a alguna estación importante que podemos localizar en la guía (vienen indicados los desfases horarios respecto a Moscú).
A medida que nos desplazamos más hacia Oriente los rasgos faciales de las personas con las que nos cruzamos van cambiando cada vez más.
Diversidad de etnias encontradas a lo largo del trayecto del transiberiano |
Las gentes de las diferentes etnias y religiones de las diversas Repúblicas de la Gran Federación Rusa se entremezclan en las estaciones al paso del ferrocarril. Unos van y otros vienen. Simplemente regresan a casa, a trabajar, o incluso hay quien trafica llevando grandes fardos de nadie sabe qué. Esto último lo comprobaremos mas tarde en Mongolia.
Gentes que se desplazan a lo largo de la principal vía de comunicación Oeste-Este de Rusia |
Aquí también se puede observar la monumentalidad de la época comunista en gran parte de las estaciones de tren por las que pasa el transiberiano, desde la arquitectura a la escultura.
Según nos vamos acercando al finar de nuestra primera etapa en tren vemos como la temperatura disminuye y el paisaje cambia paulatinamente. Los bosques de caducifoleas van dejando paso a los de pinos y la tundra.
Río helado en las cercanías de Irkutsk
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DIAS 7-8 (26-27/04/2012). ESTANCIA EN IRKUTSK-LAGO BAIKAL
Finalmente, tras tres días y medio de viaje en el transiberiano llegamos a Irkutsk, nuestro segundo destino después de Moscú. ¡Por fin vamos a poder disfrutar del viaje al lago Baikal!
Exterior de la estación central de Irkutsk |
Antes de bajar el responsable de nuestro vagón nos hace devolverle todo el material que nos entregó al inicio del viaje: mantas, sabanas, funda de almohada y toalla. No ha que olvidarse de devolverlo todo porque si no te hacen pagar el artículo no entregado.
Buscamos un taxi para que nos lleve al Hostal Irkutsk. Justo en frente de la
estación hay gran cantidad de taxis y autobuses. Así mismo, por el lugar también pasa el
tranvía. Nos parece curioso que los coches de la gente tengan indistintamente el volante a la izquierda o derecha y que en su mayoría sean marcas japonesas. Después nos enteraremos de que mucha gente de esta zona del país compra coches de segunda mano en Japón porque son mucho más baratos que en Rusia.
Negociamos el precio con un taxista, aunque antes hay que enseñarle un plano de ubicación porque no llevamos la dirección en cirílico. Llegamos a un acuerdo y nos lleva hasta el hostal, no sin perderse un par de veces. No entiendo por qué, ya que no es nada complicado.
Negociamos el precio con un taxista, aunque antes hay que enseñarle un plano de ubicación porque no llevamos la dirección en cirílico. Llegamos a un acuerdo y nos lleva hasta el hostal, no sin perderse un par de veces. No entiendo por qué, ya que no es nada complicado.
Plano de Irkutsk |
Ubicación del Hostal Irkutsk |
El hostal está integrado dentro de un edificio de viviendas. La recepción ese encuentra en la planta baja, mientras que las habitaciones están repartidas a lo largo de las diferentes plantas. Realmente no son habitaciones, son apartamentos con su cocina y todo.
Aspecto del apartamento en el Hostal Irkutsk |
Lo primero que hacemos al llegar a nuestras habitaciones es darnos una
ducha reconstituyente y afeitarnos. Tras ello bajamos a recepción y le
preguntamos a la recepcionista lugares donde poder ir a tomar una cerveza y
cenar. Esta vez la chica si que tiene un nivel de inglés suficiente como
para poder conversar. Txemi está obsesionado con ver el partido de
vuelta de la semifinal de la Europa League del 2012 que enfrenta al
equipo de nuestra ciudad, Athletic Club de Bilbao, contra el Sporting de
Portugal. ¡El partido empieza a las cuatro de la mañana, hora local! La
muchacha busca en internet algún canal que lo retransmita pero solo
consigue encontrar el Atlético de Madrid frente al Valencia.
En Irkutsk la temperatura siberiana sí que se empieza a
notar. Estaremos entre -1 y 1ºC. Nos vamos a dar un paseo hasta que encontramos el pub London donde cenamos
platos típicos de la zona y cerveza local. Aquí sí que ya disponen de una carta en
ingles, por lo que podemos saber lo que pedimos. La verdad es que la
cena está bastante rica. Después de degustar los platos locales poco a
poco nos vamos acercando al hostal para dormir.
Al día siguiente, después de minidesayunar nos vamos a dar un paseo por
la ciudad. Por el camino nos encontramos con multitud de antiguas casas de madera del siglo XIX e innumerables iglesias ortodoxas. Se tratan de esplendidos ejemplos mansiones de madera
del pasado burgués y zarista de la ciudad, así como alguna muestra de la
industria armamentística comunista.
En la zona nordeste de la ciudad encontramos un mercado de frutas, verduras y flores. Es un buen sitio para comprar algo de fruta y observar el crisol de culturas que confluyen en esta ciudad fronteriza.
Lo siguiente que hacemos es ir a recoger los billetes de tren que nos
llevarán hasta Ulan Bator. Tenemos que dirigirnos a la oficina que
expende los billetes del transiberiano ubicada en la planta baja del
Hotel Irkutsk. En el mapa que llevamos tenemos mal localizado su
ubicación por lo que sin querer acabamos dándonos un paseo por la
ciudad. Bordeando el parque de la ciudad pasamos por un mercado chino que es inmenso. Ni nos atrevemos a
mirar. Ya habrá tiempo en China. Empieza a nevar ligeramente y el frío
se intensifica.
Preguntando por la calle conseguimos llegar hasta el hotel, que se encuentra pegado al río. La oficina de los tickets se encuentra nada más entrar, a la derecha. Entramos y tras entregarle los pasaportes y demás papeles nos entrega los billetes una señora bastante amable. Pegado al hotel se encuentra una cafetería, por lo que aprovechamos para tomarnos un café bien calentito. Si os pensáis que el café es caro en Los Campos Elíseos de París no os aconsejo que os lo toméis aquí. Está rico pero ha sido, y será, el café más caro de mi vida. ¡La broma sale por unos nueve-diez euros por persona!
Es hora de dirigirnos a la zona de la estación de ferrocarril a buscar algún autobús que nos lleve al lago Baikal. Nos acercamos andando, cruzando el puente sobre el río hasta llegar a una zona llena de buses, minibuses y taxis.
Es bastante difícil comunicarse con los taquilleros. Tampoco es fácil con las personas que hacen cola para comprar un billete a no se sabe dónde. Intentamos descifrar todos los letreros de las rutas pero en ninguno conseguimos identificar Baikal. Nos encontramos con una pareja de septuagenarios neozelandeses que tienen el mismo problema que nosotros. Al final resulta que la estación de autobuses que va al lago Baikal se encuentra en la otra punta de la ciudad, cerca de nuestro hostel, al otro lado del río. De aquí sale el autobús 64 que es el que te lleva a la otra estación de buses. Como no tenemos mucho tiempo para coger el último bus decidimos ir en taxi. Alfredo negocia con un taxista bastante majete (pesamos que tendría que estar jubilado). Mediante señas, boli y papel consigue hacerse entender y que nos lleven y traigan al lago, la recogida de las mochilas al hostel y el regreso a la estación de tren. Vamos, negocio redondo.
Así que nos vamos a pasar la maravillosa, pero fría, tarde al lago Baikal. El trayecto es por una carretera rodeada de maravillosos pinares llenos de nieve durante todo el viaje. La localidad de Listvyanka se encuentra a los pies del lago. La separa de Irkutsk unos 68 kms. Tardamos algo más de una hora pero al llegar nos damos cuenta de que merece la pena totalmente. ¡Qué maravilla de paisaje!
El lago Baikal es la masa de agua dulce más grande del Asia. Alberga entorno a la quinta parte de las reserva de agua dulce del planeta y la profundidad máxima se encuentra en torno a los 1650 metros.
Casa museo de los Trubetskoy |
Trolebús en Irkutsk |
Témpanos colgando de los tejados de las casas |
En la zona nordeste de la ciudad encontramos un mercado de frutas, verduras y flores. Es un buen sitio para comprar algo de fruta y observar el crisol de culturas que confluyen en esta ciudad fronteriza.
Mercado de frutas y verduras en Irkutsk |
Mercado de frutas y verduras en Irkutsk
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Buzones |
Empieza a nevar |
Preguntando por la calle conseguimos llegar hasta el hotel, que se encuentra pegado al río. La oficina de los tickets se encuentra nada más entrar, a la derecha. Entramos y tras entregarle los pasaportes y demás papeles nos entrega los billetes una señora bastante amable. Pegado al hotel se encuentra una cafetería, por lo que aprovechamos para tomarnos un café bien calentito. Si os pensáis que el café es caro en Los Campos Elíseos de París no os aconsejo que os lo toméis aquí. Está rico pero ha sido, y será, el café más caro de mi vida. ¡La broma sale por unos nueve-diez euros por persona!
Preguntando a unos chavales por la calle |
Al otro lado del río se encuentra la estación de ferrocarril de Irkutsk |
Es hora de dirigirnos a la zona de la estación de ferrocarril a buscar algún autobús que nos lleve al lago Baikal. Nos acercamos andando, cruzando el puente sobre el río hasta llegar a una zona llena de buses, minibuses y taxis.
Alrededores de la estación de tren |
Es bastante difícil comunicarse con los taquilleros. Tampoco es fácil con las personas que hacen cola para comprar un billete a no se sabe dónde. Intentamos descifrar todos los letreros de las rutas pero en ninguno conseguimos identificar Baikal. Nos encontramos con una pareja de septuagenarios neozelandeses que tienen el mismo problema que nosotros. Al final resulta que la estación de autobuses que va al lago Baikal se encuentra en la otra punta de la ciudad, cerca de nuestro hostel, al otro lado del río. De aquí sale el autobús 64 que es el que te lleva a la otra estación de buses. Como no tenemos mucho tiempo para coger el último bus decidimos ir en taxi. Alfredo negocia con un taxista bastante majete (pesamos que tendría que estar jubilado). Mediante señas, boli y papel consigue hacerse entender y que nos lleven y traigan al lago, la recogida de las mochilas al hostel y el regreso a la estación de tren. Vamos, negocio redondo.
Así que nos vamos a pasar la maravillosa, pero fría, tarde al lago Baikal. El trayecto es por una carretera rodeada de maravillosos pinares llenos de nieve durante todo el viaje. La localidad de Listvyanka se encuentra a los pies del lago. La separa de Irkutsk unos 68 kms. Tardamos algo más de una hora pero al llegar nos damos cuenta de que merece la pena totalmente. ¡Qué maravilla de paisaje!
El lago Baikal es la masa de agua dulce más grande del Asia. Alberga entorno a la quinta parte de las reserva de agua dulce del planeta y la profundidad máxima se encuentra en torno a los 1650 metros.
Lago Baikal |
Listvyanka es una localidad muy turística en la época cálida. Está repleta de apartamentos, hoteles y casas de alquiler. Nos fijamos en algunos letreros que indican el precio del alquiler pero no son nada baratos. El lago todavía posee parte heladas y la marea arrastra trozos de hielo hacia la costa. El sonido que hacen al golpear con las piedras es característico y relajante. Me viene a la memoria el sonido de las rocas al chocar unas con otras de la Playa del Silencio en Asturias.
Madre paseando con su hijo a orillas del lago Baikal |
Esperando al verano |
El azul del agua es espectacular. El lago está rodeado de montañas y se
puede observar cómo, allá a lo lejos, las de la otra orilla están
nevadas. Podemos contemplar una multitud de chiringuitos donde
venden pescado asado, al estilo de nuestras sardinas. ¡Huele que
alimenta!
Mercadillo donde venden pescadito asado |
Lugareño paseando en bicicleta |
De vuelta intentamos entrar en el museo de la localidad donde se pueden
contemplar ejemplares de la única foca de agua dulce. Cuando llegamos nos pegan con la puerta en las narices, aunque todavía quedan quince o veinte
minutos para el cierre. Así que otra vez rumbo a Irkutsk. Cuando
llegamos a la ciudad le indicamos al taxista donde se encuentra nuestro
hostel para poder recoger las mochilas. Cuando llegamos a la estación de
tren todavía queda una hora y media para la partida.
Durante la espera nos vamos Alfredo, Txemi y yo a comprar algo de comida para
la nueva travesía en tren. Nos vamos a los puestecillos que se
encuentran al otro lado de la calle. Gracias a un chaval muy amable, que
huele muchísimo a alcohol, nos enteramos de qué están hechos los
bocadillos que queremos comprar. Como habla un poco de ingles entablamos
conversación. Nos cuenta que es de un pueblecito al norte de Irkutsk,
que su hermano vive en Londres y que el se marchará para allí en cuanto
pueda. Le hace mucha gracia nuestras facciones y nos pregunta a ver si
puede sacarnos una foto con el móvil. Al final acabamos sacándonos unas
cuantas todos juntos (él y la chica del puesto de alimentos y nosotros tres). Además nos intercambiamos las direcciones de correo electrónico.
Esto es algo que nos pasará varias veces más a lo largo del viaje: pasamos de ser los fotógrafos a ser los fotografiados.
Dentro de la estación ya se empieza a observar que el número de turistas
occidentales es mucho más elevado, sobre todo anglosajones. Paso el
tiempo de espera observando a la gente. Te encuentras con todo tipo de
rasgos faciales. La cara de una señora me resulta especialmente
curiosa: tez clara, ojos azules y ojos rasgados. ¡Qué contrastes!
Cuando aparece en el letrero luminoso el andén que nos corresponde la gente sale corriendo hacia allí. Nosotros más tranquilos nos vamos acercando poco a poco. Esta vez nos toca como responsable de nuestro
vagón una mujer mongola majísima que no para de sonreír. Esta actitud es
la que nos acompañará a lo largo de toda nuestra aventura en Mongolia.
El tren parte puntualmente a las diez y cuarto de la noche.
DÍAS 8-9-10 (27-28-29/04/2012). TREN IRKUTSK-UB
El tren es idéntico al del primer tramo, algo mas nuevo pero sobre todo más limpio. Antes de partir vemos como un hombre va repartiendo cajas por todos los compartimentos. Nos muestra su contenido. Son de comida: pasta, fruta,... Nos da en la nariz que es contrabando.
En los compartimentos contiguos al nuestro podemos ver a ingleses, holandesas y algún australiano. En los otros vagones también se observa más movimiento de "guiris". La mayor parte de ellos se encuentra de año sabático o se va a tirar varios meses de vacaciones para dar la vuelta a medio mundo (o entero). ¡Qué envidia!
Ya por la noche, después de cenar, no dedicamos a las ya clásicas partidas de parchís. En un momento dado, tras oír el ruido del dado chocar contra las paredes dentro del cubilete, se acerca la responsable del vagón y se sienta junto a mí. Nos pregunta a ver que juego es ese y si le podemos explicar cómo funciona. Al final se queda con nosotros durante una partida entera prestando muchísima atención. Seguidamente se marcha y decidimos echar la última partida antes de acostarnos. A media partida aparece un ruso con un billete de cincuenta rublos. Inicialmente no sabemos lo qué nos quiere decir. Al final nos damos cuenta que ¡quiere apostar! Nosotros le decimos que no queremos pero el insiste. Aparece la responsable del vagón y le echa de nuestra cabina. Así que cerramos la puerta, terminamos la partida y nos acostamos.
Es una pena que pasemos por el lago Baikal durante la noche porque no vamos a poder verlo cuando el tren pase por su orilla durante varios kilómetros. A la mañana siguiente nos despertamos y el paisaje es totalmente diferente. Los arboles prácticamente han desaparecido y ya casi no queda nieve. Empieza la estepa.
Paisaje fronterizo entre Rusia y Mongolia |
La última parada antes de la frontera con Mongolia es Naushki. El tren para durante una hora. Nos da tiempo a dar un paseito. A la salida de la estación se encuentra un pequeño mercado de comestibles y ropa. Compramos batidos, pan y algo de fruta. Un poco más allí encontramos un ultramarinos donde compramos agua, cerveza, una especie de atún en lata y un par de barras de pan.
Mercado de comestibles y ropa en Naushki |
Esperando a que salga en tren |
Las tropas se movilizan en la frontera |
El hombre que había repartido las cajas por el vagón entra en nuestro compartimento y nos empieza a enseñar maravillosos vídeos de Mongolia que tiene en el móvil. Después nos muestra fotos de su mujer y sus tres pequeñines. Intentamos comunicarnos pero no habla nada de inglés. Aún así no pierde la sonrisa en ningún momento. Más tarde volverá a pedirnos un vaso de agua, que gustosamente se lo damos. Es la hospitalidad de los nómadas.
Cuando empieza a oscurecer llegamos por fin a la primera estación de Mongolia: Sükhbattar. Hace una parada de una hora por lo que nos damos una vuelta por la ciudad. Tenemos el primer contacto con las gentes de este maravilloso país. Nos hace gracia que los chavales estén dentro de coches totalmente tuneados esperando a que lleguen las chicas para fardar delante de ellas e intentar ligar el sábado noche.
Puesta de sol en la estación de Sükhbattar |
Dando un paseo nos encontramos con un bar-karaoke. Metemos la cabeza para ver que tal está y todo el mundo se nos queda mirando. Ups! esto no es para nosotros. Posteriormente no daremos cuenta que tanto a los mongoles como a los chinos les vuelven locos los karaokes. Veremos locales por doquier.
Volvemos al tren, cenamos algo ligero y nos vamos pronto a la cama porque al día siguiente llegamos a UB en torno a las seis y media de la mañana.
Nos despertamos a eso de las cinco de la mañana. Tenemos que recoger las sábanas, almohada y mantas que nos han prestado. También tenemos que recoger todos los bártulos. Ya es de día y podemos apreciar la estepa mongola. No se ve ningún árbol por el entorno. En cambio, la hierba que crece por doquier tiene una tonalidad amarillenta. Todavía estamos en la temporada seca. Hasta que lleguen las lluvias en verano no se volverán a ver los prados verdes.
Estepa mongola |
Según nos vamos acercando a la capital se van observando cada vez más gers (o yurtas en castellano) diseminados por las lomas. Se observan agrupaciones de ellos que acaban formando municipios. Todavía están arraigados a la tradición nómada. Muchos no tienen agua corriente ni servicios, aunque algunos empiezan a tener electricidad.
Justo antes de llegar a la estación de UB el tren para unos cinco minutos. Es en este momento en el que el hombre que conocimos en el tren, junto a unos compañeros, empiezan a sacar todas cajas que habían repartido por todo el vagón y las meten en una furgonetilla. Cuando acaban su tarea el tren vuelve a arrancar.
DÍAS 10-11-12-13 (29-30/04/2012, 01-02/05/2012). ESTANCIA EN MONGOLIA
Hemos quedado con los responsables de UBGUESTHOUSE para que nos vengan a recoger cuando lleguemos a la estación central. Cuando el tren arriba ya nos están esperando con un cartel con mi nombre. Nos metemos en el taxi y nos llevan al guesthouse. El edificio se encuentra en una trasera de la manzana muy céntrica de la calle Baga Toiruu, a la altura del banco ATM Golumt. Se encuentra a escaso minutos de la plaza Sukhbataar y del museo de Historia de Mongolia.
Plano de ubicación del UBguesthouse |
El lugar no es ninguna maravilla pero está limpio y es muy funcional. Posee cuatro baños con ducha, internet gratuito con wifi y una cocina donde puedes prepararte el desayuno. Es un crisol de nacionalidades. Está lleno de jóvenes que se encuentran de año sabático, estudiando o incluso impartiendo clases.
Antigua escritura mongola |
Lo primero que hacemos es tomar un pequeño almuerzo y darnos una ducha reconfortante. Tras ello arreglamos todos los pagos que tenemos pendientes. Nos resulta curioso que no nos hayan cobrado con antelación nada de lo que contratamos desde España (estancia en el guesthouse, billetes de tren para Beijing y excursión por el interior del país) hasta llegar allí. La verdad es que son muy amables y se portan muy bien con nosotros. Después de explicarnos las atracciones de la ciudad y entregarnos un plano de la misma nos lanzamos a la calle. Al igual que en Moscú, y como más tarde veríamos en Beijing, los coche circulan a sus anchas por las calles. Para cruzar un paso de cebra tienes que hacerlo corriendo, por lo que lo más sencillo es ir esquivando a los coches a medida que van pasando cerca de ti o por los pasos subterráneos. Lo primero que necesitamos es sacar dinero, por lo que entramos en un banco y utilizamos el cajero. El cambio es tan grande que sacamos un buen fajo de billetes. Nos costará un buen rato hacernos con el orden de magnitud de los que cuestan las cosas.
Esquivando coches en la calle principal de UB |
Como todavía es muy pronto, las ocho o nueve de la mañana, nos vamos a dar una paseo hasta la plaza principal de la ciudad: Sükhbaatar
Plaza de Sükhbaatar |
Los mongoles tienen verdadera devoción por Genghis Khan. Se encuentra en todas las facetas de su vida: desde la imagen de los billetes hasta el nombre de una cerveza o vodka. Una gran escultura de cuerpo entero escoltado por dos jinetes preside la plaza.
Estatua de Genghis Khan en la Plaza Sükhbaatar |
Jinetes escoltando al gran Genghis Khan
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Aquí sucede algo de lo que más me ha sorprendido en la vida. Estamos dando una vueltilla por la plaza, sacando unas fotos y charlando, cuando se acerca una niña de unos doce años que está con su abuelo sacándose fotos al lado nuestro y me pregunta a ver si puede sacarse una foto conmigo. ¡Yo soy el exótico para ellos! Me hace tanta gracia que no solo me saco una foto con ella sino que acabamos sacándonos todos unas cuantas con ella. Esta no es la única vez que nos sucederá algo parecido. Desde este momento hasta que acabamos el viaje nos convertimos en objeto de muchas miradas. ¡Vamos a visitar países exóticos y los exóticos acabamos siendo nosotros!
Hombres con vestimentas tradicionales en UB |
Mongolia es un país de contrastes. Tan pronto te encuentras el rascacielos más moderno como a pocas manzanas te encuentras una barriada de gers. Con las personas ocurre lo mismo, tan pronto te cruzas con un ejecutivo con traje y corbata como con un hombre de campo con su traje y sus botas tradicionales.
Construcción de grandes rascacielos en torno a la Plaza Sükhbaatar |
Paseando por la capital |
Como comentaba antes, dando un paseo por las calles principales, muchísima gente se nos queda mirando. Es una sensación muy curiosa. Es un país que todavía se encuentra relativamente virgen con respecto al turismo y no están muy acostumbrados a ver a occidentales.
Poco a poco nos vamos acercando hasta el complejo monástico de Gandantegchinlin (o Gandan). Es el más activo e importante de un país en el cual prácticamente el 100% de la población es budista. El recinto consta de al menos nueve o diez templos, algunos de ellos fascinantes, y una población de en torno a los mil religiosos. Así mismo, poseen una biblioteca y la universidad de estudios budistas. El complejo quedó casi destruido en su totalidad en 1938 cuando el ejército soviético invadió Mongolia y destruyó más de novecientos monasterios y mató, encarceló o expulsó a la gran mayoría de los monjes.
Plano del monasterio de Gandantegchinlin |
Yo nunca había estado en un país que procesase esa religión, por lo que tengo muchísimas ganas de visitar los templos. Como es domingo el lugar está repleto de fieles que van ha realizar ofrendas y a rezar.
Ups!, me ha pillado! |
Acuden multitud de familias; desde abuelos hasta nietos. Provienen tanto
del campo como de la ciudad. Vienen aquí para realizar ofrendas a los
monjes y las estatuas con leche y cereales principalmente, aunque
también con dinero.
Niña dentro del completo monástico |
Domingo: ¡Toca ir al templo! |
Vestimentas tradicionales para las ofrendas dominicales |
Plegarias |
En uno de los principales edificios, el Migjed Janraisig,
se encuentra un buda de cobre recubierto de oro con una altura de 26.5 m. Si no pagas un extra no te dejan sacar fotos, aunque nadie te va a decir nada si lo haces.
Contrastes: Gers budista con los rascacielos de UB al fondo |
¡Rueda que rueda! |
Interior del templo Vajradhara |
Monje hablando por teléfono |
Paseando por el complejo monástico |
Seguimos nuestra excursión por el centro de la ciudad y nos acercamos hasta el State Circus. No tenemos suerte y no podemos ver lucha mongola en directo. Los tres deportes nacionales son la lucha, el tiro con arco y las carreras de caballos. Sienten verdadera devoción por cada uno de ellos. La época álgida de espectáculos de este tipo es en verano.
Lugar de descanso y meditación. Al fondo el State Circus |
Nos entra hambre y nos vamos a comer a un pequeño restaurante de la avenida principal. El menú está en inglés pero no sabemos muy bien cómo están cocinados. Cada uno pedimos uno diferente para no fallar. Alguno no está mal del todo, pero tienen demasiada fritanga. La base alimenticia del país es el cordero, el arroz y la leche. Casi todos los platos van a estar constituidos por una combinación de al menos dos de estos ingredientes.
Comienza a levantarse un fuerte viento y a caer unas gotas de lluvia. Casi en frente del restaurante se encuentra el State Department Store por lo que nos metemos a ver que hay. Es un edificio comercial al estilo El Corte Inglés español donde se puede encontrar de todo. Sobre todo gusta mucho a los mongoles de fuera de UB porque se venden artículos que muy pocas veces o nunca han visto antes. Nos sorprende que los precios son muy parecidos a España, ya que el resto de las cosas son muy barata en este país. Cuando salimos nos vamos a echar una siesta de un par de horas ya que hemos madrugado mucho.
Ya despejados nos vamos a tomar unas cervezas por el centro y se nos hace tarde. No se si por eso o porque es domingo la mayoría de los restaurantes han cerrado. Acabamos cenando un kebab en un 24 horas. Cuando nos dirigimos al guesthouse se nos acerca un niño muy sucio de unos diez o doce años pidiéndonos dinero. Caemos en la cuenta de que es uno de los vagabundos que viven en las alcantarillas de la ciudad como hemos podido leer. Provienen de familias desestructuradas y alcohólicas, generalmente del campo, que abandonan a sus hijos. Nos vamos a la cama porque mañana hemos quedado a las ocho para empezar nuestra aventura por el interior de Mongolia.
A la hora acordada quedamos con nuestro chófer-guía que nos llevará al interior del país. Nos metemos en el todoterreno y nos ponemos en marcha. A la salida de la ciudad nos encontramos con un atasco monumental en la única rotonda de la ciudad. Nadie respeta las normas de circulación por lo que nos lleva casi media hora en salir. A las afueras nos aprovisionamos de bastante agua y algo de fruta en un supermercado.
Al poco de salir ya nos encontramos con la inmensidad de la estepa. Mires por donde mires no se ve ni un árbol. El paisaje esta formado por grandes llanuras salpicadas de ligeras elevaciones de terreno. La carretera es una larga línea gris que prácticamente no cambia de dirección a lo largo del trayecto. El estado del asfalto no es muy bueno por lo que la velocidad no es muy elevada, en torno a los sesenta o setenta km/h. La amortiguación del todoterreno es bastante dura por lo que resulta incomoda. ¡Lo que nos queda todavía!
Km 333 |
No nos cruzamos con muchos vehículos, sólo algún camión de transporte de mercancías. Resulta curioso todo lo que vemos: desde una camioneta que lleva caballos hasta gers diseminados por la llanura.
Transportando caballos |
Gers diseminados por la estepa |
Podemos contemplar como aquí y allá los rebaños de ovejas, cabras, vacas y caballos pastan a sus anchas. La lana de estos óvidos de raza cachemir (o cashmere) es muy apreciada para la confección de prendas de vestir como chaquetas o bufandas. A lo largo del recorrido vemos como en los costados de la carretera los lugareños venden pieles enteras, sin curtir, de todo tipo de animales.
Cuando llevamos una hora de viaje, de las siete que tenemos que hacer ese día, el todoterreno dice basta y se nos rompe la caja de cambios. El chófer intenta en vano repararla pero no lo consigue. Después de media hora de intentarlo desiste y llama a UB para que manden otro vehículo.
¡Qué fastidio!, Se nos ha roto el todoterreno |
Después de una larga hora de espera, en la que nos dedicamos a tirar piedras a la nada y sacar alguna que otra foto, aparece a lo lejos el nuevo
chófer-guía que nos llevará a nuestro primer destino, la antigua capital
de Mongolia: Karakorum. La furgoneta es una de esas UAZ rusas que
ya hemos visto por doquier desde que salimos de Moscú. El chófer es un
tipo muy grande que continuamente está sonriendo. Nos despedimos de
nuestro anterior compañero de viaje y nos subimos a la furgo. ¡Qué
gozada de vehículo! Es muy básica y con unos acabados muy sobrios pero
amplia y cómoda.
Una hora después nuevo todoterreno
|
El guía está continuamente hablando por teléfono. A medio camino nos paramos en la cuneta. Otra furgo UAZ llena de turistas hace lo mismo pero en sentido contrario. El conductor saca tres garrafas de combustible y entre ambos llenan el depósito de la nuestra en medido de la nada.
¡Vamos a intercambiar combustible! |
Solos en la estepa |
Una hora después paramos para almorzar en un bar de carretera. Antes de comer alguno de nosotros intentamos ir al baño. Preguntamos a ver donde se encuentra y nuestro guía con una sonrisa en la cara nos señala la calle. El baño está formado por una caseta con un agujero en el suelo y sin puerta. El menú está compuesto por un plato de arroz con cordero guisado y un té. Está bastante rico aunque la carne es demasiado dura. Una vez que acabamos nos volvemos a subir a la furgo y nos ponemos de nuevo en ruta. Cinco minutos después llegamos a un control de carretera donde un policía le pide los papeles del vehículo. Después de unos minutos inspeccionando la documentación le hacen pasar a comisaría y le ponen una multa, aunque no sabemos por qué. Seguimos nuestra aventura hasta llegar a Kharkhorin, lugar en el que dormiremos en una yurta esta noche.
Plano de Kharkhorin |
Yurta donde dormiremos la primera noche |
La yurta (ger en idioma mongol) es una tienda de campaña utilizada por los nómadas en las estepas de Asia Central. En la Edad Media, la vida nómada de los mongoles obligó a que tuvieran una vivienda para sus constantes desplazamientos. Esta tienda de campaña está protegida por una gruesa cubierta, es fácil de transportar y óptima para soportar los intensos cambios climáticos de Mongolia.
El guía nos presenta a la dueña, una mujer muy amable que nos indica donde podemos dejar nuestras mochilas y nos prepara el fuego para que se vaya calentando el habitáculo antes de que anochezca. El interior es muy básico prácticamente consta de una estufa central de leña y de cinco camas dispuestas en torno a esta. La decoración es bastante simple, escenas de caza y animales sobre las telas que cubren toda la estructura.
Estructura de la Yurta y zona de evacuación de los humos de la estufa |
Interior de la yurta |
Aspecto del entorno donde se ubica nuestra yurta |
Los diferentes hogares del extrarradio de la ciudad se separan mediante vallas de madera que cubren su perímetro. De esa forma también se frenan los fuertes vientos que soplan frecuentemente.
Granjas ganaderas diseminadas por la estepa |
La dueña nos indica que podemos subir hasta una colina que hay cerca de
allí para observar una buena panorámica del lugar. Cuando salimos vemos a
un grupo de muchachos en medio de la calle jugando al baloncesto con
una sola canasta. Se ve que lo están pasando realmente bien.
Mientras damos el paseo podemos observar rebaños de ovejas, cabras y vacas pastando por todas partes. Cerca merodean los pastores. Se desplazan tanto a pie como en caballo e incluso en moto.
Cuando llegamos al alto de la loma nos damos cuenta que la señora no nos miente. Menudas vistas tan maravillosas hay. Se puede contemplar perfectamente todo el perímetro del monasterio de Erdene Zuu, así como los límites de la ciudad. Allá, a lo lejos, se acierta a identificar una masa boscosa que acaba formando un pequeño bosque sobre las lomas de las montañas. Estos serán de los pocos árboles que veamos en todo el país.
Ya de vuelta vemos como los rebaños van retornando a sus casas. Uno de los pastores con el que nos cruzamos va en moto. En cierto momento nos hace una seña para ver si alguno de nosotros quiere bajar con él. Le decimos amablemente que preferimos volver paseando. De regreso nos volvemos a encontrar con los chavales que estaban jugando al baloncesto. Nos indican a ver si queremos echar un partido contra ellos. Al principio decimos que no pero insisten tanto que nos animamos. Jugamos cuatro contra cuatro. Nos preguntan a ver si somos estadounidenses. Les decimos que no, que de España. Se sorprenden de que vengamos de tan lejos. Cada vez que meten una canasta corean "¡Mongolia, Mongolia!". Lo cantarán muchas veces más a lo largo del partido. Nos ganan de largo. Al acabar el partido les doy la mano en señal de amistad y alguno de ellos no se atreve inicialmente a dármela porque soy muy blanquito para lo que están acostumbrados. Al final la acaban dando entre recelos y risas. Tienen la piel tan curtida que parece cuero. Seguido les comentamos a ver si quieren sacarse una foto con nosotros y algunos no se atreven y otros lo hacen gustosamente. Nos despedimos y nos dirigimos a la yurta para cenar.
Mientras no preparan la comida nos caldean de nuevo el habitáculo. El cielo está raso y la noche va a ser fresca. Nos traen una especie de sopa con cordero y pasta rellena que no está nada mal. También nos dejan un termo de agua caliente inmenso para hacernos un té. Nos echamos en el camastro y nos dormimos enseguida. A media noche me despierto con muchas ganas de ir al servicio y al salir fuera contemplo un cielo espectacularmente bello; llenos de estrellas en el cual se puede identificar perfectamente un buen puñado de constelaciones y la Vía Láctea. Como hace bastante frío me meto de nuevo debajo del saco y las mantas.
A la mañana siguiente, tras un buen desayuno a base de pepino y una especie de salchichón (a ninguno nos gusta el pepino), nos dirigimos a visitar el monasterio de Erdene Zuu. Lo rodean cuatrocientos metros de muro de piedra que componen el perímetro de lo que en su día fue un gran monasterio budista, el primero de todos en Mongolia. Empotrados en su espesor se disponen 108 estupas sepulcrales. El recinto ha sufrido muchas incursiones y destrucción; desde los chinos en el s. XVII a los comunistas en el s. XX. Hoy en día languidece como museo y albergando una pequeña comunidad de monjes. Únicamente se conserva el muro perimetral y algunos pocos templos.
Dentro del monasterio la verdad es que no queda gran cosa. Algún templo en pie y que están restaurando pero poco más. Nos realizan una visita guiada para los cuatro en ingles. No hay nadie más por el entorno. La guía nos va contando un poco la historia del monasterio, de sus templos y del significado de las esculturas y pinturas budistas. En un momento dado se nos juntan otros dos turista al grupo. Cuando hacemos el saludo de rigor nos damos cuenta que el "jelow" que nos dicen nos suena muy familiar. Le contesto en castellano y el chico se queda sorprendido. Nos pregunta de dónde somos y le decimos que de Bilbao. No da crédito a sus ojos. Ellos también son de la misma ciudad. Entamblamos conversación y nos enteramos que van a recorrerse Mongolia en las próximas cuatro semanas de vacaciones. Hablamos un poco de esto y aquello y nos despedimos. Vamos en direcciones contrarias.
Seguimos visitando el monasterio y entramos en un edificio en el cual está rezando la comunidad que vive allí. Son un puñado de monje adultos y media docena de novicios. Intentamos hablar con los más jóvenes pero no nos entiende nada. ¡Una pena!
Nuestro guía nos lleva al otro lado de la ciudad, a lo alto de una loma para observar el cauce del ancho río que pasa por el lugar y los barrios periféricos.
Ha llegado la hora de comer por lo que nos dirigimos a una fonda cercana a un colegio. ¡Oh, que sorpresa!, de nuevo cordero para comer. Esta vez es una especie de sopa con rabo de oveja y pasta rellena de cordero.
Grupo de muchachos jugando al baloncesto |
Mientras damos el paseo podemos observar rebaños de ovejas, cabras y vacas pastando por todas partes. Cerca merodean los pastores. Se desplazan tanto a pie como en caballo e incluso en moto.
Pastor cuidando su rebaño de ovejas y cabras |
Cabra amamantando un chotito |
Chivo con cara de pocos amigos |
Terneros salvando sus diferencias |
Cuando llegamos al alto de la loma nos damos cuenta que la señora no nos miente. Menudas vistas tan maravillosas hay. Se puede contemplar perfectamente todo el perímetro del monasterio de Erdene Zuu, así como los límites de la ciudad. Allá, a lo lejos, se acierta a identificar una masa boscosa que acaba formando un pequeño bosque sobre las lomas de las montañas. Estos serán de los pocos árboles que veamos en todo el país.
Cima de la colina |
Monasterio de Erdene Zuu (Kharkhorin) |
Panorámica de la ciudad de Kharkhorin |
Ya de vuelta vemos como los rebaños van retornando a sus casas. Uno de los pastores con el que nos cruzamos va en moto. En cierto momento nos hace una seña para ver si alguno de nosotros quiere bajar con él. Le decimos amablemente que preferimos volver paseando. De regreso nos volvemos a encontrar con los chavales que estaban jugando al baloncesto. Nos indican a ver si queremos echar un partido contra ellos. Al principio decimos que no pero insisten tanto que nos animamos. Jugamos cuatro contra cuatro. Nos preguntan a ver si somos estadounidenses. Les decimos que no, que de España. Se sorprenden de que vengamos de tan lejos. Cada vez que meten una canasta corean "¡Mongolia, Mongolia!". Lo cantarán muchas veces más a lo largo del partido. Nos ganan de largo. Al acabar el partido les doy la mano en señal de amistad y alguno de ellos no se atreve inicialmente a dármela porque soy muy blanquito para lo que están acostumbrados. Al final la acaban dando entre recelos y risas. Tienen la piel tan curtida que parece cuero. Seguido les comentamos a ver si quieren sacarse una foto con nosotros y algunos no se atreven y otros lo hacen gustosamente. Nos despedimos y nos dirigimos a la yurta para cenar.
Foto de equipo tras el partido |
Mientras no preparan la comida nos caldean de nuevo el habitáculo. El cielo está raso y la noche va a ser fresca. Nos traen una especie de sopa con cordero y pasta rellena que no está nada mal. También nos dejan un termo de agua caliente inmenso para hacernos un té. Nos echamos en el camastro y nos dormimos enseguida. A media noche me despierto con muchas ganas de ir al servicio y al salir fuera contemplo un cielo espectacularmente bello; llenos de estrellas en el cual se puede identificar perfectamente un buen puñado de constelaciones y la Vía Láctea. Como hace bastante frío me meto de nuevo debajo del saco y las mantas.
A la mañana siguiente, tras un buen desayuno a base de pepino y una especie de salchichón (a ninguno nos gusta el pepino), nos dirigimos a visitar el monasterio de Erdene Zuu. Lo rodean cuatrocientos metros de muro de piedra que componen el perímetro de lo que en su día fue un gran monasterio budista, el primero de todos en Mongolia. Empotrados en su espesor se disponen 108 estupas sepulcrales. El recinto ha sufrido muchas incursiones y destrucción; desde los chinos en el s. XVII a los comunistas en el s. XX. Hoy en día languidece como museo y albergando una pequeña comunidad de monjes. Únicamente se conserva el muro perimetral y algunos pocos templos.
Murallas y estupas del monasterio |
Descansando un poco |
Dentro del monasterio la verdad es que no queda gran cosa. Algún templo en pie y que están restaurando pero poco más. Nos realizan una visita guiada para los cuatro en ingles. No hay nadie más por el entorno. La guía nos va contando un poco la historia del monasterio, de sus templos y del significado de las esculturas y pinturas budistas. En un momento dado se nos juntan otros dos turista al grupo. Cuando hacemos el saludo de rigor nos damos cuenta que el "jelow" que nos dicen nos suena muy familiar. Le contesto en castellano y el chico se queda sorprendido. Nos pregunta de dónde somos y le decimos que de Bilbao. No da crédito a sus ojos. Ellos también son de la misma ciudad. Entamblamos conversación y nos enteramos que van a recorrerse Mongolia en las próximas cuatro semanas de vacaciones. Hablamos un poco de esto y aquello y nos despedimos. Vamos en direcciones contrarias.
Un buda en el interior de un templo |
Gers budista |
Seguimos visitando el monasterio y entramos en un edificio en el cual está rezando la comunidad que vive allí. Son un puñado de monje adultos y media docena de novicios. Intentamos hablar con los más jóvenes pero no nos entiende nada. ¡Una pena!
Novicios budista |
Fuera, a las puertas del lugar, los vendedores de recuerdos ya tienen
montados sus puestos. Echamos un vistazo pero no compramos nada. Justo
antes de irnos aparece un par de autobuses de turistas que inundan los
puestos.
Detalle del tejado de un templo |
Nuestro guía nos lleva al otro lado de la ciudad, a lo alto de una loma para observar el cauce del ancho río que pasa por el lugar y los barrios periféricos.
Contemplando la estupa sobre la colina |
Monumento al Imperio Mongol histórico |
Gers diseminados por la estepa |
Manzanas de los barrios periféricos de Kharkhorin |
Ha llegado la hora de comer por lo que nos dirigimos a una fonda cercana a un colegio. ¡Oh, que sorpresa!, de nuevo cordero para comer. Esta vez es una especie de sopa con rabo de oveja y pasta rellena de cordero.
Va siendo hora de nuestra próximo destino: "Mini Gobi". Nuestra
intención es realizar una caminata a caballo, un paseito por las dunas
de arena y volver a
experimentar el dormir en un gers en la estepa bajo un manto de
estrellas.
Nos ponemos en camino de nuevo y tras dos horas de viaje llegamos a nuestro destino. El paisaje se torna árido. La poca hierba que queda de la estación seca desaparece en este lugar. A cambio aparecen pequeñas matas secas y arena, sobre todo mucha arena.
Remontamos un riachuelo no más ancho de sesenta u ochenta centímetros. La hierba no crece más allá de cincuenta centímetros del cauce. Me sorprende ver aves en este hábitat tan inhóspito. Nuestro guía mete la furgo por dunas, riachuelos o lo que sea. No hay un camino definido para llegar a nuestro destino. ¡Qué gozada de conducción! Pasamos por varios gers desperdigados por el camino antes de llegar al nuestro.
Los dueños tienen una manada de caballos escuálidos. No sé qué podrán comer en esta tierra. Nos comentan que los rebaños de cabras, ovejas y vacas están al otro lado de las montañas donde los pastos son más abundantes.
Nos ponemos en camino de nuevo y tras dos horas de viaje llegamos a nuestro destino. El paisaje se torna árido. La poca hierba que queda de la estación seca desaparece en este lugar. A cambio aparecen pequeñas matas secas y arena, sobre todo mucha arena.
Matas secas y arena. Compañeras de viaje |
Remontamos un riachuelo no más ancho de sesenta u ochenta centímetros. La hierba no crece más allá de cincuenta centímetros del cauce. Me sorprende ver aves en este hábitat tan inhóspito. Nuestro guía mete la furgo por dunas, riachuelos o lo que sea. No hay un camino definido para llegar a nuestro destino. ¡Qué gozada de conducción! Pasamos por varios gers desperdigados por el camino antes de llegar al nuestro.
Gers que encontramos por el camino |
Los dueños tienen una manada de caballos escuálidos. No sé qué podrán comer en esta tierra. Nos comentan que los rebaños de cabras, ovejas y vacas están al otro lado de las montañas donde los pastos son más abundantes.
Manada de caballos |
Nos montamos en los caballos que nos tienen preparados y nos damos un paseito hasta las dunas. No nos hacen mucho caso a no ser que el guía esté encima de ellos. Estos caballos son más pequeños que los nuestros. Es más fácil montar y el paso es más cómodo. ¡Pensar que con estos animales conquistaron medio mundo! El caballo de Rafa es más vago que el resto y varias veces se sienta mientras vamos caminando. ¡Imaginaros las risas que nos echamos!
Paseito por el desierto |
Cuando llegamos hasta la duna nos apeamos de los caballos y subimos hasta la cima. Cuesta un poco pero al final alcanzamos el vértice. El guía nos dice que podemos tirarnos por la ladera. Nos comenta que hay gente que lo hace con todoterrenos. Después de dudar un momento no nos lo pensamos más y nos lanzamos. ¡Qué rato de reírnos! Luego nos tendremos que quitar las zapatillas y calcetines para eliminar toda la arena que nos ha entrado.
Nuestro guía en el "Mini Gobi" |
Duna del "Mini-Gobi" |
Haciendo saltos desde la duna |
Aunque parezca mentira a nuestro regreso a la base vimos que en esa tierra árida había vida. Encontramos un pequeño lagarto tomando el sol.
Reptil del desierto |
Una vez que llegamos a los gers nos apeamos de los caballos, nos ponemos más cómodos y vamos a pasear por el desierto.
Gers donde dormiremos |
Caminamos algo más de una hora remontando el riachuelo hasta un grupo de gers que más bien parecen un camping. Por el camino podemos observar multitud de aves: garzas, gansos, ... Por la noche incluso aparecerán las liebres (o conejos). Vemos llegar un coche a toda velocidad por esos caminos. Para a nuestra altura y resulta ser nuestro anterior guía, aquel al que se le rompió la caja de cambios del todoterreno. Transporta a una pareja de franceses que van a dormir cerca nuestro.
Ave acuática buscando comida |
Agrupación de gers |
Riachuelo cruzando el "Mini-Gobi" |
Anochecer en el desierto NTL - 532 |
La dueña de la yurta nos enciende la estufa con ramas y boñigas de caballo y nos deja madera para que vayamos echando poco a poco. Pasados unos quince minutos nos traen la cena: pasta con carne de oveja y té. Antes de acostarnos añadimos más leña al fuego: la noche va a ser fría. Ya llevo un tiempo despierto por culpa del perro. Se está tirando toda la noche ladrando. Supongo que debido a los conejos que estaban merodeando antes. Me entran ganas de orinar y vuelvo a salir. La noche es aún más fría que la anterior pero el cielo es espectacular. No hay ningún tipo de contaminación lumínica debido a que estamos a muchísimos kilómetros de algún núcleo urbano. ¡Qué pena no tener a mano un trípode!
A la mañana siguiente nos levantamos prontito para regresar a UB, en
torno a los ocho. Nos quedan por delante cinco horas de viaje. El guía
nos dice que la dueña del lugar viene con nosotros a la ciudad. No
ponemos objeción. Nos hace gracia cuando la vemos salir de su gers. Va
muy bien vestida y peinada. Nada que ver con cómo iba el día anterior,
que llevaba ropa de campo. Se pasa todo el viaje hablando con el guía, el cual asiente continuamente y de vez en cuando sonríe ante algún
comentario que le hace.
A medio camino paramos de nuevo en el establecimiento de comidas del otro día. Esta vez hemos tenido suerte y no le han puesto multa. Comemos muy pronto, en torno a las diez y media u once de la mañana. El local está a rebosar, lleno de lugareños que van y vienen. Las vestimentas de los hombres son de lo más curiosas: desde las casacas llenas de color hasta las botas de montar.
Lugareños a la hora de comer |
Antes de llegar a UB le comentamos al chófer que nos gustaría parar en el supermercado del extrarradio del otro día y comprar algo de vodka mongol para llevarnos a España. Nos indica cuál es el mejor. Compramos unas cuantas botellas de medio litro del Chinguis Gold. Al entrar de nuevo en la capital nos encontramos con el atasco en el mismo lugar del otro día, en la única rotonda de la ciudad. Cuando logramos superarlo dejamos a la señora que nos acompaña y a eso de las dos o dos y media llegamos al guesthouse. Nos dan otras habitaciones diferentes a las del primer día. Nos damos una ducha muuuy larga antes de echarnos otra vez a patear las calles.
Como todavía es pronto visitamos el Museo Nacional de Mongola. Repartidas por todas las salas podemos ver desde piezas arqueológicas del Neolítico a la etapa Postcomunista, pasando como no, por la etapa de mayor esplendor y orgullo de Mongolia: el Imperio Mongol Genghis Khan. La verdad es que es un museo muy completo. Nos gusta mucho. No nos da tiempo de visitar el de Ciencias Naturales, que posee multitud de los más grandes esqueletos de dinosaurios del mundo. ¡Una pena!
Se nos ocurre pasar por un pequeño mercado que vimos el otro día, a un par de calles más allá, para ver si vemos algún recuerdito que comprar. No vemos nada interesante pero con el calor que hace nos metemos en un bar y nos tomamos un par de cervezas cada uno. Tenemos que ir pensando en ir a cenar y que no nos pase lo del otro día. Nos decidimos por un restaurante a la brasa. Pedimos carne de oveja y vaca con sus correspondientes cervezas. Nos la podemos hacer nosotros mismos sobre unas brasas que nos colocan en el centro de nuestra mesa. Nos adjuntan cuatro cuencos con diferentes salsa. La cena no es nada del otro mundo pero no ha estado mal. Cuando estamos acabando de cenar los chicos que están en la mesa de al lado nos preguntan de dónde somos y que narices hacemos en Mongolia tan lejos de nuestra casa. Nos echamos a reír y entablamos conversación con ellos. Nos invitan a tomar vodka a su mesa. Tomamos un par de chupitos ya que no nos queremos liar ya que al día siguiente hay que madrugar para coger el tren para Beijing. En cierto momento uno de ellos nos dice a ver si no queremos fumar un porro pero le decimos que no es lo nuestro. Nos da un poco de mala espina. Yo creo que nos quería vender algo más. Nos despedimos y nos vamos a dormir.
DÍAS 14-15 (03-04/05/2012). TREN UB - BEIJING
Como el jueves es el único día de la semana que sale el tren hacia Beijing todo el mundo madruga y desde las cinco de la mañana todas las duchas están ocupadas. Hay que esperar un buen rato hasta que podemos entrar. Recogemos nuestros bultos y seguido nos llevan en taxi a la estación, ya que el tren parte a las siete y cuarto de la mañana. En los vagones ya se puede observar como el porcentaje de turista aumenta exponencialmente. Los responsables de los vagones vuelven a ser más serios y menos amables que los mongoles, aunque mucho mejor que los rusos.
Vagón del transmongoliano |
Recorrer los 1200 km de distancia que separan UB y Beijing nos lleva más de jornada y media. Durante el día lo único que observamos a través de las ventanas del vagón es la estepa y el desierto a medida que nos acercamos a la frontera. Los gers cada vez empiezan a ser más escasos y distantes unos de otros. Esta zona está escasamente poblada. Los caballos, los camellos y las cabras están famélicos. Nos dedicamos a jugar al parchís, leer un rato y charlar. Gastamos los últimos billetes de la moneda mongola en el vagón restaurante tomando unas cervecitas.
Por la noche llegamos a la frontera: Zamyn-Üüd (Mongolia) y Erlian (China). Vuelta al protocolo de revisión de visas y pasaportes. En la parte mongola no nos ponen excesivos problemas. Sin embargo, en la parte china son bastante más estrictos. El mayor engorro son las cuatro o cinco horas que pasamos en las cocheras de la estación de Erlian. Esto es debido a que el ancho de vía entre Mongolia y China es diferente y tienen que cambiar los bogies a todos los vagones (en nuestro caso unos quince). Esto es debido a que los chinos tenían miedo a que los rusos les invadiesen. Una vez finalizado el proceso nos dirigimos a la estación y nos damos una vuelta hasta que nos cambian la locomotora. La primera impresión que nos llevamos es la cantidad de luz que hay. El contraste con Mongolia es significativo, donde apenas las estaciones están iluminadas. Se ven por doquier grandes letreros de neón con no se sabe qué significado.
Nave donde se cambian los "bogies" |
A partir de este momento el intentar descifrar los caracteres de escritura chinos es ya más complicado, por no decir imposible. Por suerte, desde los Juego Olímpicos del 2008 se han colocado muchísimos letreros en bilingüe: chino-inglés.
Nos ponemos en ruta rumbo a Beijing. Cenamos algo de lo que nos queda: quesitos y pan, junto con alguna lata de atún. Echamos unas últimas partiditas al parchís y nos acostamos.
Cuando nos despertamos a la mañana siguiente el paisaje ha cambiado radicalmente. Hemos dejado atrás el desierto del Gobi y ahora nos adentramos en una zona montañosa que nos acompañará hasta prácticamente las puertas de Beijing.
Pequeño pueblo junto a las vías |
China sí que es un país de contrastes. Te gustará o no, pero no te dejará indiferente. A lo largo del trayecto que nos llevará al fin de nuestra aventura podemos observar como unos agricultores están labrando con una pala, otros con un arado con animales de tiro o incluso algunos con tractor. Todo esto en un mismo pueblo. También observamos cómo se transporta el carbón en grandes convoyes ferroviarios, en camión o incluso en un carrito tirado por un hombre. ¡Las diferencias son abismales!
Agricultores chinos preparando la tierra para la siembra |
China está creciendo a pasos agigantados. Se ven grúas de construcción por doquier. Lo que hace unos pocos años eran aldeas hoy en día son megápolis con mayor número de rascacielos que Madrid.
Construcción de ciudades |
Como contraste a todas estas edificaciones ultramodernas podemos observar grupo de edificaciones modulares con instalaciones solares térmicas en los tejados para calentar el agua corriente y pequeños lugares de descanso y meditación diseminados por el cresterío de las montañas y algún que otro recinto murado de épocas pasadas.
Recinto murado cerca de Beijing
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Casas modulares en las aproximaciones de Beijing |
Lugares de descanso y meditación diseminados por el cresterío |
El dragón asiático devora todo lo que ve a su paso. Vemos acerías con infinidad de Hornos Altos. Otras no sabemos muy bien que manufacturan, pero dan pánico por sus dimensiones. Podemos comprobar como una fábrica posee hasta seis chimeneas y dieciséis torres de refrigeración: ¡una locura!
Fábrica con seis chimeneas y dieciséis torres de refrigeración |
Cerca ya de Beijing atravesamos infinidad de túneles, creo que más de treinta. Una vez superada la zona montañosa empezamos a observar los primeros suburbios de Beijing. Nos quedamos pegados a la ventanilla. Devolvemos mantas, sábanas y demás a los responsables del vagón. Veinte minutos más tarde llegamos a la Estación Central de Trenes de Beijing (Beijing Railway Station - Linea 2 del metro). En la misma estación en la que también parten los trenes de alta velocidad. ¡Son espectaculares!
Mapa del metro de Beijing
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DÍAS 15-16 (04-05/05/2012). ESTANCIA EN BEIJING
Lo primero que necesitamos conseguir son yuanes por lo que vamos a un cajero automático de la misma estación y sacamos dinero para poder comprar los billetes de metro. La estación se encuentra en la plaza misma. No tenemos ningún problema en sacar el billete. Es posible seleccionar el idioma en la máquina expendedora, la cual tiene un interface muy intuitivo. De nuevo tenemos que pasar la mochilas por el escáner. Esto nos sucederá en todas las estaciones del metro de la ciudad. El aspecto del metro de Beijing es fascinante, moderno, amplio, aunque atestado de gente. Tienen pantallas de información y publicidad en todas partes, dentro y fuera de los vagones. Incluso proyectan imágenes en los túneles desde unas cámaras en el exterior del vagón.
Haciendo cola para sacar los billetes del metro |
Para ir al hotel nos tenemos que bajar en la parada de Wangfujing (línea 1). Como no estamos muy seguros de donde se encuentra el hotel preguntamos en la calle, aunque solo unos policías nos indican la dirección adecuada. Un poco más allí una chica nos ve con el plano y nos pregunta qué dirección buscamos. Muy amablemente nos lleva hasta el hotel y nos entrega su tarjeta de visita, es operadora turística. Hemos reservado una noche en el Days Inn Forbidden City porque está muy céntrica y cercano de todo lo que tenemos pensado visitar en el poco tiempo que vamos a estar en Beijing y no podemos perderlo en el transporte. El hotel está genial: moderno, limpio y muy acogedor. Es un pequeño homenaje que nos damos después de todos estos días de viaje.
Mapa de ubicación del hotel Days Inn Forbidden City
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Plano de Beijing |
Tras una reconfortante ducha en un baño espectacular para lo que hemos estado acostumbrados en este viaje nos vamos a patear las calles. Como el alojamiento se encuentra al lado de la Ciudad Prohibida llegamos a la Plaza de Tiananmen en cinco minutos.
Mujer hablando por el móvil en un pequeño parque aledaño a la Ciudad Prohibida |
Al igual que sucediese en Moscú y UB prácticamente no existen semáforos para peatones ni pasos de cebra. Hay que jugarse la vida cruzando las calles a todo correr o buscar el paso subterráneo más cercano. Las carreteras están llenas de coches de alta gama, autobuses a rebosar de pasajeros, bicicletas y de las cada vez más populares motocicletas eléctricas.
Intenso tráfico en los alrededores de la Paza Tiananmen |
Museo de Historia de China situado al este de la plaza Tiananmen |
La plaza de Tiananmen está rodeada de grandes avenidas y solo se puede acceder a ella mediante subterráneos, los cuales están tomados por la policía y ejército. Además están dotados de escáneres antiexplosivos. El tamaño de la plaza es descomunal. No en vano es la plaza más grande del mundo. Los edificos que la rodean son algunos de los más importantes de la ciudad: al este el Museo Nacional de China, al oeste la Gran Palacio del Pueblo, al sur el mausoleo de Mao y al norte la Ciudad Prohibida.
Alrededores de Tiananmen tomada por la policía |
Panorámica de Tiananmen |
En torno a ella se concentran multitud de turistas, sobretodo chinos. Nos sacamos las fotos de rigor tanto en la plaza como con la imagen de Mao a nuestras espaldas. En la parte sur de la plaza se ubican las típicas esculturas de la revolución comunista.
Monumento a la revolución popular china |
Los edificios cercanos a esta zona también son mastodónticos. En la parte sur de la plaza se encuentra una de las antiguas entradas a la ciudad, la puerta de Zhengyangmen. Estaba formada por una doble puerta unida por una muralla. Las torres que forman las puertas son espectaculares, con sus tejados al estilo oriental. Hoy en día esa muralla ha desaparecido para dejar paso a una gran avenida por la que circulan decenas de miles de coches al día. Al otro lado se encuentra una calle comercial de recién construcción, aunque los edificios tienen decoración estilo imperial del siglo XIX.
Puerta de Zhengyangmen |
Atardecer en Beijing |
Una vez se sale de las calles principales el paisaje cambia radicalmente. Del orden y pulcritud institucional se pasa al típico caos, ruidos y olores característicos de los barrios chinos a los que estamos acostumbrados en occidente. Callejeando te encuentras cualquier cosa; unos se dedican a la venta ambulante de verduras y hortalizas, otros están preparando la comida para luego vendérsela a la gente que pasa por ahí, otros se dedican a aposta a juegos de mesa y otros simplemente dejan las horas pasar.
Mercado de verduras y hortalizas callejero |
Calles secundarias de Beijing |
Contraste: de los vehículos de alta gama a las bicicletas |
Lo que también es muy curioso es el sistema que poseen para que haya un cierto orden y no se cuele la gente en las paradas de autobuses. Se disponen unas vallas de tal forma que la gente tiene que pasar en zigzag hasta llegar al autobús.
Esperando al autobús |
No pensamos que nos vamos a encontrar muchos músicos callejeros por el centro de la ciudad pero estamos equivocados. En los pasos subterráneos podemos disfrutar de la música occidental de unos muchachos, mientras que muy cerca, en el exterior, se encuentra un anciano ciego cantando y tocando un instrumento tradicional chino similar a un violín pero que sólo tiene dos cuerdas y se toca verticalmente.
Músicos callejeros tocando en el subterráneo |
Algo más al sur se encuentra una calle peatonal llena de tiendas, y turistas. Se puede encontrar desde las marcas más prestigiosas del mercado a otras como Zara, desde joyerías a supermercados, sin que falten los restaurantes chinos. Como atracción tienen un tranvía que va y viene de un extremo al otro de la calle.
Calle comercial |
Poco a poco nos vamos acercando a nuestro último destino del día, el parque del Templo del Cielo. Este lugar le servía al emperador como centro de ceremonias para realizar los sacrificios y rezos al cielo y antepasados durante el solsticio de invierno. Caminamos unos quince o veinte minutos hasta que llegamos a la puerta del parque. Nos damos cuenta que en Beijing hay que pagar siempre por entrar a este tipo de parques. La población local tiene una tarjeta por lo que no necesita pasar por la taquilla.
Plano del Templo del Cielo |
Entrada al parque del Templo del Cielo. Al fondo lugar donde nos tomaremos un piscolabis antes de cenar. |
Nos vamos acercando al punto donde se encuentra esta maravillosa estructura. Por el camino vemos como la gente pasa la tarde tocando música, practicando taichi, bailes de salón o simplemente paseando. Cuando llegamos a la puerta del templo están cerrando y no nos dejan pasar. Les pedimos que nos dejen sacar una sola foto pero no quieren. Insistimos y al final nos dicen que si les pagamos algo nos dejan. Nos damos la vuelta y nos vamos.
No todas las rosas son iguales |
Templo del Cielo |
Se va haciendo de noche y el parque es inmenso. Existe una línea azul en el suelo que indica cómo salir del recinto. Nos viene muy bien porque de noche el tema se complica un poco.
¿Qué rosa se cuida más? |
Una vez en el exterior del recinto nos apetece tomar una cervecita y comer algo. Justo enfrente de la puerta norte del parque vemos que hay unos cuantos establecimientos de bebida y comida. Cruzamos la calle y le preguntamos a un hombre cúanto cuestan los "pinchos morunos" estilo pequinés que está haciendo. Solo habla chino y el resto de la gente que se encuentra alrededor también. Tras varios intentos al final terminamos entendiéndonos con señas. Comemos diez minipinchos cada uno con una cerveza por un precio ridículo (menos de dos euros): ¡Nos saben a gloria!
Ya es noche cerrada. Vamos volviendo poco a poco hacia la zona de Tiananmen y nos paramos a cenar en un restaurante de la calle de tiendas por la que habíamos pasado antes. La comida tiene muy buena pinta. No se parece en nada a la comida china que vemos en España. Yo elijo pato pequinés que está riquísimo. El reto está en saber utilizar los palillos puesto que no hay otro tipo de cubiertos. Los de la mesa de al lado se ríen cada vez que ven nuestra torpeza con los muy puñeteros. Tras degustar un poco de la cultura culinaria pequinesa nos retiramos al hotel y nos acostamos con la intención de al día siguiente irnos a ver la Gran Muralla China.
Nos levantamos prontito para intentar aprovechar el día a tope ya que por la noche tenemos que coger el vuelo de vuelta para Moscú. Lo primero que hacemos es el check out del hotel y pedirles que nos guarden las maletas hasta las ocho o nueve de la noche. Seguidamente le preguntamos a la recepcionista cual es la mejor manera de ir a ver la Gran Muralla China en bus. Nos indica que lo primero que tenemos que hacer es coger la línea 2 del metro hasta la estación de JiShuiTan y allí coger el bus número 919. Así que nos dirigimos a la estación de Tiananmen Este para coger el suburbano. Nos damos cuenta de que la estación está abarrotada de gente. No sé si será porque es sábado o porque es la hora punta. Nos metemos como podemos en el vagón y me coloco al lado de dos jóvenes chinas que, por supuesto, hablaban en chino. Se nos oye en todo el vagón venga a reírnos y hablar a nuestro volumen. Los chinos no hablan mucho ni alto. En un momento dado veo que una de ellas pronuncia la palabra "spanish" (No sé si en inglés y en chino se pronuncia parecido). Me hace gracia y las contesto en ingles que sí, que somos de España. Se me quedan mirando atónitas por haberlas contestado. No se habían dado cuenta que las había entendido y que estaban hablando de nosotros. Se echan a reír.
Estación de metro abarrotada de gente |
Una vez que llegamos a nuestra estación de destino salimos al exterior y buscamos la estación de autobuses. Nos damos cuenta que el concepto que tenemos nosotros de Estación de Autobuses no tienen nada que ver con el chino. La zona de buses es un área que se va perdiendo en la lejanía, nunca termina. Está totalmente abarrotado de gente. Cada número de línea tiene unos ocho o diez autobuses esperando a salir según se van llenando. Preguntamos a un empleado de la estación donde se encuentra nuestro número y nos indica que sigamos recto. Andamos bastante hasta que encontramos el autobús 919.
Disposición de los autobuses a lo largo de la calle |
Todo el mundo que se encuentra en la zona es chino. No vemos ningún turista. Un hombre se nos acerca y nos pregunta a ver donde queremos ir. Le decimos que a la Gran Muralla y nos dice que es mejor que cojamos el autobús 877 que se encuentra un poco más allí. Le damos las gracias y nos vamos a hacer la cola de la otra parada. El lugar está a rebosar. Parece ser que hoy todos los chinos tienen fiesta y se van de excursión. Nos encontramos con el dispositivo anticolas. Vamos poco a poco acercándonos a la puerta del bus. Los autobuses se llenan a toda velocidad. Una vez que ya no caben más gente parten y se empieza a llenar el siguiente, que se encuentra detrás y así sucesivamente. El pago se hace dentro del bus a la "pica".
Justo al lado de donde hemos subido al bus se encuentra la monumetal puerta de Deshengmen (Puerta
del triunfo virtuoso). Esta era la entrada norte de la muralla de la antigua ciudad de Beijing. Hoy en día la zona de Deshengmen es el nodo principal de transporte del norte de Beijing, donde fluye el tráfico del segundo anillo de circunvalación que se dirige a la autopista que lleva a Badaling.
Dentro del bus nos damos cuenta que los únicos extranjeros somos nosotros. La gente nos mira con curiosidad. Estamos sentados al fondo y la pareja que está junto a nosotros tienen una niña de unos cuatro o cinco años que no nos dejará de mirar y sonreír durante todo el viaje. Partimos hacia Badaling, uno de los mejores sitios para visitar de las murallas, el cual se encuentra a unos sesenta kilómetros de distancia. Debe ser la zona relación distancia/tamaño más atractiva para viajar desde Beijing. Lo primero que nos damos cuenta es el tráfico tan bestial que hay en el centro de la ciudad. Los coches son en su gran mayoría de alta gama.
Densidad de tráfico en el centro de la ciudad, al fondo la puerta de Deshengmen |
Hay infinidad de rascacielos. Alguno de ellos verdaderamente bonitos, de diseño. Se nota que en este país hay mucho, pero que mucho dinero.
Torre de diseño en el centro de Beijing |
Una vez que conseguimos salir del atasco y de haber pasado por el sexto anillo de circunvalación el viaje se hace más fluido y ameno. El compañero del chófer coge el micrófono y empieza a narrar en chino algo que suponemos que está relacionado con la historia de la muralla porque la gente empieza a mirar hacia uno y otro lado. A lo lejos, en el cresterio de las montañas, se empiezan a ver murallas y almenas.
Fragmentos de la Gran Muralla de camino a nuestro destino |
Cuando llegamos le preguntamos al guía del autobús a ver cómo va el tema de la vuelta. No conseguimos sacar nada en claro y decidimos resolverlo más tarde.
Intentando aclararnos con el guía chino |
El autobús nos deja unos 300-400 metros más abajo de las taquillas. Hay que andar un trecho hasta llegar a nuestro destino pasando por comercios que te venden de todo: desde fruta a camisetas "made in china".
Zona comercial antes de llegar a las taquillas |
Cuando llegamos a la entrada tenemos que hacer un buen rato de cola. Está atestado de gente, sobre todo chinos, esperando conseguir su ticket. En medio de la plaza ondea una gran bandera china y en el aire flotan miles de pelusillas que sueltan las plantas por ser primavera. Hay tantas que llegan a ser un poco incordiantes.
Bandera china ondeando a los pies de la muralla |
Cuando conseguimos las entradas pasamos por unos detectores de explosivos y ya podemos empezar nuestra visita a uno de los monumentos más bellos que hasta ahora haya visto. Lo primero que nos llama la atención, aparte de lo grandioso de la construcción, es la cantidad de gente que hay visitándola en la zona derecha. Hay lugares donde está completamente saturado. No puede pasar ni un alfiler. Decidimos caminar hacia la izquierda que parece que hay menos gente.
Muralla totalmente colapsada por visitantes |
Zona izquierda de la muralla con menos visitantes |
¡Simplemente es espectacular! La construcción es grandiosa, algo que solo podrían hacer los chinos. Se ve a lo lejos como la muralla sigue y sigue. Lo único que interrumpe su silueta son las torres de vigilancia intercaladas de vez en cuando.
Panorámica de la Gran Muralla China |
El camino es un rompepiernas: un continuo subir y bajar, adaptándose a la orografía del lugar. Hay zonas en las que cuesta verdadero esfuerzo caminar. La pendiente es cercana a los 30-45º.
Inclinación de la calzada |
¡Cuidado! |
Tras un buen rato paseando por las murallas y sacándole chispas a la máquina de fotos de tanto "afotar" decidimos volvernos a Beijing para una nueva visita: La Ciudad Prohibida.
Volvemos a la zona donde nos dejó el autobús y no tenemos ningún problema en encontrar el de vuelta. Es el mismo número, el 877. La parada está llena de gente. Hacemos la cola y sin problemas volvemos a la ciudad. El tráfico es mucho más fluido que esta mañana. Buscando la parada de metro pasamos por diferentes puestos callejeros de alimentos y bebidas. En uno de ellos volvemos a ver los mini "pinchos morunos" que tanto nos gustaron la noche anterior. Todavía es pronto para comer, en otra ocasión.
Puesto callejero de comida en las inmediaciones de la parada de bus |
Tomamos el metro en la misma estación de JiShuiTan y nos dirigimos a Tiananamen Oeste para visitar la famosa Ciudad Prohibida.
Entrada a la Ciudad Prohibida bajo la imagen de Mao |
Ya desde el primer momento nos damos cuenta que esto va a ser otra grandiosa maravilla como ya nos tienen acostumbrados los chinos. Está abarrotado de gente. Hay mucho visitante local pero aquí se empieza a notar un porcentaje de occidentales superior al que hemos venido viendo hasta ahora. Cuando compramos las entradas y nos dan el plano del recinto nos quedamos asombrados del tamaño que tiene el complejo.
Plano de la Ciudad Prohibida |
Plaza de entrada al complejo |
Los recintos están llenos de militares, algo habitual en todas las atracciones turísticas que hemos visitado hasta el momento en China, y sobre todo en esta parte de la ciudad.
Policía paseando por el recinto interior |
El complejo consta de multitud de plazas y sucesivos recintos. Paseas por el primer recinto, rodeas el edificio donde se encuentra un trono y accedes al siguiente nivel. Así sucesivamente hasta llegar a la zona más íntima del complejo. Al final, ya muy cerca de la puerta norte se encuentra el Jardín Imperial. Toda la ciudad está circunvalada por un foso bastante ancho.
Típico tejado del complejo |
Impresionante recinto del Salón de la Armonía Suprema |
El lugar es muy hermoso pero no sé si es por el calor intenso que hace (35º C) o por la cantidad de gente que está visitándolo me acabo agobiando un poco. Además, el agua que llevamos no es suficiente.
Turistas chinos y sus acompañantes las sombrillas |
Interior de unos de los recintos del emperador |
Edificio secundario del complejo con rascacielos modernos al fondo |
Vistas de otros pabellones en el parque Jing Shan que se encuentra al norte del recinto |
Ya un poco cansados de tanta visita y del ajetreado día que estamos llevando pasamos a ver la última parte del tour: los Palacios Occidentales. Es una zona de la ciudad en la que vivían tradicionalmente las concubinas del emperador. Hoy en día son edificios-museo donde se pueden apreciar el modo de vida del último emperador. Aprovechamos para sentarnos a la sombra y descansar.
Escultura de un Pavo Real dentro de los Palacios Occidentales |
Cuando decidimos dar por finalizada la visita serán en torno a las cuatro de la tarde y todavía no hemos comido. Nos metemos en un restaurante cercano para beber, comer algo y sobre todo descansar un rato. Volvemos a degustar unos platos chinos que no tiene nada que ver con lo que se puede ver en España en cualquier restaurante chino. Otra vez con el problema de los palillos, aunque estos tienen trampa, está unidos por un extremo por lo que es más fácil hacer la pinza. Observo cómo comen y qué platos están degustando el resto de los clientes. ¡Son tan distintos a nosotros!
Cuando acabamos de comer estamos bastante recuperados. El agotamiento parece que se ha reducido y hemos repuesto fuerzas con la comida. Rafa y Txemi deciden ir de compras y Alfredo y yo nos vamos a visitar el parque Jing Shan. La tarde ya está avanzada y el sol empieza a caer poco a poco sobre Beijing. Tal vez sea una buena oportunidad para sacar alguna foto.
En este parque también tenemos que pagar una pequeña entrada. Al igual que vimos en el Parque del Templo del Cielo la gente local se dedica a caminar, tocar instrumentos musicales, taichí, etc. El recinto tiene una zona central bastante elevada sobre el resto del paisaje. Esto es debido a que se acumuló aquí toda la tierra que se sacó del foso cuando se construyó en la Ciudad Prohibida. Subimos a lo alto del parque con la esperanza de poder tener una buena panorámica del entorno.
Desperdigados por la ladera del montículo se encuentran varios pabellones que permiten tener una visión de 360º de gran parte de la ciudad. El momento es fantástico. Un montón de aficionados a la fotografía están preparando cámaras y trípodes para intentar captar una puesta de sol que promete. ¡Por segunda vez en este viaje me acuerdo de haberme olvidado el trípode en casa!
Torre noreste de la Ciudad Prohibida |
Puesta de sol sobre el parque Bei Hai, al oeste de la Ciudad Prohibida |
Puesta de sol sobre el parque Bei Hai, al oeste de la Ciudad Prohibida |
Torres del Tambor y de la Campana al norte de la Ciudad Prohibida |
Panorámica de la zona norte de la ciudad desde lo alto del parque Jing Shan
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El día se acaba (y el viaje) |
Pintura de dragones enfrentados en uno de los pabellones |
Tarde de sábado en familia |
Estela con caracteres chinos en el parque Jing Shan
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Hemos quedado con Rafa y Txemi para reencontrarnos a las nueve en el hotel. Como hemos salido del parque un poco antes de lo previsto decidimos pasarnos por la calle comercial por excelencia de la zona: Wangfujing. Según nos vamos acercando desaparecen las últimas luces del día. Al llegar al lugar nos volvemos a quedar atónitos. Las luces de las pantallas de publicidad iluminan toda la calle. Por todas partes hay gente comprando. Es un festival del consumismo. Se entremezclan las tiendas de las mejores firmas internacionales con las de recuerdos de todo a cien. ¡Simplemente espectacular! Los precio también son para que se nos queden los ojos como platos. Las prendas son más caras que en España. Según nos habían comentado Beijing no es una ciudad barata para ir de compras precisamente. Para ello es mejor ir a Shangai o Hong Kong.
Zona comercial de la calle Wangfujing |
Cuando por fin nos juntamos con Rafa y Txemi vamos a recoger las maletas al hotel y tomamos el metro para dirigirnos al aeropuerto. Primero tenemos que tomar la línea 2 e ir hasta la estación de Dong Zhi Men. Allí debemos bajarnos, pagar de nuevo un billete y tomar el tren "Airport Express" que se dirige hasta las terminales 1, 2 y 3. El trayecto en un tren que va a toda velocidad dura en tono a media hora. Tenemos que bajarnos en la estación de la terminal 2, por lo que no deberemos bajarnos en la primera parada del aeropuerto, ya que esta es para la terminal 3.
Llegaremos al aeropuerto eso de las diez de la noche. Tenemos que esperar unas cuantas horas ya que nuestro vuelo sale a las dos y media de la madrugada. Ese tiempo lo dedicamos básicamente a asearnos y leer un rato. Cuando abren las ventanillas de la compañía Aeroflot nos dirigimos para allí con intención de facturar. Casi toda la gente que está haciendo cola son rusos. Van repletos de maletas: unos con juguetes, otros con ropa que han comprado en Beijing para hacer negocio de vuelta a casa,.... Haciendo la cola nos damos cuenta que las azafata de tierra es una estúpida. Le pone pegas a todo el mundo que pasa. En los otros mostradores no observamos tantos problemas. Y como no, cuando llega nuestro turno nos retiene los pasaportes aludiendo que las visas están pintadas y que no se pueden pintar. ¡Todas las visas tienen marcar de bolígrafo de los funcionarios de turnos con los que nos hemos topado desde el principio del viaje! Se lo intentamos explicar y no nos hace caso. Además nos dice que la visa para salir de Rusia termina ese mismo día. Le explicamos que es un vuelo de conexión pero no hay manera. Le pasa los pasaportes a un funcionario ruso y nos quedamos esperando a que nos digan algo. Tras veinte minutos viene el ruso y le explicamos como va todo y le mostramos nuestros billetes de vuelta a Bilbao vía Bruselas. Al final nos devuelve los pasaportes y hacemos de nuevo cola para facturar. ¡Esta gente se cree que nos queremos quedar en su país! Nada más lejos de nuestra intención. Cuando alcanzamos de nuevo la ventanilla la azafata nos pide disculpas. Menos mal que no sabía castellano porque la insultamos todo lo que pudimos y más. Este será el único mal trago del viaje.
DÍA 17 (06/05/2012). VUELTA A BILBAO
El avión sale puntual y a las seis y media de la mañana, hora rusa, aterrizamos en la terminal 2 del aeropuerto de Sheremétievo. Como el avión de vuelta no sale hasta las cuatro de la tarde y tenemos que cambiar de aeropuerto nos vamos a pasar la mañana a Moscú. Tomamos el bus 551 que se encuentra nada más salir de la terminal. Nos llevará hasta la parada de metro de Teatralnaya. ¡Cuál es nuestra sorpresa que todo el centro está vallado y tomado por el ejército y la policía! Es imposible pasar al otro lado sin coger el metro. No nos apetece ir con las mochilas de un lado para otro. Tras volvernos a hacer pasar las mochilas por el escáner cogemos el metro y nos vamos hasta la parada de Domodedovskaya, la zona donde sale el bus par el aeropuerto de Domodedovo.
Menos mal que vamos con tiempo al aeropuerto ya que ese domingo hay un tráfico bestial y el atasco se hace interminable. Lo que debería habernos llevado unos veinte minutos al final se convierte en más de una hora. Facturamos sin problemas y el avión sale puntual para Bruselas.
Llegamos a Bélgica a la hora prevista, en torno a las seis de la tarde. El enlace para Bilbao sale a las nueve de la noche sin problemas. Llegamos a Bilbao dos horas más tarde y por fin, media hora después estamos en nuestro hogar.
EPÍLOGO
Este ha sido un viaje diferente en muchos aspectos al resto que he realizado en mi vida. Desde las dificultades iniciales que tuvimos para organizar el viaje como por el viaje en sí mismo. Esta aventura no terminó en el momento en que aterrizó el avión de vuelta a Bilbao. Este viaje todavía continua. Para muestra este blog. He disfrutado mucho escribiéndolo porque a la vez he vuelto a viajar lejos, muy lejos.
Es en parte un homenaje a todas aquellas personas que antes que yo han escrito y siguen escribiendo sus vivencias para compartirlas y ayudarnos al resto a realizar las nuestras. También gracias Marquitos por animarme a realizar este humilde blog y... ¡Anímate a hacer el viaje de tu vida!
Ocaso desde la ventanilla del avión de vuelta a casa |
Continuará? Tal vez, no lo sé, pero me despido con una sonrisa y dejando un puerta entreabierta.